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(Leer escuchando Dáme de beber, de Danza Invisible)

Hay que ser imbécil para no darse cuenta de que por mucho que lo intenten, el Circuito de Jerez está en Jerez, en esta tierra, asentado y consolidado mundialmente a golpe de canon, una pasta gansa, y que nadie se lo va a llevar de aquí. Corren tiempos de austeridad, de transparencia, y la instalación puede ser rentable tras una época caótica cuyos platos rotos hemos pagado los que residimos en Jerez de la Frontera y muchos andaluces desde que la convidá del canon de Dorna Sports (que tiene los derechos de explotación del negocio de las dos ruedas) la paga la Junta de Andalucía. Ya es hora de que Jerez se libere de la mochila y proporcione a Andalucía un logo, una marca y una actividad de la que presumir en el mundo. Que los economistas decidan el modelo, quizás un consorcio, pero creo que hay que elevarse, darle el nombre de Andalucía a nuestro circuito y gestionarlo más eficientemente.

Como no les quiero hacer perder su tiempo seré directo: la Junta de Andalucía debería asumir ya el control total de las instalaciones deportivas y en especial del GP, el evento deportivo, de ocio y económico más grande que tiene lugar en la comunidad autónoma andaluza. Con apoyos de entidades, empresas públicas y otras administraciones. Pero antes, con todos los respetos, ya es hora –te toca querida alcaldesa Mamen Sánchez- que alguien nos explique clarito lo que nos ha costado, las cuentas reales, el esfuerzo que ha supuesto para una ciudad soportar algo que en otras latitudes es sufragado por administraciones y empresas. Hágase un estudio y comparen. Y hablamos. De todas formas sería un requisito indispensable si la Junta, que ya es accionista, decide asumir el control. Queremos saberlo todo Mamen.

Después de esta idea-propuesta-reflexión otra más para hoy. Si ustedes van a un museo a otra ciudad, pongamos Bilbao, se darán cuenta que tienen mecenas, patrocinadores, administraciones, marcas de grandes empresas, que no dudan en apostar por la cultura de su pueblo. Qué penita me da el Museo Arqueológico de Jerez donde, para variar, todo se hace a pulmón, con imaginación, escasez presupuestaria y todo ello en un barrio degradado que, según la calle, parece sacado del asedio de Sarajevo, un triste espectáculo de casas en ruina, apuntaladas, solares vacios, y no les cuento más. El museo tiene que tener músculo financiero para acometer desde proyectos de investigación a seminarios, exposiciones, de todo. Y eso se logra plantándose con un par de ovarios (es el caso ahora) o de cojones (otros tiempos) en donde hay que plantarse (¿entidades financieras y sus fundaciones?) y exigir para Jerez lo mismo que otras ciudades reciben. Punto.

Uno que habrá respirado hoy es el ex alcalde de San José del Valle, Antonio García Ortega, porque ayer se supo que el Juzgado de Instrucción número 5 de Jerez de la Frontera ha archivado la causa que se seguía contra él ya que el magistrado no ve indicios de delito y asume íntegramente el informe del  Ministerio Fiscal de fecha 15 de junio, en el que pedía el archivo de la causa. Así, el auto del juez decreta el sobreseimiento y el archivo de las actuaciones. El PP lamenta lo que llama “campaña de acoso y derribo” contra el alcalde emprendida por el PSOE y le pide que se disculpe. García ya ha sufrido su pena de banquillo político y mediático. Las hemerotecas demuestran que el PP no practica, salvo excepciones muy honrosas, aquello que reclama para los suyos. No voy a abrir ese debate, aunque debería decir algo y es que los culpables de la pena de banquillo son otros, quienes no han querido o no han sido capaces de legislar al respecto, dotar de presupuesto a los jueces o acudir menos a ellos con objetivos políticos. Hay asuntos que se deben dirimir en la escena política y no en los tribunales. Y con todo lujo de detalles, con transparencia, para que jueces y fiscales tomen nota y actúen de oficio. Sería ideal. Nos ahorraríamos un dineral en estos tiempos de penuria.

Me cuentan que el empresario José María Ruiz-Mateos se encuentra estos días residiendo en el chalé que la familia tiene en la urbanización Vistahermosa, de El Puerto de Santa María. Me estremece, en positivo pero más en negativo, la historia de las dos Rumasa y todo lo que está pasando. Le visitan sus hijos, pero uno a uno, y su estado de salud es delicado. Ignoro quién, al final de sus días, escribirá sus historias, las memorias de la abeja. Y las del banquito que llevó a la ruina a mucha gente que depositó no solo su confianza en la familia sino sus ahorros. Muchos son de Jerez y no se dan a conocer porque tienen vergüenza de hacerlo, aunque ahora estén viviendo muy por debajo de que lo que esperaban tras sus jubilaciones. Con miseria. 

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