Andalucía pierde más de 1.000 millones de euros en cigarrillos en un año.
Andalucía pierde más de 1.000 millones de euros en cigarrillos en un año.

Empecé a fumar a los 17 años, allá en la década de los ochenta, cuando fumar era de "guays". De hecho, fue un maestro (toma del frasco, Carrasco) el que me animaba a fumar. Y así a lo tonto, empecé a coger cigarros con mis amigos y me encontré fumando como un carretero en el servicio militar. Mi hermana me regaló un cenicero donde decía "Fumar hace pupa". En mi casa nadie fumó nunca, excepto yo. O mejor dicho, miento. Ellos se fumaron el humo que yo echaba. Eran fumadores pasivos. Por mi culpa. Hasta mi perro sufría mi tabaco.

Poco a poco empecé a descubrir que el tabaco era malo. La tos por la mañana que me hacía hasta vomitar alguna vez. El ahogarte antes que los demás ante cualquier esfuerzo... y la suerte de encontrar una pandilla donde el tabaco no era bienvenido.  También tuve la suerte de estar en la parroquia de La Asunción, donde fueron vanguardistas en la prohibición de fumar en los locales parroquiales mucho antes que la Administración lo hiciera. También palabras de amigos que me hicieron reflexionar. Una vez me dijo uno: ¿Sabes que besar a un fumador es como besar a un cenicero? Fueron palabras que me hirieron en el alma, pero que agradezco.

Aún hoy no las he olvidado. Y un 31 de mayo, viniendo para mi casa ya tarde, escuché por la radio que era el Día Mundial Sin Tabaco. 31 de mayo, el día que hice la comunión. 31 de mayo, el día que me fui a la mili. ¿Por qué no hacer el día 31 de mayo otro día para hacer cosas especiales y dejar de fumar? Lo dejé de golpe. Engordé diez kilos. Me puse insoportable con el humor. Pero lo conseguí. Tuve recaídas. En una feria. Problemas amorosos. Bebí un poco más de la cuenta. En mi caso, como no bebo, con dos copas de fino ya estoy borracho. Me dieron tabaco y recaí. Pero, luego me vino la razón y lo volví a dejar. Me costó menos re-dejarlo.

Ahora llevo casi trece años sin fumar creo. Soy, lo asumo, un fumador que no fuma. Me acuerdo del tabaco todavía. Pero no fumo. Y ahora estoy —toco madera— plenamente convencido de que no volveré a fumar. Por desgracia, el cáncer visitó a mi familia y se llevó a mi hermana por delante. Ella, que nunca fumó (excepto mi humo) ni bebió y llevó una vida sana. Pero en aquella quinta planta de oncología ví los efectos del tabaco. Creo que un fumador debería pasarse algún día y ver lo que le espera si no deja el tabaco.

Sí, te vas a morir de cualquier manera. Pero oye, si puedes evitar morir axfisiándote, evítalo. Que sí, que nos puede entrar cáncer a todos. Ya. Pero no compres papeletas para el sorteo. Los fumadores somos (insisto, soy un fumador que no fumo) expertos en darnos excusas a nosotros mismos para no dejar de fumar. Deja el tabaco, de verdad. Por tu salud, por la de los demás y por tu bolsillo. Cinco euros un paquete de tabaco. Qué locura. Y yo fumaba paquete y medio.

Las medidas antitabaco me parecen estupendas. Eso de no poder fumar en muchos sitios, convierte el fumar en algo desagradable y ayuda a dejarlo. Puedes ir a tu centro de salud y te ayudarán a dejar de fumar. O sigue todos los consejos y ayudas que te da la Asociación de lucha contra el cáncer de España. Por lo que más quieras, deja de fumar.

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