Juan Manuel Moreno en una imagen reciente.
Juan Manuel Moreno en una imagen reciente.

Es lo único que nos queda a los andaluces y andaluzas progresistas   confiar en el pueblo. Nos encontramos con la paradoja de que la derecha confía tanto en el pueblo que lo teme, y no está para nada segura de la victoria electoral en las elecciones del próximo diecinueve de junio. Por el contrario, una parte importante de la izquierda confía tan poco en el pueblo andaluz que ya da por perdida la batalla.

La profunda desconfianza que generan los nombres de la izquierda andaluza actual hace a muchos suponer que el pueblo andaluz, olvidando su memoria, va a darle la mayoría en las elecciones del 19 de junio al bloque que forman PP y Vox.

Los andaluces y las andaluzas progresistas no van a votar a la izquierda por que las candidatas y los candidatos sean muy deseables, que no lo son, sino porque la derecha sí que es muy indeseable. No olvidemos que en muchas ocasiones se vota más en contra que a favor. La trayectoria parlamentaria de la izquierda en Andalucía en esta legislatura pasada ha sido lamentable (inactividad, divisiones absurdas, ausencia de liderazgo) pero esos datos reales no hacen deseable la realidad de las privatizaciones, el desmontaje de la sanidad pública o la política económica neoliberal del gobierno de  Moreno Bonilla. 

En las últimas elecciones andaluzas del 2018 se abstuvieron 2.602.546 personas que en su inmensa mayoría habían votado antes a la izquierda. Nadie, ni el mismo PP, creía  que iban a ganar. Todas las encuestas pronosticaban una holgada mayoría relativa del PSOE. A lo sumo necesitaría a Ciudadanos como en los cuatro años anteriores. En todo caso la suma de PP, Ciudadanos y Vox (todavía inédito) no daban para formar una mayoría gobierno. Esto es lo que pronosticaban casi todas las encuestas. Y eso fue lo que expulsó de las elecciones a ese más de dos millones y medio de votantes andaluces en 2018.

¿Volverán a incurrir en ese error el electorado de izquierdas? Yo confío en que no. Nuestro pueblo tiene memoria y aunque la aparente moderación de Moreno Bonilla ha pretendido no estimularla, todos sabemos que en el paquete entra Vox. La cultura política de Andalucía no es la de Madrid, aquí los parámetros socio económicos son otros. Está claro que el voto de izquierda en este caso no será el orgulloso voto de la reivindicación y la esperanza pero sin ese voto ninguna reavivación y esperanza será posible.

Por encima de los lideres y los partidos de la izquierda andaluza es la hora de confiar en que el pueblo andaluz el 19 de junio de una lección magistral a la inoperancia y estupidez de una izquierda dividida y ensimismada en su querellas particulares. A esa izquierda solo le pido una sola cosa: dejaos que os votemos.

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