La convivencia generacional enriquece

El respeto generacional es fundamental para crear un buen clima en la sociedad, aprovechar la riqueza de esta diversidad es inteligente, es gratificante para ambas partes

Centro de participación activa Las Angustias.
02 de diciembre de 2025 a las 09:28h

Manuel Rendon Antón, es un joven de veinte años, estudiante de informática y de artes marciales que además trabaja.

Hace una sustitución de una monitora de “la gimnasia” como dicen las alumnas y alumnos de CPA Centro de participación activa Las Angustias.

En el centro, entre otras actividades, se imparte una clase de ejercicio físico y mantenimiento adaptada para nosotras, las personas mayores con una franja de edades variada.

Entre todos los grupos de los diferentes horarios, la edad del alumnado oscila entre los 67 años y los 98, como es el caso de una compañera de mi turno.

El joven profesor se entrega con mucha paciencia, pues a veces suena algún despistado móvil, o alguien llega tarde, tras pasar lista.

Manuel explicó dese el primer día lo importante de variar las rutinas y de trabajar sobre la fuerza para evitar nuestras caídas.

Los materiales que utilizamos para trabajar el cuerpo son: un fular o banda elástica (según el gusto y la capacidad de cada alumno/a), una pelota de goma no excesivamente dura ni grande, una pica “palos de escoba que nos facilita el centro” y dos botellas de agua de 250 mililitros llenas, alguna/o se atreve con las botellas de medio litro.

El material lo podemos dejar en el centro, en una salita pequeña anexa a la sala donde hacemos ejercicio, sobre estanterías adaptadas para ello. Cada alumna/o pone su nombre en una bolsa con el material; también hay taquillas para poder guardarlo en el interior.

En la sala hay sillas colocadas, la mitad del tiempo de clase más o menos, trabajamos el cuerpo sentados (algún alumno/a, solo puede hacer el ejercicio así).

Empiezan las clases a las nueve de la mañana, terminando la última a las dos de la tarde. La duración de la clase es de una hora prácticamente, restando los minutos que pasa lista Manuel.

Tiene que hacer lo mismo en los cinco turnos durante la mañana, los tres días a la semana, pero lo realiza con una sonrisa y una amabilidad digna de admirar.

Doy fe que atiende las clases con el mismo entusiasmo y atención desde el primer turno al último.

No hay descanso entre clase y clase y a veces, entre una y otra, mientras unos salen y otros entramos, nos pide permiso y va al servicio.

Se ha ido ganando, cada vez más, el entusiasmo, la ilusión y las ganas de hacer ejercicio de los mayores que asistimos, pues algunos tenemos discapacidad, varios van con andador, y también hay otros que superan los ochenta años.

Manuel se sitúa en la plataforma del escenario de esta sala del centro y después de pasar lista, comienza la clase.

Tras realizar unos estiramientos de pie, los que pueden y otros sentados en las sillas, nos sentamos todos.

Una música alegre que invita a bailotear a más de una avispadilla, nos acompaña como fondo suavemente mientras trabajamos el cuerpo con los diferentes materiales que he descrito anteriormente.

Realizamos ejercicios de cardio para el sistema cardiovascular; fuerza con las bandas elásticas adaptadas al tipo de impacto (alto o bajo) según zona del cuerpo a trabajar; con las botellitas entrenamos la musculatura; finalmente con las picas o palos que el centro nos proporciona, trabajamos los abdominales, los hombros, las muñecas y los dedos, dando práctica al sentido del ritmo y adiestrando la coordinación.

Cada día de clases: lunes, miércoles y viernes, alternamos los materiales; hay días que también, sin romper rutinas, Manuel los combina.

Los materiales de un gimnasio normal, se dividen principalmente en tres categorías según el tipo de entrenamiento que permiten: cardiovascular, de fuerza (musculación) y funcional/flexible, aunque a menudo se agrupan también por tipos de impacto (alto o bajo) o por zona del cuerpo a trabajar. Impacto alto: Cintas de correr, airbikes, escaladoras.

Yo fui monitora de joven durante un periodo de mi vida en Madrid en un gimnasio familiar, y pese a que los sencillos materiales que utilizamos en clase descritos anteriormente, adaptando su uso según cada circunstancia de edad y salud, podría decirse que prácticamente trabajamos todo casi igual, menos el impacto alto, que como es evidente en nosotros, el correr o escalar, está descartado, pero si es aconsejado el caminar siempre que se pueda.

Desde que este joven llegó al centro para impartir las clases, el alumnado salvo que tenga algún viaje, cita médica coincidente con la clase o alguna otra circunstancia, no falta a ninguna. Están motivados.

La mejoría del aspecto de todos, ¡se hace visible!

El alivio del dolor en los huesos, la movilidad de todo el cuerpo y por supuesto la coordinación que nos hace trabajar, para que nuestra mente esté ágil y no se despiste, son de alto nivel.

A Manuel se le ve entusiasmado igualmente, y su mismo aspecto lo dice. Un muchacho guapo entró el primer día para ser nuestro monitor. Pero el look del joven profesor ha mejorado.

Las y los alumnos yo diría que van vestidos más deportivos que antes de entrar Manuel a impartirles las clases.

El respeto generacional es fundamental para crear un buen clima en la sociedad, aprovechar la riqueza de esta diversidad es inteligente, es gratificante para ambas partes.

Esto lo tendrían que comprender también los responsables de "La Junta de Andalucía”, que sabiendo que es un centro de mayores, y conociendo las altísimas temperaturas derivadas del cambio climático, nos tienen sin aire acondicionado.

Espero que se den cuenta de que algún día, si Dios les bendice, llegarán a ser mayores también y querrán que los políticos les respeten y les consideren; y ojalá tengan a su alrededor personas jóvenes como Manuel que sabe respetar y disfrutar con la convivencia generacional.