Dar la vuelta a las encuestas en Andalucía

A río revuelto, quien no sepa identificar cada papeleta puede que recurra a la inconfundible vieja fiable: PSOE de Andalucía.

Ruiz-Boix y Sánchez, entre los carteles de Juan Espadas, candidato del PSOE Andalucía este 19J, en un encuentro en Montecastillo hace un mes
Ruiz-Boix y Sánchez, entre los carteles de Juan Espadas, candidato del PSOE Andalucía este 19J, en un encuentro en Montecastillo hace un mes MANU GARCÍA

Última semana de campaña de las andaluzas. Ayer fue el último día para publicar legalmente encuestas, ya que la ley electoral deja claro que está prohibido hacerlo durante los cinco días previos a las elecciones. Estas no es que sean muy favorables a la izquierda, lo que me recuerda a cierta parte de la histórica trama de Narcos: México. Allí, en las elecciones, a media tarde, se publicaba un avance con los resultados de quienes habían ido a votar durante la primera mitad del día. Miguel Ángel Félix Gallardo (narcotraficante protagonista interpretado por Diego Luna) llegó a un pacto con el PRI, el partido derechista que se encontraba entonces en el gobierno y que según las encuestas iba a ser barrido. A cambio de un buen trato de favor, Félix ideó y ejecutó un plan para que el PRI se mantuviese en el gobierno. Si manipulaba la publicación del avance de los resultados de la mañana (cosa que hizo con éxito), dándole una victoria aplastante al PRI, desincentivaría el voto de izquierdas de la segunda mitad del día. “Nadie quiere ir a votar por un perdedor” decía el narco.

Es inevitable pensar que unas encuestas tan pesimistas y grandes titulares como “Juanma Moreno logra una mayoría suficiente con gran trasvase de votos”, “El PP se dispara y se sitúa a solo dos escaños de la mayoría absoluta en Andalucía” o “El PP roza los 50 escaños en las elecciones andaluzas y el Gobierno en solitario” buscan este mismo efecto, desincentivar a toda persona de izquierdas para que no vaya a votar este domingo. Sin embargo, no se puede caer en este pesimismo y se deben recordar varias cosas.

Una encuesta no deja de ser una estimación estadística, que como toda estadística (especialmente las deportivas) puede fallar. Podría estar mal hecha, o simplemente no puede prever que finalmente medio millón de personas que no estaba previsto que votaran vayan en masa a votar por la izquierda. No en vano, el lema del PSOE es “Si votamos, ganamos”. No es difícil, si lo fuera, no existiría la expresión “darle la vuelta a las encuestas”. Tampoco sería la primera vez que el PSOE lo consigue. No me acuerdo quien comentaba el otro día que el PP tuvo que comerse con patatas todas las camisetas que hizo de Arenas Presidente cuando en las encuestas le daban los números.

Tengo la corazonada de que el PSOE va a sacar mínimo 35, y no el estancamiento de 33 que le dan las encuestas. Al igual de que también tengo fe de que Por Andalucía se coma a Adelante Andalucía y la ley D’Hondt no haga muchos estragos con todo ese voto inútil que no irá a ninguna parte. Puede incluso que, ante la confusión, el PSOE se lleve algo más. Con Andaluces Levantaos, ya serían tres partidos con nombres demasiado parecidos. A río revuelto, quien no sepa identificar cada papeleta puede que recurra a la inconfundible vieja fiable: PSOE de Andalucía.

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