¿Nos despertará el poderío alfa?

Gran parte del planeta rechaza de plano el momento al que ha llegado la democracia, en especial en Europa y Estado Unidos

Una imagen de Donald Trump y Pedro Sánchez.
28 de septiembre de 2025 a las 09:19h

El otro día en la ONU Trump estuvo muy bien, por eso todo el mundo lo puso a parir. No estamos acostumbrados a que alguien deje a un lado la falsa modestia ni a que se utilice la ironía, si Trump habla así es porque no hay otro pistolero más rápido al oeste de Kansas ni de Texas. Y los que hay en el fondo simpatizan con él y viceversa.

Me llamó la atención la intervención de Vicente Vallés en Antena 3 TV. Después de atizarle a Sánchez y entorno -como suele ser habitual- la emprendió a golpes dialécticos con Trump en la ONU. No es que aportara argumentos contra lo que dijo Trump, era el tonito, las expresiones despectivas, las coletillas y el lenguaje no verbal el que delataba que el muchacho no simpatiza con Trump. Tampoco con Sánchez. Si no simpatiza ni con Trump ni con Sánchez significa que tampoco le caen bien Vox y el entorno progresista-derechoso nacionalista de Sánchez. Sólo nos queda el PP. ¿Iba de portavoz del PP el señor Vallés? ¿Como la COPE? 

Me parece que Vallés y muchos otros políticos, periodistas y pensadores saben perfectamente lo que está ocurriendo cada vez en mayor medida, pero no desean agarrar el toro por los cuernos. Y, ¿qué ocurre? ¿Qué representa Trump? ¿Por qué les dio más leña a sus teóricos aliados que a Putin, Xi Jinping o Netanyahu? Porque gran parte del planeta rechaza de plano el momento al que ha llegado la democracia, en especial en Europa y Estado Unidos. Estamos en el tiempo de los machos alfas, de los “salvadores”, de los que hablan sin pelos en la lengua y hay que agradecer esa forma de expresarse, al menos yo la agradezco en su justa medida, estoy harto de neopuritanos, de hipócritas y de paranoicos. 

No puedo por menos que sonreír cuando alguien habla con toda claridad y se le condena porque no dice lo que nos gustaría escuchar y como nos gustaría escucharlo. Me agrada que se me hable con claridad y tener la virtud de encajarlo, ahorra tiempo, no me gustan los sonrientes ni las puñaladas por la espalda ni tanto falso progresista como observo ni tanta falsa seguridad que denota lo contrario. Nos movemos en unos días en el que grandes líderes firmes y seguros -por el momento- no desean morir nunca y anhelan acaparar poder. ¿Para qué? Para dominar el mundo y recuperar esplendor pasado y raíces de las que se burla y critica el pijerío del “o sea”. Y millones de personas apoyan y apoyarán a las personas alfa. Otra cosa será el resultado final del asunto.  

No se trata, por tanto, de atacar por sistema a los “salvadores” sino, en todo caso, a quienes han permitido que lleguen a sus puestos. Lo fácil es la crítica y el desprecio a los machos que afirman sin rubor aquello que les parece conveniente y luego puede que se desdigan. Ese es su poder, hacen lo que quieren. Los demás somos unos lloricas, unas plañideras, no nos queda otra que el pataleo y vociferar en manifestaciones inútiles porque hay una gran parte de la población que está oculta, escondida contra su voluntad, harta de pensamientos débiles, que admira a los machos alfas -y a las hembras, por supuesto- a pesar de que no se atrevan a decirlo por miedo a que los tomen por tiranos y dictadores. 

Mucha gente, cada vez más, de las civilizaciones occidentales, no se siente segura, habrá que agarrar el rábano por las hojas. Son seres humanos que ven peligrar aquello por lo que se guían los seres vivos en general: la supervivencia y más en el sentido aristotélico de “la buena vida” o el concepto griego del ocio.

Para nosotros la “buena vida” es la vida de la abundancia, la de los ricachones, la de los que acumulan un capital que les permite vivir no sólo más allá de las necesidades, sino también más allá de tener que estar haciendo cuentas para gastar o no gastar. La “buena vida” es una vida abundante, rodeada de confort, incluso de lujos. Pero eso no es suficiente ni es lo que decía Aristóteles ni es el ocio griego, ambos, primero los griegos, hacían hincapié en que la buena vida es sentirse tranquilo en sociedad y conocerse a sí mismo, es el diálogo con nosotros mismos y con los semejantes pertenecientes o no a nuestra cultura. Es buscar el equilibrio emocional y racional, el entendimiento sobre bases ilustradas. 

La buena vida no es la tensión crónica por tener más y contagiar a todo un segmento social de empleados de alto standing que, a su vez, prolonga ese frenesí a toda la sociedad. La buena vida es prosperar y evolucionar desde la calma y la razón y no olvidar que el tener no es suficiente para llegar a ser. El dinero facilita mucho la vida, pero también provoca que llegue a ser necesaria una dosis diaria de una droga llamada ingresos, de la que alguien se convierte en adicto y seguidor insaciable de los rankings de la revista Forbes.        

La salvajada neoliberal que estaba esperando y que se consolidó poco a poco en el mundo tras la caída de la URSS, aliada con el pensamiento místico y débil de una izquierda desnortada y dividida hasta el extremo, han aportado una gran inseguridad al europeo y al occidental. Por ese gran agujero se han colado elementos que, aunque se definan progresistas, siembran inseguridad y han ido destruyendo valores ancestrales sin ofrecer nada a cambio. 

Sin descartar que la situación actual es una fase más de la evolución humana que tendrá una síntesis, el estado en el que nos desenvolvemos es de crisis y caos. Ambos factores han llegado por la irrupción de dos factores: la inmigración ilegal y amenazante y el deseo de colocar como normalidad lo que no lo es hasta llegar a implantar la ley del péndulo. Si eso lo unimos a la codicia y a la falta de empatía que mercaderes sin escrúpulos han desarrollado en las últimas décadas con la complicidad de una izquierda domesticada que ha llegado a parecerse a sectas religiosas caritativas en lugar de a una izquierda real, ya tenemos el origen de los machos y hembras alfa. 

Se ha calentado mucho el ambiente, es más, hierbe, Europa se va a tener que reencontrar y se lo va a tener que agradecer a Trump y a Xi Jinping e incluso a Putin y Netanyahu. Ahora empiezan a darse prisa quienes le han estado lamiendo el trasero y viviendo de los cuatro países que representan los mentados nombres. Europa lucía su pasado esplendoroso y dormía. Mientras, los demás inventaban; Europa sancionaba y sanciona con envidia a los nuevos amos tecnológicos socioempresariales del mundo mientras ellos inventaban y se apropiaban de todo.  

Ahora critica Europa a Trump al tiempo que se ha rendido a sus pies de nuevo con el tratado que firmó, en territorio externo a la UE, el presidente con esa representante del tapón pegado a la botella llamada Ursula von der Leyen. Ha sido un tratado con un señor que conduce a su país como el representante de una multinacional a la que desea dotar de notoriedad y dignidad, triunfe o no. Y como ni papá Trump ni el Tío Sam nos echan cuenta y no nos cantan una nana por la noche para que sigamos dormidos, nos enrabietamos y creemos que los molestamos los europeos reconociendo el estado palestino, nos ponemos chulos con Putin y con los coches eléctricos de Xi Jinping y condenamos a Netanyahu cuando el problema palestino-israelí estaba ahí desde finales de los años 40 del siglo XX.  

Cuando el ambiente se calienta tanto alguien debe dar el puñetazo en la mesa. Y lo están dando, veremos adónde nos llevan, el puñetazo ha llegado dada la debilidad de nuestra democracia que se ha convertido en un juego misionero caritativo, no político. Un juego peligroso que habla de derechos humanos para los demás mientras van menguando los derechos humanos de quienes se tiene más cerca. Un juego que permite a miles de los llamados vulnerables vivir sin trabajar gracias a los impuestos de los que doblan la cerviz, si es que no miente un reportaje de un medio de la llamada fachosfera de los bulos. 

Ya sé que hemos sido unos ladrones, unos colonizadores, eso es simplemente el humano en evolución, no una condena, no es para autoflagelarse y ahora declarar el pasado -empezando por el siglo XX- como algo demoníaco donde los matarifes éramos nosotros mismos. No se le pueden robar de tal manera las señas de identidad de un gran colectivo de personas sin que eso, añadido a todo lo demás, siente como una patada en las partes bajas. 

De estúpidos es condenar nuestra historia y nuestros valores para no levantar nada alternativo. ¿O es alternativo una flotilla por la libertad y contra el genocidio acompañada por un barco de guerra, algo que nos puede dar un gran disgusto si sucede un imprevisto? Hay muchos genocidios en el mundo, algunos sin sangre que duran ya un siglo o más y vivimos dentro de alguno de ellos sin rechistar, aguantando. Eso hasta que llega el macho-hembra alfa, dice las cosas claras y, cuando señala algo, millones de seres humanos dejan de mirarle el dedo para observar lo que señala. 

La estupidez está asolando Europa y parte de América, el resultado ha sido un rechazo a la democracia, todo forma parte de nuestra Historia, a ver qué nos está pasando, yo me limito a constatar mi opinión y ya sabemos por Clint Eastwood que, opinión, como culo, todos tenemos una. Lo que yo sé es lo que ya saben ustedes: en la Roma clásica, en tiempos de excesivo caos, el Senado buscaba un dictador que era perfectamente legal. Lo malo es que el dictador le cogía cariño al trono.