Alberto Núñez Feijóo, líder del PP.
Alberto Núñez Feijóo, líder del PP.

Ese es el estado intelectual de la derecha española que se desliza a la deriva por el proceloso mar de la política española actual. Parece que el origen de todos sus males se sitúa en el fracaso electoral del pasado 23J, ese mismo resultado que los oráculos demoscópicos afines consideraban suficiente para formar Gobierno con el apoyo de la extrema derecha en la misma línea de lo ocurrido pocos días antes en bastantes comunidades autónomas y cientos de ayuntamientos por todo el territorio nacional.

Y fiel reflejo de ese estado mental de la derecha es el de su propio líder, o quizás el orden de los factores sea el contrario y es Feijóo el que ha contagiado a su prole política. Sus comportamientos, los del señor Feijóo, desde que entró en shock una vez conocidos los resultados electorales y escuchó desde el balcón de Génova cómo la militancia allí congregada coreaba el nombre de la señora Ayuso, han sido poco acordes con la coherencia intelectual y la práctica política que dichos resultados aconsejaban.

Desde que el Partido Popular despertó de la pesadilla en la que lo había sumido la voluntad popular libremente expresada en las urnas reclamó para su líder, por boca de su ángel bueno, Sémper, y su ángel malo, Bendodo, el derecho a que el rey le nombrara candidato a la investidura, a sabiendas de que las matemáticas parlamentarias ni en la más remota de sus posibilidades le concedía el más mínimo porcentaje de éxito. Y por si fuera poco demandaron a la presidencia del Congreso el plazo de un mes para la celebración de la sesión de investidura, un tiempo inútil para sus pretensiones y precioso para la necesidad de estabilidad de la política española en tiempos donde en cada esquina del camino se nos aparece un inicio de crisis mundial.

Que Feijóo es un líder sonado ha quedado más que demostrado a lo largo de ese mes y aún más en los días posteriores, cuando ha intentado convertir en éxito el fracaso de su investidura. Las hemerotecas se han llenado a un ritmo frenético de entrevistas y declaraciones del líder popular que en buena parte pueden explicar el comportamiento frenopático del que sus huestes más fanáticas vienen haciendo gala, empezando por los autodenominados periodistas modelo Negre.

Y la musa, inspiradora pero también promotora, de ese sector no es otra que la presidenta Ayuso, capaz de provocar que presuntos moderados como Sémper y otros distinguidos miembros de la insigne dirección de Feijóo hayan radicalizado sus mensajes en un intento vano de ocultar el aura de la política madrileña, Da igual que se trate de los presuntos bebés víctimas de la violencia terrorista de Hamás, de reuniones inventadas con el independentismo catalán, lo que realmente importa a estos líderes y lideresas no es otra cosa que el ruido, como en la canción de Sabina, ruido, mucho ruido y al final la soledad.

Y para rematar la semana loca de las huestes populares llegó el día de la Fiesta Nacional, donde el abucheo a los presidentes socialistas de la nación se han convertido ya en una costumbre, como los aplausos a la cabra de la Legión, y todo, abucheos y aplausos, protagonizados por los mismos, el reducto más reaccionario del Partido Popular y la extrema derecha, fieles a su cita con la historia cada 12 de octubre debilitando la fiesta nacional con su comportamiento grotesco llegando en su paroxismo a utilizar el nombre de un terrorista etarra, lo dicho, como una regadera.

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