Cayetana, Bendodo y la vuelta al cole

Bendodo, esa suerte de principillo valiente a medio camino entre charlatán de feria y matón del patio del recreo, nos ha demostrado una vez más que es posible sorber y soplar al mismo tiempo

Bendodo, en rueda de prensa. FOTO: JUNTA
Bendodo, en rueda de prensa. FOTO: JUNTA

La semana que acaba ha sido frenética para quienes se ocupan de la información política. Nadie podía imaginar que en el ecuador del mes de agosto, tradicionalmente inhábil para esos menesteres, las llamadas serpientes de verano fuesen víboras envenenadas dispuestas a envenenar un descanso veraniego bastante alterado ya por la propia pandemia que padecemos desde hace meses.

Todo comenzaba el lunes de buena mañana cuando los ecos de la entrevista de Cayetana Álvarez de Toledo en El País aún resonaban por Génova 13 y un buen número de sedes regionales del Partido Popular. Cayetana había montado otro lío de esos que sólo ella puede organizar y las alarmas habían saltado entre los llamados “moderados” del Partido. Lo que se vendió como un gesto de autoridad de Casado, la destitución de Cayetana como Portavoz Parlamentaria del Grupo Popular en el Congreso, ha resultado al final obra propia de la mismísima Álvarez de Toledo que le habría manifestado su incompatibilidad con la forma de dirigir el partido del Presidente popular, o lo que es lo mismo, que a ella no la habían echado sino que se había ido porque no aguantaba a Casado.

Sin lugar a dudas genio y figura hasta su sepultura política la de esta señora de la que el 30 de mayo en este mismo espacio escribí que habitaba esa zona oscura que sirve de frontera entre la derecha extrema y la extrema derecha que acaba de convertirla en oscuro objeto de admiración intentando pescar en el rio revuelto en el que Casado ha convertido al Partido Popular. Y ni los supuestos moderados populares han podido librarse de la airada Cayetana que dice no comprender como pueden gobernar con Vox quienes le acusan de radical. Se ha abierto una nueva vía de agua en el cayuco de Casado que puede provocar el naufragio mientras navega a la deriva y sin rumbo fijo.

El relevo informativo de Cayetana lo tomó el truculento Elías Bendodo, el pequeño tahúr del Guadalhorce, al que sorprendieron fatigado y sudoroso mientras se subía al coche oficial tras abandonar el gimnasio donde desarrolla una parte, al parecer importante, de su vida privada. Y es que la regeneración de la política andaluza que acometieron PP y Ciudadanos tiene algunas lagunas éticas que en ocasiones parecen auténticos y gigantescos océanos en lo que a la distinción entre lo público y lo privado se refiere, y en eso el rey de las convocatorias de empleo express también ha demostrado ser el number one.

Bendodo, esa suerte de principillo valiente a medio camino entre charlatán de feria y matón del patio del recreo, nos ha demostrado esta semana una vez más que es posible sorber y soplar al mismo tiempo cuando de atacar al Gobierno de Sánchez se trata. El trece de agosto, imbuido de su pretendida y pretenciosa condición de hombre de Estado, anunciaba a bombo y platillo que el plan de la vuelta al cole de la Junta de Andalucía era imbatible por cualquier virus, ya fuese el Covid o el del Nilo, para aparecer cuarenta y ocho horas más tarde pidiendo la vuelta de Sánchez para conducir el retorno a las aulas. Y todo eso sin el más mínimo pudor o vergüenza, virtudes estas que al parecer no practica ni en el gimnasio ni en el coche oficial que lo recoge. Con personajes como este es fácil entender el pánico que provoca en padres, madres y profesorado el supuesto plan para la vuelta al cole en nuestra tierra que Dios quiera no se convierta en desmadre en las aulas.

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