Desde la generosidad

Foto Francisco Romero copia

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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Cuando creemos en las personas, cuando apostamos por ellas, vemos sus potencialidades y sus capacidades.

Cuando creemos en las personas, cuando apostamos por ellas, cuando las acompañamos en sus procesos vitales, vemos sus potencialidades y sus capacidades. Ya sea en el ámbito familiar, cuando arriesgamos por nuestros hijos, favoreciendo en mayor medida al que más lo necesita, por su salud o por lo que fuere porque no queremos que se nos quede rezagado respecto a nuestros otros hijos, estamos facilitando la igualdad.

Al igual que en el ámbito familiar, nos encontramos en la sociedad con personas que tienen menos recursos para salir adelante, ya sean recursos personales, económicos, profesionales, etc. Son por estas personas por las que tenemos que apostar, para que no se queden atrás, acompañándolas en sus procesos de vida con sus altibajos, idas y venidas, porque la vida no es algo lineal. Tenemos que aprovechar sus fortalezas y trabajar sus debilidades, porque no debemos aceptar la derrota, porque la vida es seguir luchando más y más.

Desde nuestra entidad, Cáritas, tenemos que plantearnos los acompañamientos personalizados, lo que a algunos nos sirve a otros no les viene bien para desarrollarse de forma integral, incidir en las motivaciones de cada uno siendo estas mismas las que nos van a hacer salir de nuestro área de confort y a partir de ahí ampliar nuestro círculo de relaciones personales, de nuevos aprendizajes, que nos llevarán a una apertura cada vez más grande y nos servirán para minimizar nuestros miedos.

El acompañamiento a las personas, algo tan ambiguo pero que desde mi humilde opinión pienso que es estar pendientes de los demás, es preocuparnos por ellos, estar y centrar nuestra atención en el transcurso de la vida, en los buenos y malos momentos, caminar juntos sin decidir por el otro, que es cada uno quien tiene que descubrir sus propias metas, y nuestra misión es estar ahí simplemente para apoyarles. En educación, se apuesta por el refuerzo positivo  favoreciendo la autoestima, la autonomía y el empoderamiento. Igualmente debemos trabajar, dotando de estas herramientas personales y profesionales que ayuden a la persona a salir de la exclusión en la que en ese momento se encuentra.

Desde que un participante llega a Cáritas, la puerta de entrada es la parroquia, donde se realiza la acogida, se le escucha y se valoran sus necesidades, detectando si requiere ayuda económica, apoyo en alimentos o en cuestiones de salud. A partir de aquí comienza el acompañamiento. Si se ve necesario complementar este trabajo con el de la trabajadora social de Cáritas, comenzamos las gestiones con una labor más profunda, coordinándonos con los servicios sociales y otras entidades que trabajan igualmente en lo social. Otra de nuestras acciones, además, puede ser invitar a esta persona a visitar el SEROL, nuestro servicio de orientación laboral, donde se le orientará laboralmente y si vemos conveniente se le propondrá para alguna formación y/o para intermediación laboral. Por supuesto esto es una breve exposición del recorrido que realiza una persona cuando llega a Cáritas, ni que decir tiene que este recorrido es muy amplio, complejo y que lleva tiempo dependiendo de cada uno.

Es una de nuestras funciones por tanto, impulsar el crecimiento integral tanto en el ámbito personal, profesional como en el comunitario. Debemos empezar por pequeñas acciones a nivel personal pero que a la vez sean significativas, ya que desde entidades como la nuestra, tenemos que hacer visible a las personas más desfavorecidas para que la sociedad tome conciencia de su situación. Debemos aportar pequeños granos de mostaza que si los mimamos y protegemos se convertirán en  grandes árboles con fuertes raíces, seamos esa tierra fértil que los empobrecidos necesitan para florecer. Animando a la promoción de la persona, trabajando con otras entidades porque no podemos ni debemos dar respuesta a todo, podemos crear redes que favorezcan el desarrollo comunitario y desde la generosidad de que otro mundo es posible conseguiremos nuestra finalidad, la Transformación Social.

Mila Díaz, coordinadora general de Cáritas Diocesana de Asidonia-Jerez.

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