Ay pena, penita pena

Alguien debiera decirle a Sánchez que para 2027 su tiempo ya habrá pasado y debiera corresponder a otro u otra, con mejor vista para elegir secretarios de Organización

14 de junio de 2025 a las 09:44h
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, dando explicaciones tras la marcha de Santos Cerdán.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, dando explicaciones tras la marcha de Santos Cerdán.

Resulta difícil referirse a los acontecimientos conocidos el pasado jueves, cuando se hizo público el sumario que instruye el juez Puente en el Tribunal Supremo, sin que un sentimiento de rabia e impotencia nuble la mente. Lo que el informe de la UCO aporta al sumario es realmente terrible y está asestando un nuevo golpe mortal a la confianza ciudadana y a la realidad democrática en la que nos desenvolvemos porque vuelve a poner sobre la mesa la corrupción de cargos público que en esta ocasión pertenecen al Partido Socialista.

Más allá de lo que uno piense en referencia al presunto principal responsable, Santos Cerdán, que como reza el refrán popular a cada cerdo le llega su San Martín y mis razones tengo para ello por haberme empujado irremediablemente a abandonar la militancia en el Partido Socialista, lo que se desprende de la transcripción de los audios entre Cerdán, Ábalos y Koldo, es de una crueldad terrible para el conjunto de la ciudadanía pero en especial para quienes hemos apoyado las candidaturas socialistas al Congreso y al Senado en las dos últimas contiendas electorales.

Lo que se conoce y lo que se intuye de ese particular patio de Monipodio en el que campa a sus anchas esta especie de Rinconete y Cortadillo del siglo XXI ha situado al Partido Socialista en uno de los momentos más difíciles de la última década solo comparable probablemente con aquellos otros hechos que llevaron a Felipe González a perder el Gobierno y a la organización a iniciar su particular travesía del desierto. Por tanto, tocaba actuar con contundencia y determinación y así se ha hecho en dos tiempos, en su momento con Ábalos y Koldo y en los últimos días con Cerdán, con una comparecencia de Sánchez en su versión Secretario General del Partido, en Ferraz y no en la Moncloa, y cuya estética y contenido parecieran diseñados por aquel trío de maestros de la copla española, Quintero, León y Quiroga, y que magistralmente interpretara la inolvidable Lola Flores: Ay pena, penita pena… 

Atrevido el intento de Sánchez de querer circunscribir la crisis al ámbito partidista intentando así desplegar una barrera anticontaminación en torno al Gobierno de coalición. Tarea sin duda encomiable por cuanto todo lo acontecido pone en riesgo un proyecto de izquierdas que ha venido consolidando derechos ciudadanos muy importantes y que han contado con la oposición de quienes pretenden convertirse en alternativa, los mismos que habían venido desplegando una política de comunicación donde los elementos ahora conocidos por todos parece que ya formaban parte, no se sabe por qué vía, del argumentario del Partido Popular y la extrema derecha.

Pero a pesar de la voluntad de Sánchez de continuar gobernando con los actuales apoyos la realidad probablemente va a imponer pruebas difíciles para ese objetivo aún teniendo en cuenta que Feijóo ha descartado de momento la moción de censura que está en su mano promover. Parece que el líder popular hubiera aprendido de aquella soberbia decisión de presentarse a la investidura tras las elecciones de 2023. Por lo tanto, corresponde a Sánchez y al Partido Socialista promover el instrumento que legitime la continuidad de un Gobierno tan necesario para España en estos momentos, y ese instrumento no es otro que la cuestión de confianza, un camino obligado si se quiere recuperar buena parte del apoyo ciudadano que en estos días se ha derrochado.

Y probablemente el tono de pena, penita mía, no era el más apropiado para lanzar propuestas de liderazgo para 2027, alguien debiera decirle a Sánchez que para entonces su tiempo ya habrá pasado y debiera corresponder a otro u otra, con mejor vista para elegir secretarios de Organización, liderar el Partido y la candidatura a presidir el Gobierno de España.

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