El fraude del pensamiento crítico

¿Estáis dispuestos a ejercer el pensamiento crítico? ¿A enfrentaros a él y controlarlo sin censurarlo? ¿O sólo vais a intentar destruirlo, empezando por este mismo artículo?

Alumnos durante un examen de la PAU.
15 de junio de 2025 a las 08:38h

Fraude: “Acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete”. La Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), antes EBAU, antes selectividad, en 2026 ya veremos, indica en sus intenciones evaluadoras: “Se pretenden evaluar aspectos como el pensamiento crítico y la madurez, con preguntas sobre casos prácticos para aplicar los conocimientos”. 

Una demagogia permanente

Excelente, el papel es muy sufrido y aguanta todo lo que le echen, ahora el pensamiento crítico. Sería estupendo si no fuera porque estamos ante un fraude contra los aspirantes a universitarios, una demagogia que lleva muchos años siendo utilizada por todos los gobiernos, sean del signo que sean. Y es que el pensamiento crítico siempre será tal si está acompañado por la libertad de expresión absoluta, por la libertad de crear y de investigar y todo eso no ha sufrido más que represión en la Historia y a nivel cotidiano. El pensamiento crítico, además, es inseparable del conocimiento que es la realidad interpretada y la realidad es aquello de lo que la gente escapa con mucha frecuencia. 

¿Qué es el pensamiento crítico? Hay montones de definiciones, de entre todas las que he conocido me quedo con ésta que es la que le aporto a mi alumnado: “El pensamiento crítico es esa maravillosa capacidad, tan humana y excepcional, tan necesaria y aprendible, que nos permite cuestionarnos las cosas establecidas por muy reales que parezcan, de no darlo todo por hecho y de analizar con profundidad y perspectiva lo que nos rodea, a nosotros o a las ideas que nos llegan”. Todo lo que no sea permitir, tolerar y encajar esta definición -también de manera crítica- es una “acción contraria a la verdad y a la rectitud”. 

Si te tomas al pie de la letra el significado del concepto “pensamiento crítico” y lo aplicas en tu vida diaria, ¿con qué te tropiezas? El rebelde de la cueva de Platón que se desató de su esclavitud y salió al exterior, primero se cegó con la luz de la realidad, luego se dio cuenta de que lo que le enseñaban en la cueva sólo era un reflejo de la verdad, es decir, una mentira. Cuando regresó dentro a decirle a sus colegas que estaban ciegos de tantas mentiras casi lo matan. 

Apliquemos el hecho a lo que vivimos. Si se te ocurre decir que el aborto es un derecho te llamarán asesino, si se te ocurre decir que el feminismo es reaccionario y que la inmigración no te gusta te aplicarán la cultura de la cancelación. Si cuestionas -no hace falta que lo niegues- el cambio climático eres de la fachosfera, si afirmas que no hay más que dos géneros vas listo, hasta si te confiesas ateo convencido aún hay quien desea llevarte al redil del paraíso perdido; si crees que el neoliberalismo es una ideología matarife es que eres un comunista y un idiota. En pocas palabras, es muy difícil lograr ser quien tú quieras ser, la masa y las autoridades siempre te tirarán abajo ya que supones un reto y un peligro para ambas. 

Un avance para la Humanidad

Sin embargo, gracias al pensamiento crítico ha avanzado la Humanidad. La masa va por un lado con sus dogmatismos, el pensamiento crítico, por otro. La masa utiliza eso que se llama ortodoxia de la ignorancia que tiene mucho que ver con el miedo a la libertad y cuando hablo de masa me refiero a personas que crean ser de derechas o de izquierdas.  

El miedo a la libertad de la masa de derechas consiste en agarrarse a unos imaginarios y el de la masa de izquierdas a otros. Los imaginarios son útiles para sobrevivir, indispensables, pero son eso, entelequias, mentiras, mitología, tabúes. Y todas estas supuestas fantasías precisas las coloca ante nosotros el pensamiento crítico que se convierte en una mosca cojonera rechazada por unos y por otros con diversas marcas de insecticidas. 

La verdad es revolucionaria, fuera de la masa hace frío y los grandes pensadores críticos que hicieron avanzar al conocimiento pasaron mucho frío porque los metieron en congeladores totalmente aislados, algunos aún siguen ahí, a otros los van encerrando en ellos. Por tanto, decirles a los jóvenes que les exigen pensamiento crítico es someterlos a un fraude. Menos si van a escalar hasta las élites y aún así ya veríamos. Aprobar de nuevo en la selectividad a más del 90 por ciento es decirle a la juventud que goza de pensamiento crítico, o sea, engañarla a ella y a toda la sociedad. 

Las élites están obligadas a usar el pensamiento crítico porque conducen el mundo y poseen la misión de que las masas no lo tengan en cuenta o lo tengan, pero controlado por las élites. Aun así, en el interior de las élites hay conflictos habituales de los que sabemos muy poco. También en ellas tiene límites el pensamiento crítico. Es una de las causas que provocan crisis mundiales: la inmadurez de las élites. Ahora lo podemos estar viendo en España con las empresas que, supuestamente, se prestan a pagar sobornos a políticos mediocres e impostores, hoy “progresistas”, ayer “conservadores” y “liberales”.  

Como el pensamiento crítico lleva a la madurez también es un fraude lo de la madurez. ¿Qué es la madurez? La capacidad de tomar decisiones aunque sean dolorosas para todos y para quien las toma; hacerse responsable de los actos cometidos. Todo ello exige el pensamiento crítico y como ese pensamiento es peligroso para la familia -sobre todo tradicional- y para el poder gubernamental y socioeconómico instituido, la madurez se queda en el estercolero o, como mínimo, guardada en un cajón. 

Debéis ser buenos y dóciles  

Por tanto, hijos míos que llegáis a la universidad, eso es lo que tenéis. Además, sabed que se os van a unir dos factores: uno, profesores que ya han sido “criados” en la ausencia o casi ausencia de pensamiento crítico y, dos, vuestra calidad de nativos educados por las pantallas que tienen muchísimo de positivo, justamente eso que es lo que menos consultáis, con diferencia, en favor del ocio y el entretenimiento en sus diversas formas. Vuestras mentes están siendo infantilizadas, lo contrario por tanto del pensamiento crítico que ofrece una felicidad dolorosa y hasta un reírse de todo y de todos, con educación y mesura. 

No creáis que soy un experto, me queda mucho que aprender del pensamiento crítico. Por ejemplo, no escribir esto, sumarme a las mentiras de las supuestas exigencias de la PAU y vivir de engañaros y de dominaros en nombre del progresismo y del pensamiento crítico. ¿Me explico? Es que los que procrean el fraude del pensamiento crítico han olvidado que el pensamiento crítico tampoco se libra de ser sometido al pensamiento crítico. Esto no lo quieren y por ahí llega otra vertiente del fraude al que llaman pensamiento crítico.    

Os lo diré con más claridad: si queréis tener futuro sed buenos y dóciles, eso significa que entendáis por pensamiento crítico una bagatela cerebral que sirva para vender más y mejor, que os olvidéis de vuestra vida, esto es, de la vida de la especie a la que pertenecéis, una vida que se llama Historia, y que os convirtáis en meros inventores del régimen consumista que da vueltas sobre sí mismo y crea ansiedades, estrés, depresiones y autodestrucciones físicas y psíquicas. Para distraeros y huir de esas desgracias tenéis la fiesta de Eurovisión o La Revuelta y el derecho a ser poderosos liliputienses mediante las redes sociales y derivaciones varias. 

Lucifer dijo “No”

Todo eso es seductor, pero está lejano del verdadero pensamiento crítico que empezó -imaginariamente- cuando el señor Lucifer le dijo “No” a Dios Todopoderoso, de ahí han brotado no sé cuántas miles de películas sobre exorcismos. Y cuando Eva sedujo a Adán para que agarrara la prohibida manzana del árbol del conocimiento. Y cuando Prometeo le entregó al humano el secreto del fuego. Todos pagaron muy caras sus osadías. Pero gracias a tales atrevimientos el conocimiento de nosotros mismos avanzó. La vida tiene sentido, claro que sí: consiste en el placer de conocerla mediante el pensamiento crítico, para, con el tiempo, morirse uno hasta que logremos la amortalidad, que la lograremos.   

En la realidad, el pensamiento crítico fue palpable cuando algunos filósofos presocráticos -que estudiaron en templos egipcios- afirmaron que todo está formado por partículas a las que llamaron átomos y que los dioses eran inventos. Estábamos en el siglo VII-VI antes de Cristo. En el siglo III a. de C. Aristarco de Samos teorizó sobre la teoría heliocéntrica, creía que la Tierra giraba en torno al Sol y que el Sol estaba quieto, al contrario de Ptolomeo que era partidario de lo geocéntrico en el siglo II d. de C., esto es, todo se mueve alrededor de la Tierra.

Al pobre Aristarco lo olvidaron, pero la prepotente deducción de Ptolomeo fue asimilada por el poder y ahí estuvo hasta el siglo XVI en que Copérnico y Galileo (siglo XVII) ejercieron a fondo el pensamiento crítico que es en cierta forma una lucha del ser humano por ser uno mismo y huir de lo imaginario con el dolor que conlleva eso. Es más cómodo seguir la corriente establecida y estar alienado por ella. 

Golpes al orgullo

El orgulloso ser humano que se creía el rey de la Creación fue golpeado por el pensamiento crítico una y otra vez y, en su mayoría, tuvo que salir corriendo a refugiarse de la formidable tormenta que es la realidad. Le dijeron que no vivía en un vehículo inmóvil llamado Tierra sino que la Tierra es una simple mota pequeña de polvo y que él es sólo polvo de estrellas, partículas y moléculas estructuradas. De rey de la Creación, nada de nada.

No era un rey ni un ser especial, sino producto de una evolución desde la no vida a la vida y encima con el accidente angustioso de tener consciencia de un inicio y de un final, algo muy desagradable, así que mejor agazaparse en lo mítico. Le aseguraron que su cerebro estaba estructurado y que en su interior se desarrollaba un combate entre diversas partes de ese lugar tan misterioso. Le informaron de que aquello que crea con ese cerebro llega a poseer su yo, su conciencia y su consciencia, que un pequeño aparato llamado móvil o celular manda en él, no es al revés, y que la sociedad de consumo lo lleva a la infelicidad, todo lo contrario de lo que le asegura dicha sociedad. 

Por fin, un filósofo le recordó que Dios había muerto, con lo cual nos veíamos obligados a crear montones de dioses para intentar cubrir ese enorme vacío, una medida asimismo engañosa porque Dios podría estar dentro del propio humano. 

El precio de pensar y de hablar

¿Qué les ocurrió a todos estos heréticos que llevaron el pensamiento crítico a sus últimas consecuencias? Hasta el siglo XX no se retractó la Iglesia por hacer lo que hizo con Galileo. Juan Pablo II pidió perdón, pero a Benedicto XVI no le pareció tan disparatada la sentencia a Galileo que lo obligaba a retractarse de su pensamiento. También tuvo que disculparse la Iglesia anglicana y la católica ante los descendientes de Darwin cuyas ideas aún se rechazan, por ejemplo, en algunos lugares del sur de Estados Unidos. 

Al margen de ser perseguido por los nazis, Freud fue repudiado por sus colegas científicos y por su cultura oficial judía, como Karl Marx. En nuestros días, Richard Dawkins y su teoría del gen egoísta aún se pone en tela de juicio sin saber siquiera en qué consiste. Montones de charlatanes y censores de todo pelaje se encargan de condenar al inexistente infierno todo lo que acabo de indicar. 

La Inteligencia Artificial (IA) despierta miedos de todas clases desde arriba hacia abajo y se habla de controlarla. Nadie va a controlar la pulsión creadora y exploradora que contiene en sus genes el ser humano. O te adaptas a este mundo y lo adaptas a ti o habrá que morir sin que para eso haya necesidad de que cese la respiración o de que el corazón deje de latir. Es la nueva selección natural. 

Hasta ahí está llegando la grandeza del pensamiento crítico. Y ahora, respondedme, si queréis, querido alumnado y querida ciudadanía: ¿estáis dispuestos a ejercer el pensamiento crítico? ¿A enfrentaros a él y controlarlo sin censurarlo? ¿O sólo vais a intentar destruirlo, empezando por este mismo artículo? Destruirlo también es pensamiento crítico, pero si se hace con el método del pensamiento crítico, no con invenciones, huidas, represiones, descalificaciones o violencias. Estamos condenados a existir, no lo olvidemos. La cuestión es sobrevivir en esa condena maravillosa o vivir en las nubes. Esto último no es existir, es estar, no ser.