La activista medioambiental Greta Thunberg, en una imagen de su cuenta de Twitter.
La activista medioambiental Greta Thunberg, en una imagen de su cuenta de Twitter.

La joven activista Greta Thunberg ha manifestado su deseo de viajar a España para estar presente en la Cumbre de Clima de la ONU que finalmente se celebrará en Madrid. Thunberg que se encuentra en Estados Unidos donde participó el pasado septiembre en la Cumbre de Acción Climática de Naciones Unidas busca la forma de viajar hasta España con el propósito antes señalado. Ese anuncio de la joven activista sueca ha despertado a la bestia de la derecha española que encarna como nadie el propio Jose María Aznar, que corto ni perezoso le ha recriminado su activismo recordándole que donde debería estar es en la escuela.

La réplica del expresidente Aznar al deseo manifestado por la joven Greta pone de manifiesto, una vez más y sin tapujos, el auténtico pensamiento de la derecha global sobre el cambio climático, lejos ya de las anécdotas y chascarrillos del primo de Rajoy. El desprecio hacia la sostenibilidad y el desarrollo de energías renovables, que la derecha española explicitó de manera clara con el llamado “impuesto al sol”, no deja de ser una constante del pensamiento político más conservador  personalizado en Aznar y publicitado en sus dos manifestaciones en la arena política, Abascal y Casado.

Quizás hubiera sido más coherente que el Jose María Aznar, el señor X de esta derecha dual, hubiera lanzado esa misma reprimenda hacia su cachorro político y heredero en la presidencia del Partido Popular, que no es otro que el masterizado Pablo Casado. Este y no Greta sí que debiera haber estado en la escuela, en su caso en la Universidad donde obtuvo un máster como premio a sus ausencias reiteradas en un claro caso de tráfico de influencias  y connivencias políticas que han sentado cátedra en el mundo universitario madrileño.

Tal vez la recomendación de Aznar debiera haberse dirigido también a la expresidenta madrileña Cristina Cifuentes. Otro caso probado de las mismas prácticas que cuestionaron al señor Casado pocos meses antes. Cifuentes también obtuvo su correspondiente máster sin haber ido a la escuela por la vía de la notoriedad política e institucional. También es verdad que ella no sobrevivió al escándalo político-académico al contrario que su compañero de partido quizás porque las cremas las carga el fuego amigo.

Y es que el absentismo escolar que Aznar pretende corregir en la persona de Greta Thunberg se ha convertido en una cuestión genética en el Partido Popular. El último caso, también como los anteriores con la Universidad Rey Juan Carlos como telón de fondo, es el del líder del Partido Popular en Aragón, el señor Beamonte que ha conseguido acabar la carrera de Derecho después de treinta y cinco años, haciendo verdad la máxima de que “el que la sigue la consigue”, sólo es cuestión de tiempo y de encontrar la universidad adecuada. Total sólo le convalidaron cuarenta y cinco asignaturas…

No resulta difícil entender el enfado de Aznar con la joven Greta, primero porque Greta no goza de la eximente de ser una militante cualificada del Partido Popular para su desgracia académica, y en segundo lugar porque Aznar sabe bien que ir a clase es importante para triunfar en la vida, que se lo digan si no a Juan Villalonga que de compañero de pupitre pasó a ser presidente de Telefónica y millonario de por vida. Ay querida Greta, la que te estás perdiendo por no atender los consejos de Aznar y seguir luchando por molinos de viento.

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