Francisco Serrano, en una imagen de archivo.
Francisco Serrano, en una imagen de archivo.

Si hace poco más de un año nos hubiesen dicho que el líder de la ultraderecha en las elecciones andaluzas, el juez Francisco Serrano, estaría a un paso de pasar del estrado presidencial de la sala de vistas al banquillo de los acusados no hubiésemos terminado de salir de nuestra sorpresa por mucho tiempo a pesar de que su trayectoria profesional y sus sentencias disparatadas, que habían llamado ya la atención del Consejo General del Poder Judicial, apuntaran a una personalidad cuya cara oculta podía esconder más pecados que virtudes si es que estas últimas alguna vez hubiesen existido.

El golpe definitivo en esta particular versión de la Caída de los Dioses lo acaba de asestar la Fiscalía del Tribunal Supremo de Andalucía que es la competente dada la condición de aforado de este pretendido destructor de chiringuitos que había construido el suyo propio con su empresa Bio Wood Niebla con el que se había apropiado de dos millones y medio de euros de dinero público que nunca tuvo otra finalidad que la de financiar sus propias necesidades vitales y al parecer también la de su socio. Todo ello, claro está, con la presunción de inocencia debida que poco ha importado a los miembros de la Fiscalía andaluza para solicitar la imputación del otrora azote judicial de la igualdad y también de las víctimas de la violencia de género.

Serrano ha venido a confirmar ese arquetipo tan característico de los políticos corruptos de la derecha y la extrema derecha que se ha venido en denominar el Dr. Jekyll y Mister Hydecuyo modelo mediático más sonado fue el popular madrileño Francisco Granados, pieza nuclear de la Púnica madrileña, y que pocos días antes de ser sorprendido con las manos en la masa impartía doctrina sobre ética y lucha contra la corrupción por la numerosas tertulias televisivas por las que pasaba, poco antes de que algunos millones de euros tomaran la decisión de salir del armario, del de sus padres claro está, y donde presuntamente, según la versión paternal, los habían dejado unos operarios de unos grandes almacenes que habían ido a realizar unas reformas. Desde aquel día, infructuosamente, cientos de miles de españoles han realizado encargos a la misma empresa por si les toca la primitiva del armario pero siempre con resultado infructuoso.

Serrano, que podía haber salido a hombros por la puerta grande del Parlamento Andaluz camino de los despachos de la Fiscalía, ha decidido sin embargo, en otra espectacular demostración de ética personal y política, permanecer en la sede de la soberanía andaluza refugiándose en los chiqueros del grupo de diputados nos adscritos intentando con ello recubrirse del aforamiento que le corresponde como miembro de la Cámara Andaluza tan criticado por él y sus correligionarios hasta el día antes de triste suceso que le embarga. Otra lección más de indignidad de esta extrema derecha que encaja a la perfección en la magnífica metáfora bíblica: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!". Mateo, 23

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