Vox y Podemos

En España, Adolfo Suárez comenzó el trabajo lampedusiano con el fin de que todo cambiara para que todo siguiera igual

Santiago Abascal e Ione Belarra, líderes de Vox y Podemos, respectivamente.
31 de agosto de 2025 a las 08:56h

En España hay dos partidos coherentes: Vox y Podemos. Lo digo sobre la base de mis observaciones y teniendo en cuenta a los partidos estatales con presencia parlamentaria. Sin embargo, no es probable que ninguno gobierne y, si llegara ese momento, ninguno de los dos podría hacerlo en coherencia con sus idearios, dado que España sufriría de inmediato el castigo de su contexto geopolítico en forma de discriminaciones de la UE, amenazas de expulsión y hasta exclusión de organismos internacionales y fuga de inversiones, sobre todo en el caso de que gobernara Podemos.

La dictadura educada

La democracia es un sistema de dominio -dictadura educada, la llama el manoseado Foucault- pensada para dos partidos que no toquen el fondo de la cuestión: el dominio absoluto del mercado. Cuando lo ha necesitado, ante el avance comunista, el mercado se ha servido de los ancestros de Vox para que los libre del peligro. El Plan Marshall y el Estado de Bienestar surgieron en buena medida por miedo al comunismo, nos beneficiamos más de la existencia de la URSS quienes estábamos fuera del comunismo que quienes estaban dentro. 

Ahora ya no necesita el poder mercantil salvaje al fascismo ni nada parecido o que lo estimen parecido, como le ocurre a Vox. Una vez que desapareció la URSS y sus SS-20 dejaron de apuntarle, el mercado se creyó tan dueño de todo que sacó del cajón su verdadero rostro. Estimó que había ganado la guerra de la Historia, pero China tomó nota del derrumbe de la URSS y Rusia resucitó de la mano de Putin si bien aún no ha logrado la influencia que en su día tuvo la URSS. Además, han brotado los BRICS, todo esto parece el comienzo del final del dominio mercantil tradicional de Occidente, aunque yo creo que el capitalismo es tan dinámico que Europa volverá a ser lo que fue y también EEUU. 

Para eso deben evitar que partidos como Vox o Podemos lleguen a gobernar aplicando sus programas. Se necesitan tontos útiles, dos partidos que sean, como ya dije hace muchos años en mi libro Periodismo y pseudoperiodismo, uno, Huevo Duro (HUDU), otro, Huevo Pasado por Agua (HUPA), esto es, pasado por el Mercado. Variaciones sobre una misma base: el huevo. En EEUU el Partido Demócrata y el Republicano; en Inglaterra los liberales y los conservadores; en Francia liberales/conservadores contra socialdemócratas; en Italia, Democracia Cristiana contra un PCI vetado por USA y al final descafeinado. Es decir, se necesitaron partidos que “calienten pero no quemen” como decía la publicidad en los años 60 de aquellas estufas que se llamaban Butater. 

En España, Adolfo Suárez comenzó el trabajo lampedusiano con el fin de que todo cambiara para que todo siguiera igual. Los mismos poderes esenciales que llevaron a Franco a la victoria permanecieron en sus puestos y en sus quehaceres: Iglesia, grandes empresarios y banqueros, Ejército, Justicia, torturadores… Empezó la faena Suárez, la siguió Felipe González y la prosiguió Aznar.   

Ciudadanos inmisericordes

Como la Historia no había terminado, la cara miserable del humano provocó que los abusos de unos contra otros -permitidos por una corrupción general de los partidos huevonistas con personajes mediocres como Reagan, Craxi, ZP y Sánchez- siguieran, corregidos y aumentados. Todo ello produjo la crisis de los huevones y la necesaria aparición o reaparición del comunismo y la derecha robusta. Necesaria aparición porque admiro a Hegel cuando afirma que la Idea, es decir la Historia, crea aquello que necesita, por eso surgió Napoleón, por ejemplo, porque hacía falta una mano fuerte que extendiera el conocimiento de la Ilustración por toda Europa. Así pensaba el gran Hegel.  

Ahora todo se halla revuelto por obra y gracia de la evolución del humano, una evolución que ha llegado a una complejidad casi máxima con la sociedad digital y su Inteligencia Artificial (IA). Son cambios en la superficie, por el fondo la insolidaridad humana y la crueldad persisten, desde abajo hasta arriba. 

En la crisis de la vivienda tiene mucho que ver el gobierno, por supuesto. Pero hay millones de ciudadanos inmisericordes que mantienen viviendas cerradas todo el año menos en verano -en la costa mediterránea, sobre todo- mientras muchos otros carecen de un techo digno (deben ser inferiores, supongo). Y no es el gobierno quien coloca precios abusivos sino los ciudadanos, miles de euros por una casa o piso que valen la mitad, ¿quién ordena e implanta eso? El Mercado, afirman. ¿Quién es ese mandamás? No lo sabemos, el Mercado. Punto. A callar, agua y ajo, aguantarse y a joderse. La dictadura educada, otra vez. 

España es el país de los ladrillos, sigue siéndolo, y el país católico donde la gente se da golpes de pecho al tiempo que abusa cuanto puede del prójimo. A Dios rogando y con el mazo dando. La primera vez que fui a Cuba, a principios de los años 90, me sorprendí al comprobar cómo Fidel Castro y su revolución habían expropiado y convertido las grandes casas de la época capitalista en varias viviendas. De paso habían estropeado sus estéticas pero lo creyeron necesario.

Estaba en una dictadura comunista pero lo que hizo Castro, en este sentido, fue acorde con el Evangelio. Luego ya sé que aquello no ha funcionado y que todo el comunismo se ha ido a hacer gárgaras en todas partes. Hasta en Podemos puede que se haya ido a por uvas pero que la situación democrática actual es inadmisible también es cierto. 

No tenemos ni principios morales, ni éticos ni justicia, el orden actual es el desorden. Entonces no sólo han aparecido Vox y Podemos sino otros movimientos sociopolíticos en el mundo. El progreso conlleva miseria, la gente se está quedando sin memoria histórica, sin referencias, sin trabajos dignos y sin techo. Algo hay que hacer. ¿Lo podrían hacer Vox y Podemos? No. 

Agua y aceite

La gente tiene miedo al cambio, en el fondo se siente bien y prefiere malo conocido que bueno por conocer. Vox y Podemos no sólo significan posibles mejoras sino que, sobre todo, encierran una forma distinta de ver y comportarse en la vida. ¿Por qué fracasarían? Por la reacción internacional que habría contra ellos y por las relaciones entre ellos, ¿se imaginan a Vox en el gobierno y Podemos en la oposición o al revés? ¿Se imaginan cómo serían los inevitables enfrentamientos internos? España sería un país ingobernable, se precisa muchísima madurez democrática para respetarse mutuamente en función de lo que haya sido la voluntad popular. Las teorías de Vox y de Podemos son como el agua y el aceite.  

Por otra parte, Podemos ya nos ha demostrado que una cosa es lo que predica y otra lo que hace. Cuando Belarra afirma que hay que levantar una cadena de supermercados alternativos a los de Roig estaba hablando como una comunista. Ahora bien, venga, Belarra, tírate al ruedo del mercado, a ver si eres capaz de vencer a Mercadona que, por cierto, no tiene un nombre políticamente correcto: “mercado de la mujer”, machista. Cuando enfrenta a hombres con mujeres está siendo una reaccionaria. Hay mucho de supervivencia humana en ese comunismo. La famosa casa de lujo de Iglesias-Montero no la paga la ideología ni el trabajo en la calle, la está pagando la política, el erario público, en suma, no sé cómo andan los gastos de la pareja, pero supongo que la presencia de Irene Montero en el parlamento europeo posee primero una finalidad crematística de familia antes que empeños por cambiar el mundo. 

Ahora bien, oficialmente, Podemos se mantiene fiel a sus principios esenciales antisistema en sus textos y en sus palabras. Y no está dispuesto a gastar dinero en armamento con el cuento de que Putin es una amenaza. Por cierto, ¿qué pinta Alemania con la cantinela de la amenaza de Putin y la mili si no hace mucho estaba utilizando los gasoductos Nord Stream que construyó con el propio Putin, que han volado misteriosamente bajo las aguas marinas? ¿Quién los ha destruido? ¿Por qué los germanos primero colaboran con Putin y ahora es una amenaza? ¿Porque el ruso ha invadido Ucrania? No me hagan reír, antes había invadido otras zonas y eso no detuvo la colaboración.

El personal ya ha calado a Podemos, lo cual no anula que sea la única voz parlamentaria que clama en el desierto por un mundo en forma de comunismo. Un mundo que ya no existe y que va contra las tendencias innatas del humano. Vox es otra cosa. Lo que persigue es impregnar con su ética lo que hay, trabaja por una especie de capitalismo con rostro humano y cristiano, en cierta medida un regreso a la España en blanco y negro -corregida y actualizada- que muchos recuerdan con nostalgia y otros -los más jóvenes- la anhelan sin saberlo. 

Ninguno sería admitido por esa comunidad internacional que sigue aferrada a un mundo tecnificado sin contenido espiritual en el sentido amplio de la palabra. Sin memoria histórica, sin haber aprendido ni asimilado la sabiduría de los mayores a la vez que la aumentaba. El mundo para miles de millones de personas empieza cada día y consiste en dinero, entretenimiento y evasión. 

El humano no puede vivir eternamente así y esa es la fuerza de Vox y de todos los Vox del planeta. Ni siquiera el humano partidario aún de un PSOE en decadencia puede vivir así. El PSOE no es ya ni uno de los dos partidos del huevo, se mantiene apoyado en muletas de fuego, unos para seguir en sus poltronas, otros por ambición de llegar a alguna y casi todos por miedo a dar un paso atrás para luego andar dos adelante. Y se mantiene por necesidad de tener fe en algo aunque sea ficticio. Ellos lo saben.  

Por fortuna, aún no ha terminado la Historia, nos quedan muchos acontecimientos por vivir, uno de ellos, tener que ganarse la libertad o la no libertad o la menos libertad cuando la votemos. ¡Qué paradojas tan democráticas! La Historia nos enseña que cuando el Poder de los Negocios estima que los votantes se han equivocado rompe la baraja.