Rocío Arrabal, alcaldable por el PSOE en Algeciras.
Rocío Arrabal, alcaldable por el PSOE en Algeciras.

Para completar el análisis de las ocho ciudades grandes de nuestra provincia, las que pueden marcar en un buen porcentaje el color del gobierno de la Diputación Provincial, dirigimos hoy la mirada a las dos ciudades situadas en el Campo de Gibraltar, una comarca con características propias y quizás bastante alejadas de los comportamientos políticos habituales de las otras zonas más pobladas de la provincia.

En la vida ciudadana de Algeciras o La Línea hay elementos que le confieren una impronta diferenciada. En el caso de la primera de ellas, su condición de ciudad portuaria y fronteriza supone una mirada permanente a esa puerta de entrada de mercancías desde cualquier lugar del mundo, pero también de personas provenientes de la otra orilla. Todo ello ha contribuido a conjugar distintos modos de vida en un ejercicio permanente de convivencia rara vez roto.

En la última década, parece que el voto de la ciudadanía se hubiera hecho más conservador a tenor de los resultados, no sólo en elecciones municipales, sino también en generales y autonómicas, que la derecha y la extrema derecha han venido obteniendo. El actual alcalde acaba ahora su tercer mandato al frente del Ayuntamiento y aspira a renovar para los próximos cuatro años. Frente a Landaluce el Partido Socialista quiere recuperar un papel predominante en la vida municipal de Algeciras que se remonta al año 2011 con el final del mandato de Diego Sánchez Rull. No supo terminar bien el PSOE algecireño aquel periodo de rosas protagonizado por Tomás Herrera y Diego Sánchez y bien que lo ha pagado en las sucesivas convocatorias electorales.

Con estos mimbres debía hacer frente la nueva candidata socialista, la diputada andaluza Rocío Arrabal, al establishment de Landaluce que poco a poco ha ido adquiriendo un sentido posesivo sobre la institución. Pero he aquí que a finales del pasado año Landaluce cometió el error de pulsar el botón de la justicia, que viene a ser como el comodín del público para políticos que no soportan la crítica, y puso en marcha un boomerang que ha terminado volviéndose contra él mismo en forma de actuación de la Fiscalía del Tribual Supremo en lo que empieza a conocerse ya como el Caso Garancruz y que puede terminar poniendo plomo en las alas del político algecireño.

Y en La Línea el Partido Socialista parece no haber abandonado aquella travesía del desierto que se iniciaba hace ocho años y que llevó a poner en manos de Juan Chacón el patrimonio político de los socialistas linenses. Parece que hay voluntad de poner fin a tal despropósito y en ese sentido apunta la vuelta de Gemma Araujo como candidata para estas próximas elecciones municipales. Por lo pronto, el alcalde independiente de 100x100 La Línea ha tenido que recurrir ya a la amenaza de querella contra la candidata socialista, abandonado esa vida plácida a la que Chacón le tenía acostumbrado. Probablemente, la vuelta de Araujo no sea el bálsamo milagroso que los socialistas necesitan, tendría que haber existido un periodo de tiempo previo en el que la socialista linense más cualificada hubiera desarrollado una estrategia de oposición al alcalde Franco.

  De todas formas, la vuelta de Araujo es toda una declaración de intenciones y el ejemplo más claro de que el socialismo está de vuelta en La Línea y Franco deberá dejar de organizar juegos florales y ponerse las pilas.

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