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Llevo algunos años siguiendo la pista a la resolución de la obra del Colegio Mayor llamado Beato Diego José de Cádiz.

Llevo algunos años siguiendo la pista a la resolución de la obra del Colegio Mayor llamado Beato Diego José de Cádiz. Sí, aquel fraile capuchino del siglo XVIII que llegó a condenar a aquellos que leían, a los que iban al teatro o la ópera, o a las mujeres que usaban mantillas claras o transparentes. El profesor Alberto Ramos ha publicado en numerosas ocasiones artículos en su blog Calle Ancha invitando a la reflexión sobre quien era conocido, entonces, como Padre Cádiz; cual fue su reaccionario pensamiento, o qué tipo de ideas censuraba. Sobre esto último indicar que no eran otras que todas aquellas que abogaban por las ilustración, la cultura o la ciencia. Para quien quiera profundizar más sobre el personaje cabría recomendar una las obras más completas sobre el origen del pensamiento reaccionario de Javier Herrero Pérez.

No obstante en uno de los últimos escritos de Ramos sobre la nueva obra del equipamiento universitario, esgrimía la idea de que era buen momento para establecer un debate para un posible nuevo nombre. Pues hoy, a través de esta columna de opinión me atrevo a decir uno: Juan de Dios Ramírez-Heredia. Nacido en Puerto Real, villa universitaria por demás, maestro, periodista y abogado. Impulsor de la defensa del pueblo gitano, presidiendo la Unión Romaní Española. Comprometido como pocos con esta noble causa, tuvo el coraje de defender sus ideas de progreso desde la bancada socialista del Parlamento Europeo cuando un xenófogo e irracional diputado apellidado Goldnish -del partido ultraderechista de Jean Marie Le Pen-, se quejaba a la presidencia de que habían desaparecido unos carteles de su partido en dicha estancia. Ramírez-Heredia se levantó y profirió algo así como: "en las paredes de esta casa no se sostienen esos carteles que hablan de racismo e intolerancia", en clara alusión a que él mismo había sustituido los anuncios del partido de Le Pen por otros a favor de la igualdad y la fraternidad entre los pueblos.

Autor de una docena de libros entre los que caben destacar "En defensa de los míos" (1985) o "Matrimonio y boda de los gitanos" (2005). Y otro dato que no debemos olvidar y que entra en las más que sincera relación entre Ramírez-Heredia y la propia Universidad de Cádiz: lleva a gala por donde quiera que va su nombramiento, en 2008, como Doctor Honoris Causa.

Por lo tanto creo que su extensa carrera política, cultural y profesional le hace más que merecedor de que dicho Colegio Mayor lleve su nombre y no el de un personaje que precisamente aborrecía todo lo que significa una universidad en el término más amplio de la palabra.

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