Crónica de un agosto en Sanlúcar

Quizás algo esté empezando a moverse en un pueblo de viejos hábitos acostumbrado al silencio.

Vista aérea de Sanlúcar.
Vista aérea de Sanlúcar.

Llevo años pasando parte del verano en esta localidad costera próxima a Jerez, tan relacionada con éste en multitud de aspectos. Hoy quiero comentar algo de lo que nos encontramos los “veraneantes” cuando volvemos a transitar por las calles sanluqueñas. Y también hablar de la trastienda de algunos “eventos” especialmente relevantes que han tenido lugar en ellas o en su entorno el pasado mes.

Leyendo un estudio reciente sobre la Segunda República en Sanlúcar, me sorprendió que en un pasaje de las Actas Capitulares de 1933 ya se hablaba del “abandono y suciedad de sus calles”, y la verdad es que el tema no ha mejorado como debiera en los 85 años transcurridos desde entonces.

Es cierto que se han puesto contenedores y papeleras nuevos —hace dos años éstas no existían—, que se intenta concienciar a la población sobre la importancia de la limpieza de la vía pública —los contenedores llevan ahora el lema “ lo que se quiere se cuida”—, pero también que es raro encontrar barrenderos haciendo su trabajo, y yo al menos jamás he visto en la localidad un camión de riego. Sólo los particulares baldean las entradas de sus casas, siguiendo una añeja costumbre.

De hecho, la suciedad —gruesas capas negras y grasientas, manchas de chicles pegados desde ni se sabe cuándo y restos orgánicos de todo tipo— está incrustada en las aceras, que también presentan en muchas zonas un estado lamentable e incluso peligroso para el tránsito. La mayoría de los jardines públicos tampoco se riegan a no ser cuando llueve, a diferencia de los privados, donde se ve la mano del jardinero. Es una situación lastimosa que parece endémica en este hermoso pueblo y que contrasta con la de otros de la costa noroeste como Chipiona o Rota, de aspecto mucho más cuidado.

Es también una pena que la estación de autobuses lleve cerrada tanto tiempo para un acondicionamiento que no termina de producirse, que no pueda ofrecer unos baños públicos o una cafetería y que esté casi siempre llena de basura para vergüenza de propios y extraños, sobre todo tras su paso por ella del botellón. Por no hablar de los autobuses mismos que hacen el trayecto hasta Jerez, tan antiguos que tienen todavía detrás de los asientos los correspondientes ceniceros, eso sí, la mayoría de ellos arrancados o estropeados, lo mismo que la carrocería. ¿Y qué decir de que autobuses interurbanos no dispongan de maleteros, porque en realidad son autobuses urbanos? ¿O que a veces se queden parados en mitad de la carretera porque evidentemente deberían ya jubilarse?

La Banda Municipal, que cuando fue creada hace más de cien años amenizaba todos los días las veladas veraniegas en la Calzada, en este agosto hemos podido oírla sólo un par de veces. ¿Es que no se paga a los músicos?

Da la impresión de que no hay una política de previsión o mantenimiento, sino que se van poniendo parches aquí y allá sin que realmente se invierta lo suficiente en lo que es imprescindible. Por poner un ejemplo, el año pasado en julio se vino abajo el pantalán de Bajo de Guía debido al deterioro y se ha sustituido ahora por una pasarela provisional que no sabemos cuándo se convertirá en permanente. Lo mismo ocurre, por poner otro ejemplo, con los apuntalamientos laterales del Palacio Municipal en el Barrio Alto, el antiguo palacio de verano de los duques de Montpensier. Se supone que eran provisionales pero así llevan ya años. Nada se ha hecho tampoco por detener la progresiva ruina de otras interesantes zonas de la histórica edificación, que no se muestran a los visitantes, a pesar de haber sido declarada BIC. La restauración del popularmente llamado “Castillito”, que iba a sede sede del V Centenario de la primera vuelta al mundo, se ha quedado también a medio completar.

La destrucción de gran parte del valioso patrimonio histórico-artístico de Sanlúcar a cargo tanto del PP como del PSOE o Ciudadanos es lenta, pero segura. No tenemos más que entrar en la página web de Aula Gerión, asociación empeñada bastante inútilmente en evitar esa pérdida: en los últimos años se han demolido la Casa del Carril (una vivienda de cargadores de Indias del siglo XVII) y se ha construido, a pesar de la oposición pública, que pretendía la remodelación y no la demolición, un nuevo Mercado Municipal que no recupera los materiales del original del siglo XVIII, el más antiguo de España. Ya antes se permitió, pese a una oposición avalada por más de 4500 firmas, el expolio y derribo del conjunto de la casa Arizón (de los siglos XVII y XVIII, declarado también BIC), para reconvertirlo en un hotel y en pisos y locales comerciales. Mucho nos tememos que la vivienda de la calle Regina, en estado ruinoso y donde veraneaba el músico y compositor Turina, acabará igualmente siendo víctima de la piqueta lo mismo que otras de gran porte que todavía sobreviven a duras penas en el casco histórico.

Está bien que Sanlúcar sea conocida y visitada por su gastronomía, verdaderamente excepcional, o por sus playas, aunque por noveno año consecutivo Ecologistas en Acción ha concedido una “Bandera Negra” a su zona costera urbana debido a los vertidos ilegales que están afectando incluso al medio marino y a que la Estación Depuradura de Aguas Residuales funciona mal.

Pero es que además hay que poner en valor que es un pueblo de larga historia y tradiciones, dejar a un lado la especulación urbanística y no sólo organizar actos de cara a la galería en torno al V Centenario de la Primera Circunnavegación, sin menoscabar la importancia de este aniversario que se cumplirá el próximo año. Está bien fomentar las carreras de caballos en la playa, “el mayor espectáculo de las playas del Sur”, como reza el eslogan publicitario, ocasión sobre todo de lucimiento de las élites sanluqueñas y andaluzas desde hace más de 150 años. Pero este agosto hemos podido ver, aprovechando el impacto mediático del evento deportivo, pancartas pidiendo trabajos y salarios dignos, peticiones que evidentemente no salen en los telediarios y que reflejan la situación de paro y exclusión social de la localidad, una de las más altas del país.

Como tampoco salieron en los telediarios, pero sí en las redes sociales, las pancartas reivindicando que la vivienda es un derecho, en un pueblo arrasado por los desahucios -las llamadas “corralas de la dignidad”-cuando el presidente Pedro Sánchez y la señora Merkel entraban en el palacio ducal de Medina-Sidonia. Tampoco se vieron los abucheos cuando ambos mandatarios iban a abordar el barco que los llevaría al palacio de las Marismillas en el Coto de Doñana, que ardió hace un año y donde en medio de un paisaje idílico con casi total seguridad no se habló de los proyectos de Gas Natural que presumiblemente afectarán al medio ambiente de esta zona privilegiada. Sí se consumó el acuerdo sobre la “regulación” de la inmigración africana a Europa, de cuyo contenido se ha sabido más bien poco, pero que podemos imaginar.

Como se criticó que a ese primer encuentro no asistiera el actual alcalde de Sanlúcar, Víctor Mora, del mismo partido que el presidente, para transmitir a éste los problemas de la ciudad -entre ellos, y muy serio, el del narcotráfico- y para hablar de los actos del V Centenario, a los pocos días se produjo la reunión con la foto correspondiente, si bien desconocemos el resultado de las conversaciones.

No nos engañemos: tanto Merkel somo el PSOE son responsables de las políticas de austeridad que han dado preferencia absoluta a los bancos a la hora de pagar las deudas y han dejado en la calle o en situación de precariedad absoluta a cientos de sanluqueños. En esta ciudad se paga un IBI extraordinariamente alto, y por otro lado se publicita que es de las que más han reducido en los últimos años la deuda municipal. Si es así, no nos explicamos cómo no se dedica más dinero público a paliar las necesidades más perentorias de la población, pero sí a erigir monumentos a la Virgen del Rocío, entre otras gastos menos confesables.

Sanlúcar ha sido siempre y sigue siendo una ciudad de flamenco y toros, de infantas y duquesas por un lado y de jornaleros, campesinos y pescadores por otro. Sin embargo, el 25 de agosto tuvo lugar en su plaza de toros, una de las de más raigambre taurina en Cádiz junto con las de El Puerto y Jerez, una movilización antitaurina -ya es la tercera-, en su mayoría constituida por jóvenes que mostraron su rechazo a la “fiesta” en la despedida de los ruedos del famoso Padilla.

Quizás algo esté empezando a moverse en un pueblo de viejos hábitos acostumbrado al silencio.

Fuentes:

José A. Viejo Fernández, La segunda República en Sanlúcar de Barrameda (1931-1936) , ASEHA, Sanlúcar de Barrameda, 2011, p.137.

José Carlos García Rodríguez, Las carreras de caballos de Sanlúcar de Barrameda, Pequeñas ideas + 3 de la Calle, Sanlúcar de Barrameda, 2001.

“Sanlúcar Información”, sábado, 25 de agosto de 2018, pp. 5, 6, 16.

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