Tener dudas de uno mismo tanto en el ámbito personal como en el profesional, es más normal de lo que uno podría pensar. Todos nacimos con la capacidad de ser y de dar lo mejor de nosotros mismos, pero en un momento dado de nuestra existencia, empezamos a oír mensajes que existen en esta sociedad que tenemos y en la que vivimos y que están basados puramente en los miedos. Sentirse seguro de uno mismo significa quitarse de encima esa sombra de la duda, el miedo, la preocupación, y volver de nuevo a nuestro centro.

La gente segura de sí misma es la que ha aprendido a volver atrás, a su estado puro. El sentirse seguro de uno mismo no es solamente una actitud. La confianza es lo que nos favorece y nos ayuda en la vida. Es la cualidad que convierte los pensamientos en acción. El llegar a tener esa seguridad en uno mismo conlleva práctica, conlleva el tomar riesgos calculados, y cambios en nuestro modo de pensar. Las personas seguras de sí mismas empiezan poco a poco y continúan tomando medidas hasta que se llegan a sentir más cómodos entre los riesgos que van tomando y asumiendo. Obviamente, sentirse nervioso ante situaciones de riesgo, es normal. Todo el mundo se siente así en este tipo de situaciones, pero la diferencia entre una persona segura de sí misma respecto a otra persona que no tiene esa confianza, es simplemente que la persona que confía en sí misma actúa sobre sus ambiciones y deseos y no permite que el miedo o el fracaso le paralice.

Las personas seguras de sí mismas no son inmunes al fracaso, sin embargo, en vez de dejar que este les detenga, ellos perciben estas experiencias como si fueran lecciones de vida y las van recopilando a lo largo del camino como fuente de información, y se aprovechan de ellas para rectificar constructivamente. Las personas seguras de sí mismas nunca hablan, ni hacen comentarios negativos sobre sí mismos de ninguna clase. En vez de sentirse como víctimas de las circunstancias, las personas seguras de sí mismas toman la responsabilidad de las situaciones, y siempre hacen algo al respecto. Estas personas no protestan, ni se quejan de los demás.

Estas personas asumen su propia responsabilidad y cambian las cosas y superan los obstáculos que se les puedan presentar en el camino para alcanzar sus propias metas. Y un pequeño y último detalle, pero de gran importancia, estas personas siempre se sientan con la espalda muy recta, mantienen sus abdominales bien apretados, la barbilla bien alta y asienten, aunque sea de una manera muy sutil, mientras hablan porque de esta manera mandan señales subconscientes a través de su comunicación no verbal, que hacen que los demás estén, la mayor parte de las veces, de acuerdo con ellos.

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