Es fundamental también llevar a cabo viajes largos, en coche, en los que pasas por mil pueblos recónditos que de otro modo no visitarías. 

Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas (Henry Miller).

No puedo concebir que haya alguien a quien no le guste viajar, siendo una de las cosas más maravillosas de la vida. De hecho, es algo más; es esencial. Me resulta imposible pensar en una existencia sin viajar. Si no viajásemos, ¿cómo valoraríamos nuestro lugar de origen? ¿Cómo aprenderíamos a mirar fuera del mundo que nos rodea, a salirnos de lo común, a adaptarnos a situaciones inesperadas? 

Viajar te da una perspectiva clave en la vida: la del extranjero. Sólo los que vienen de fuera observan la cultura de un sitio con absoluta claridad e imparcialidad. Y, al mismo tiempo, el que regresa a su casa o al lugar en que creció después de un viaje especial puede percibir cosas que al que lleva toda la vida allí casi sin moverse le resulta imposible.

No sé cómo describir el placer que me proporciona todo el ritual del viaje, desde la fastidiosa tarea de hacer la maleta (y decidir qué libro llevar, también muy importante) al viaje en sí, a la llegada al destino, al hotel... Es toda una experiencia. Y cada viaje es totalmente diferente. Este mismo mes me dispongo a hacer mi primer viaje sola; sola de verdad, no simplemente ir sola a visitar a un amigo o algo así... y me resulta tremendamente emocionante. Dicen que para saber de verdad lo que es viajar debes hacerlo solo, al menos una vez.

Es fundamental también llevar a cabo viajes largos, en coche, en los que pasas por mil pueblos recónditos que de otro modo no visitarías. Y viajes de los de quedarte a vivir, quedarte unos meses nada más, pero quedarte al fin y al cabo, y sumergirte en la cultura del lugar, con una rutina y todo, como si fueras un nativo más. Sólo que nunca lo serás, y eso es lo mejor del viaje.

El turista y el viajero son personas distintas. Seamos viajeros; no guardemos souvenirs estúpidos, sino recuerdos (un posavasos de un pub, la tarjeta de una tienda de segunda mano, el marca páginas de aquella librería), leamos libros que no tengan nada que ver con el lugar de destino (esto ya lo dijo Paul Theroux), visitemos museos y cafeterías antes que monumentos típicos, vayamos a hoteles pequeños en barrios normales. Viajemos solos, acompañados, en viajes largos y escapadas. Pero seamos viajeros, no turistas.

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