Imagen de un 4 de diciembre, en una imagen de archivo.
Imagen de un 4 de diciembre, en una imagen de archivo.

El Día institucional de Andalucía (28 de Febrero) de este año 2019 se celebra por vez primera con un gobierno de la Junta de Andalucía que no es del PSOE sino resultado del acuerdo entre PP y Cs con el apoyo de la ultraderechista Vox, tras las elecciones autonómicas del pasado diciembre.

Como era de esperar, aunque no pocos analistas y grupos políticos presagiaran otra cosa, apenas hay variaciones respecto a años anteriores porque no es cierto que ahora gobierne por primera vez en Andalucía “la derecha”: esta se instaló desde el primer día en la Junta de Andalucía cuando comenzaron a funcionar las instituciones autonómicas, en 1982 (e incluso antes, en el periodo pre-autonómico). El PSOE, en estas casi cuatro décadas, ha sido el instrumento del capitalismo globalizado y neoliberal para integrar aún más a Andalucía en el Sistema a nivel estatal, europeo y mundial como territorio destinado a la extracción de materias primas e incluso humanas para favorecer los grandes intereses supranacionales y de otros territorios. Y, para ello, ha profundizado la subordinación política y la alienación cultural del pueblo andaluz anestesiando la conciencia de este por todos los medios a su alcance. Una de las medidas tomadas, en los años ochenta, fue el traslado del Día de Andalucía desde el 4 de Diciembre al 28 de Febrero. Ciertamente, este último fue un día histórico para Andalucía, pero que no se hubiera dado sin el 4 de Diciembre cuando en las calles de nuestras ciudades y pueblos (e incluso en lugares de la diáspora andaluza como Catalunya) millones de andaluces clamamos por un autogobierno con instrumentos eficaces para resolver nuestros gravísimos problemas. El referéndum del 28F no hubiera existido sin el 4D y por ello los soberanistas andaluces continuamos teniendo como nuestro Día Nacional esta fecha histórica en que la alegría de un pueblo que se autorreconocía como tal fue criminalmente agredida por el asesinato en Málaga de Manuel José García Caparrós.

Más allá de esto –que conviene no olvidar-, el 28F sí es una fecha también importante para rememorar (volver a pasar por la memoria), tanto en lo que supuso entonces como en cuanto a sus consecuencias y a la traición que desde el mismo día siguiente hicieron de su contenido los principales partidos políticos del recién instalado Régimen del 78. En las urnas, el pueblo andaluz (enfrentándose a todas las truculencias administrativas y a la propaganda del gobierno del estado español que pedía la abstención) ratificó la exigencia de autogobierno que había manifestado clamorosamente en las calles el 4 de Diciembre de 1977 y también dos años después, en 1979. Una exigencia que fue luego traicionada con la elaboración de un Estatuto (aprobado en el 81) que no respondía a las necesidades de nuestro pueblo y ni siquiera al rango constitucional que había conquistado al lograr una “autonomía de primera división”: la del artículo 151 de la CE. Si a la limitación que, ya de por sí, supone la Constitución Española al derecho a decidir de los pueblos, le unimos que ni siquiera fue aprovechado el estrecho límite posible legalmente y que nunca ha existido voluntad de avanzar en la autonomía porque siempre ha gobernado un partido, el PSOE, profundamente españolista y neoliberal, tendremos que concluir que el 28F de 1980 fue, a una misma vez, la culminación en el plano institucional de un proceso de reafirmación popular andaluza y el punto de partida de la desactivación de esa conciencia popular.

Treinta y nueve años después de que la gran mayoría de andaluces creyera que inaugurábamos un nuevo tiempo caracterizado por un poder político propio, todas las evidencias demuestran que no ha existido tal poder porque las competencias incluidas en el Estatuto de 1981 y en el reformado de 2007 son radicalmente insuficientes para cambiar nada realmente importante en esta país nuestro. Y porque jamás ha habido interés alguno en que hubiera instrumentos eficaces para cambiar nuestra realidad por parte de los partidos autodefinidos de derecha, de izquierda o incluso andalucistas. Hoy, un año más, se intenta hacer del 28F un mito con contenido engañoso. La propaganda oficial y también la partidista insiste, cada año, en que ese día se abrió un “tiempo de prosperidad” en el que Andalucía ha progresado espectacularmente; lo que contradicen todos los datos, porque nos encontramos, comparativamente con otros pueblos y territorios del estado español y de Europa, exactamente en el mismo lugar en que estábamos hace cuarenta años: en la cola de todos los índices positivos y a la cabeza de todos los índices negativos.

Lo que deberíamos rememorar (que no celebrar) del 28F es su doble significación. Por una parte, como victoria popular frente a los intereses partidistas y españolistas que habían diseñado una constitución en que solo se reconocía (y de forma limitada) la personalidad política de Catalunya, Euskadi y Galiza, forzando a que Andalucía tuviera que ser reconocida, al menos formalmente, como la cuarta nacionalidad del estado. Y, por otra, su significado de traición a los anhelos y esperanzas que habían llevado a millones de andaluces a manifestarse el 4 de Diciembre y a votar el 28 de Febrero para lo que creían iba a ser el comienzo de la liberación de nuestro pueblo.

La publicidad y actividades oficiales del 28F este año 2019, cuando gobierna en la Junta el que muchos llaman el tripartito de la derecha, apenas se diferencian (si es que se diferencian en algo) de los años anteriores. La misma palabrería hueca en los eslóganes de la Junta –este año el “Siente Andalucía” y el corazón verde-, los mismos criterios para designar a quienes van a hacer distinguidos con las medallas de Andalucía, y –seguro- el mismo y muy parecido contenido de los mensajes institucionales. Y es que, realmente, es muy difícil, en este y otros terrenos superar al PSOE en españolismo y travestismo verdiblanco en momentos puntuales como este. Los recién llegados siguen la senda y el ejemplo de sus antecesores. Solo la extrema derecha, y algún exjacobino exdiputado del PSOE rompen de forma más esperpéntica que efectiva el consenso feliz de los partidos proponiendo que el Día de Andalucía sea el 2 de Enero porque, según ellos, ese día de 1492, culminó la “reconquista” (?) y se produjo la “unidad de España” (¡!).

Tampoco va a cambiar este año la utilización del 28F como día para realizar convocatorias de manifestaciones (quizá la más importante, ¡siempre en Sevilla!, enmarcada en una campaña estatal y apoyada por partidos y organizaciones estatales) que, más allá de la voluntad y de las intenciones de quienes puedan participar en ellas, no cuestionan las instituciones que tienen postrada e incluso secuestrada a Andalucía porque no tienen como aglutinante de las diversas reivindicaciones sectoriales la exigencia de lo único que podría realmente construir un cauce para hacer posibles los objetivos de las diferentes luchas: el ejercicio de la Soberanía Política por el pueblo andaluz. Tampoco en esto la “nueva” situación política andaluza se va a notar especialmente (a menos que vuelva a plantearse el delirio de un “frente antifascista” que serviría, sobre todo, para blanquear y dar un tinte “de izquierda” al PSOE y llamar a la “moderación” a PP y Cs).

Desde el colectivo Asamblea de Andalucía (AdA) queremos manifestar, una vez más, que es en la confluencia soberanista de personas, organizaciones y colectivos con conciencia andalucista de izquierda; confluencia sobre todo “por abajo”, en la participación en los movimientos y luchas sociales y combates culturales, e impregnándolos de contenido soberanista, como mejor podemos contribuir a hacer avanzar la liberación de Andalucía como pueblo y de los andaluces y andaluzas como personas libres. Si no existe esta concreta reivindicación política, y no se realiza un trabajo didáctico que explique su necesidad, las manifestaciones serán estériles o, en el mejor de los casos, solo tendrán el efecto psicológico de sentirnos juntos quienes protestamos contra los efectos del Sistema. Creemos que esto es demasiado poco, si queremos poner en jaque al Régimen político que garantiza la continuidad de las desigualdades y lacras que siguen condenando a nuestra patria andaluza y al 99% de quienes formamos parte de ella a vivir en la dependencia económica, la subordinación política y la degradación cultural.

¡Viva Andalucía Libre!

Andalucía, febrero de 2019.

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