annantalo_second_floor_low_520
annantalo_second_floor_low_520

Las escuelas de arte de Finlandia son el ejemplo de la revolución que puede suponer integrar el arte en la vida de los niños.

Reconozco que puede llegar a ser cansado encontrar continuas referencias a las excelencias del modelo educativo finlandés, a sus colegios como los mejores del mundo y a sus niños como los que más suerte tienen por crecer en ese ambiente formativo integral e ideal que los convertirá en personas felices. Pues vengo a insistir en el tema y a pesar de lo harta que yo misma pueda estar, cuando leo o me cuentan detalles de cómo se tratan allí las disciplinas artísticas no puedo más que declararles mi admiración más profunda (a veces acompañada de envidia de la mala) y entusiasmarme pensando que un día pudiéramos tener aquí un sistema parecido.

La primera diferencia del sistema educativo finlandés con respecto a otros es la puesta en valor de las disciplinas artísticas considerándolas fundamentales para el desarrollo integral de la persona. Es en esta larga tradición en educación de arte para niños en lo que Finlandia nos lleva mucha ventaja. En su momento los finlandeses apostaron por la educación integral en el arte conscientes de que este arte impacta en la totalidad del individuo, en el desarrollo del pensamiento, de la vida intelectual, de la creatividad, de la curiosidad… Contribuye a formar personas completas más allá de aquello a lo que vayan a dedicarse en el futuro. 

En Finlandia la educación artística se articula alrededor de tres escenarios principales: los colegios, los museos y las escuelas de arte. La situación “ideal” actual (aunque seguro que también con sus sombras) es el resultado de un camino largo, de muchos años de trabajo en los que han tenido un papel fundamental las escuelas de arte para niños y jóvenes. Más allá de la labor de los colegios, estos centros artísticos han resultado fundamentales en la revolución educativa finlandesa. 

“Una escuela de arte para niños y jóvenes es un instituto educativo cuya tarea es ofrecer la educación integral de arte que desarrolla la personalidad completa de los niños y jóvenes de 5 a 16 años, apoyar y ampliar la educación de arte ofrecida en jardines de infancia y escuela obligatoria, así como crear condiciones para la educación vocacional de las bellas artes y otras artes visuales.”. Sobre el papel pinta así de bien, pero es que si investigas la historia de estas escuelas, lo que se hace en ellas o como se financian, a uno vuelven a entrarle dudas sobre si no estaría mejor viviendo en Finlandia a pesar de la rasca que hace.

En la gran reforma educativa que tuvo lugar en Finlandia en los años 70, se redujo de forma importante el número de asignaturas de arte (¿os suena?). Los profesores pelearon por introducir las artes como una asignatura integral para todos los alumnos, pero perdieron la batalla. Como respuesta un grupo de profesores, artistas y familiares unieron sus fuerzas con el objetivo de organizar la educación de arte para niños y jóvenes. Este movimiento está en la base fundacional de las escuelas de arte. Como resultado de esa situación se creó una necesidad general, y a partir de 1978 profesores entusiastas comenzaron a crear escuelas de arte para niños, a pequeña escala y con condiciones modestas. Convirtieron el problema en oportunidad. Cuando en la escuela obligatoria los recursos para la educación fueron reducidos, estas escuelas vinieron a crear condiciones ideales para enseñar arte en un momento de  gran demanda fuera de la escuela obligatoria. El interés suscitado hizo que el movimiento se extendiera de forma rápida por todo el país y hasta el pueblo más pequeño de Finlandia quisiera tener su escuela de arte.  Elisse Heinimaa, profesora de arte de Finlandia y una de las fundadoras de las escuelas de arte para niños y jóvenes, mantiene que lo que hizo posible las escuelas de arte fue un gran grupo de iniciadores que se tomaron en serio la educación de arte, entre los que se encontraban personas individuales, ayuntamientos, asociaciones y organizaciones de artistas. Esto explica porque desde el principio hubo escuelas municipales y privadas. En 1982 se creó la Asociación Finlandesa de las Escuelas de Arte para Niños y Jóvenes, que durante los 80 hizo propuestas al Ministerio de Educación para crear un sistema educativo para arte y para consolidar las escuelas de arte con la ayuda de la legislación. La necesidad de la educación artística para niños y jóvenes, más allá de las bellas artes y la música, creó el concepto de “educación básica de arte”, que se refiere a todo tipo de educación en diferentes campos del arte fuera de la escuela obligatoria y que desembocó en 1992 en  la Ley sobre la Educación Básica de Arte. El germen de las escuelas de arte sumado a la ley de 1992 ha sido uno de los elementos claves para convertir el sistema educativo finlandés en modelo y referente.

En la actualidad las escuelas de arte para niños y jóvenes constituyen una red consolidada e imprescindible en el entramado educativo de Finlandia. Estas escuelas trabajan con colegios durante horario escolar, y fuera del horario escolar enseñan artes a los niños interesados. Los profesores suelen ser artistas con experiencia en educación, o profesores de colegio con habilidad artística. Los alumnos, niños y jóvenes motivados y con un papel activo en el aprendizaje que acuden a estas escuelas no a convertirse en pequeños principiantes de artistas sino a adentrarse en el arte con entusiasmo. 

Las disciplinas artísticas que se imparten son de lo más variadas y dirigidas a que el alumno observe el mundo desde una perspectiva más amplia. Sirva de ejemplo Annantalo, centro experimental de arte para niños y jóvenes del Ayuntamiento de Helsinki. Allí se enseña danza, teatro, artes visuales (pintura, dibujo, cómic), arquitectura, animación, impresión, cerámica, cerámica + gráfica, arte visual + danza, media (incluye fotografía), literatura, música (sólo para niños de 0 a 5 años), además de realizar programas con los colegios y talleres de verano y vacaciones de invierno. Annantalo organiza además exposiciones, espectáculos y eventos. Sólo en Helsinki hay otras siete escuelas municipales, Savoy teatteri y Espan lava (teatro), Kanneltalo (blues, jazz), Malmitalo (film), Stoa (danza), Vuotalo (general) y otras escuelas de carácter privado: cuatro de artes visuales, una de arquitectura y varias de teatro o danza.

Hay varias cosas que me maravillan del camino recorrido en Finlandia. En primer lugar la propia apuesta por acercar el arte a la infancia, por integrarlo en la vida de los niños hasta el punto de asumirlo como algo que les acompaña de forma natural. La enseñanza del arte es una herramienta para el desarrollo de los alumnos, no se trata de un hobby, no se trata de hacer manualidades, se trata de convertir la educación en un proceso creativo. No son extraescolares para rellenar las frías tardes de invierno sino que responden a un programa educativo respaldado por unos objetivos y una metodología. Desde las clases de pretecnología en EGB ha llovido mucho.

En segundo lugar el que el proceso haya acabado implicando a todas las partes y las instituciones hayan sido activas y sensibles a los cambios. Hasta el punto de que como decíamos antes exista una ley que define y defiende las escuelas de arte o el hecho de considerar prioritaria la financiación de estas enseñanzas. Algunos de estos centros son 100% públicos y los de origen privado tienen importantes ayudas públicas.

Otro aspecto interesante es que las escuelas de arte lo sean para niños y jóvenes. De 5 a 16 años (incluso en algunas de ellas pueden asistir hasta los 19 años). Va a ser que la adolescencia no es ese agujero negro en que se pierde el interés por todo y uno se vuelve vaguete, indolente y redes sociales-adicto. Darle su lugar y la oportunidad a estos niños que han crecido me parece otra lección que aprender.

Finlandia no siempre fue el paraíso educativo que es hoy. El tomarse en serio la educación artística de sus niños y jóvenes les llevó a un cambio radical en su panorama educativo. La creación de sus escuelas de arte fue decisiva para mejorar la educación, complementando el trabajo de los colegios. ¿Sabríamos hacerlo aquí? ¿Seríamos capaces de mejorar la educación de los niños acercándoles a disciplinas artísticas como arquitectura, cine, danza, arte dramático —teatro y circo— y literatura?

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído