Pablo Iglesias en un pasado mitin de junio de 2016 en Jerez. FOTO: JUAN CARLOS TORO.
Pablo Iglesias en un pasado mitin de junio de 2016 en Jerez. FOTO: JUAN CARLOS TORO.

Lo del chalé de Pablo Iglesias e Irene Montero no es cuestión de que la gente de izquierdas se pueda comprar lo que quiere si se lo puede permitir. Mucha derecha tiene en España la idea de que para ser progresista se tiene que ir en babuchas. No. El problema es distinto.

Y utilizo el mismo adjetivo otra vez. Distinto. Todo el potencial de Podemos y que generó ilusión que luego se convirtieron en votos, fue eso: que eran distintos al resto. Pero ni Pablo Iglesias ni Irene Montero, con lo capacidad política que se les supone, no fueron capaces de verlo. No sé si ha sido por ignorancia o por egoísmo.

De todos es sabido que la gente de izquierda tenemos una piel muy sensible. La derecha no. No tienen piel, tienen coraza. Una mujer que presuntamente falsifica un máster. Un tesorero que presuntamente se lleva el dinero. Un consejero de gobierno autónomo que también presuntamente se lleva dinero. No tengo aquí espacio para seguir todos los presuntos casos de corrupción que pesan sobre la derecha. Todo esto, a la derecha, le afecta como si un mosquito le picara en su piel. Se rascan un poco y a lo mucho se ponen una pomada y asunto terminado, aunque sea hasta mañana.

Sin embargo, en la izquierda, un acto como el de Pablo Iglesias e Irene, reconozcámoslo, es totalmente incohorente con lo que han estado diciendo continuamente. Estas cosas, que son ‘tonterías’ si las comparamos con las cosas que suceden en el PP e incluso en el PSOE, a la izquierda y en concreto, a los votantes de Podemos (ojo, los votantes de Podemos no son los inscritos en Podemos, pueden volar a otro partido en un pis pas) es como si les picara un escorpión. Sí, duele mucho, porque se han puesto tantas ilusiones, tantas ganas en todo para terminar viendo que sus líderes sufren una especie de psoesización, pues les duele y deprime. Y la depresión en la izquierda es sinónimo de abstención.

Sí. los votantes de Podemos tienen una vara muy alta de medir. Exigen mucho. No pasan ni una. Que es injusto… puede parecerlo. Pero es que esencial que eso se mantenga así para conservar la genuinidad, la originalidad y la distinción del resto.

Pablo e Irene no han hecho nada malo a nivel personal, pero les ha destrozado cualquier campaña, cualquier debate a Podemos, donde sus militantes en vez de explicar qué va a hacer el partido con las pensiones, con la sanidad, con la educación, con la gente joven, tendrán que perder el tiempo hablando del famoso chalé y de las cosas que vengan después. Es triste ver como muchos militantes de Podemos están intentando defender lo indefendible, a sabiendas de que no llevan razón (bienvenidos a la ‘vieja política’, hay cursos en comunicación política que te enseñan precisamente a eso, a defender lo contrario de lo que piensas). Y aún es más triste ver como otros militantes de Podemos, totalmente dignos, como la gran mayoría, callan porque saben que no pueden decir nada.

Por eso yo pienso, que Pablo e Irene deberían dimitir y dejar Podemos. Podemos no puede mantener a personas que generan incoherencias a esas alturas y dañan al partido. Con personas incoherentes, Podemos no podrá. El 15 M no nació para terminar discutiendo del chalé de unos líderes. Y es muy importante que dimitan y regeneren Podemos. Porque sin Podemos ¿quién nos queda ya?

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