La mascarilla de 'Juanele' Bravo, consejero de Hacienda: 'Inserte aquí su eslogan' o taparse la cara del sonrojo

Aprobados los presupuestos, PP y Cs llenan de flores a su consejero de Hacienda como si hubiera parado un penalti en la prórroga, pero en realidad buscan tapar la incómoda verdad: se aprobó porque se depende de Vox y nada más

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Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

Moreno Bonilla con Juan Bravo, responsable de Hacienda, en una foto de archivo. FOTO: Junta
Moreno Bonilla con Juan Bravo, responsable de Hacienda, en una foto de archivo. FOTO: Junta

El consejero de Hacienda andaluz, Juan Bravo, es un hombre relativamente joven, nacido en 1974 en Palma pero jiennense por adopción y que es hoy una de las apuestas de Moreno Bonilla en su Gobierno. No desde el principio, porque salió de suplente después de que el designado, Alberto García Valera, dimitiera a los 20 días de tomar posesión por problemas de salud. Funcionario del Cuerpo de Inspectores de Hacienda, licenciado en Derecho, que no economista, ha parido unas cuentas difíciles para Andalucía. Unas cuentas que se cambiaron en unas horas en la noche del miércoles para cerrar el apoyo de Vox y superar así el trámite parlamentario. Fue diputado por el PP en la última legislatura de Rajoy. Poco dado al evento público al comienzo de la legislatura, ha ido ganando peso, haciéndose su sitio, imponiendo sus recetas conservadoras frente al aperturismo de su homólogo de la Consejería de Economía, Rogelio Velasco, de Ciudadanos y favorable a una mayor inversión.

En parte, es cierto que Bravo ha tenido que tragar porque no cree en los incumplientos de déficit. Pero, en parte, es el ganador de unos presupuestos aprobados, el gran caballo de batalla de la Junta para 2020 de cara al público. Presume la Junta de ser el primer gobierno autonómico en aprobar sus cuentas. El problema es que no dice cómo. Cargándose una cadena de Canal Sur, o apoyando la caza y las escuelas taurinas, prioridades, entonces, en tiempos de pandemia. Estas cuentas son las más importantes de la legislatura porque, pase lo que pase, en 2022 podrá aguantar con ellas haya pandemia o proceso de recuperación. Unas cuentas que, obviamente, no se parecen a las de años anteriores, y que dan margen para reasignar fondos cuando lleguen de Europa con parada primero en Madrid. Bravo se ha llevado las felicitaciones de los suyos, e incluso de quienes no lo son. El popular ha entrado en la foto del círculo íntimo de la pandemia, entre los gestores reales, un privilegio que corresponde solo a presidente, vicepresidente, consejero de Presidencia (Bendodo, mano derecha de Bonilla), Jesús Aguirre, de Salud, y Bravo.

Esta pasada semana, exultante, se puso una mascarilla, en la imagen que acompaña a este artículo, donde se leía un hastag  donde se leía PresupuestosAnd21. La imagen resume que el Gobierno andaluz necesita aupar a Bravo para apagar la contestación de una parte de votantes que, siendo proclives al conservadurismo, afean a la Junta apoyarse exclusivamente en Vox. Ese votante existe porque así lo dejó claro Pablo Casado, presidente del PP, cuando le quitó el maquillaje a Abascal en su moción de censura. El PP andaluz, en cambio, hasta retiró un tuit que se unía a duras palabras. Equilibrios de poder o vergüenza torera, el centro del debate para la Junta es Bravo. Miren a mi consejero, no lo que hemos hecho. Eso no era una mascarilla, era un mupi, una valla en el campo, espacio reservado para su eslogan.

Juan Bravo no siempre ha sido Juan Bravo. Hubo un tiempo, revelaba en 2019 lacontradeJaén, que fue Juanele, portero del Jaén Fútbol Sala, equipo ahora que compite con los grandes en la Liga Nacional. Portero, de esos de gimnasia artística bajo los palos, de los que ponen la cara para evitar el gol. Más o menos es eso lo que ha hecho Bravo. Es el nuevo símbolo de la Junta, el hombre al que todos halagan. Y él sigue en esa línea. Esta semana, con su mascarilla, eso sí, cayó en un error, la de usar el verdadero escudo de la Junta, el de Hércules, que suena a PSOE como sonaba el doble arco y que el PP y Cs se ventilaron para imponer incluso insignias de estilo borbonescente que poco tienen que ver con los símbolos del Estatuto.

Juanele pone la cara. Mascarilla verderona. Es el nuevo rey de San Telmo, el que tiene que llevarse los aplausos para apagar los abucheos por hacer algo que ni siquiera Casado dice que haría hoy, pactar en Madrid con la ultraderecha o depender de ésta. Bravo por Bravo. Nuestro consejero. Nuestro portero. El que pone la cara. Quién sabe si debajo, de alguna forma, le atisba un cierto rubor. Quizás no. "Pa eso estamos".

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