captura_de_pantalla_2018-03-04_a_las_10.42.41.png
captura_de_pantalla_2018-03-04_a_las_10.42.41.png

Gracias a nuestra lucha y a la de nuestras antecesoras, hoy podemos salir a la calle, escribir, hacer cursos, expresarnos con un grado de libertad impensable hasta hace muy poco. 

El día 8 de marzo, día internacional de la mujer, es el momento de recordar a todas y cada una de esas mujeres que, de una forma u otra permiten que nosotras podamos tomar la palabra, sin miedo. Esta libertad, conseguida tras muchos años de lucha con el patriarcado, nos permite reflexionar que lo que estamos haciendo ahora nosotras, en muchos lugares del mundo, les está prohibido a las mujeres, arriesgándose a la cárcel, o incluso a ser asesinadas.

Es por eso que nuestra responsabilidad se agranda, ya que tenemos la obligación, el deber, de ser la voz de tantas y tantas mujeres que no la pueden alzar, no sólo en aquellos países que no tienen libertad de expresión y donde las principales víctimas son las mujeres, sino también aquí, en donde tantas mujeres no pueden alzar su voz, la mayoría por miedo. Cada año, en nuestro país, mueren muchas mujeres asesinadas por hombres, cuyo único delito es el hecho de ser mujer. Y es que para muchos hombres supone dominio, posesión, mantener unas estructuras a las que no quieren renunciar.

Pero también hay otras muchas mujeres víctimas del patriarcado en el día a día, en el acoso laboral, acoso callejero, la brecha salarial, las violaciones, muchas de ellas silenciadas, dentro del ámbito familiar, frente al cual se forja un muro casi imposible de traspasar. Nuestra responsabilidad de denuncia aumenta frente a la población adolescente, donde hay una aceptación peligrosa por parte de las chicas más jóvenes, del dominio, de la posesión, de los celos, de las relaciones sexuales no consentidas, que ellas traducen, interpretan, porque así se lo hacen ver, como algo inherente al amor romántico, y ellos, los chicos, ven apuntalados todos los estigmas del machismo: “Al hacer esto, somos más hombres”.

En esta invisibilidad, la mujer está acompañada de otros grupos, como es el colectivo LGTBIQ, personas que han tenido y siguen teniendo que luchar para mantener su diversidad.

De igual manera, hoy queremos tener un recuerdo muy especial de todas aquellas mujeres invisibles, que han luchado, pero que son desconocidas: nuestras abuelas, nuestras madres, que en muchas ocasiones han tenido que sacrificar todos o parte de sus sueños, en su lucha diaria. Y aquellas otras mujeres que, aún siendo invisibles en su momento, la historia las ha tenido que reconocer con el paso de los años, como Ende, Christinne de Pizán, Sofonisba Anguisola, y tantas otras. Mujeres que han tenido que figurar con nombre masculino, o que han tenido que acudir a la universidad vestidas de hombre para ser aceptadas. Otro grupo, las eclipsadas por sus maridos o amantes, que las han utilizado para hacer diferentes obras, que al final han firmado ellos, alcanzando la gloria, sin el talento que sólo a ellas correspondía. Otro grupo son las mujeres, más cercanas, que sí han tenido libertad para escribir, para crear, y han prestado y prestan una gran ayuda al movimiento feminista.

En los años 70 del pasado siglo se vive un gran florecimiento de la lucha feminista, siendo muchas de sus representantes figuras emblemáticas de este movimiento. Conviene recordar estas mujeres de los comienzos del feminismo, en donde los principios por los que se luchaba estaban muy claros.

En los últimos años han surgido nuevas y variadas corrientes del feminismo, nuevas figuras. El feminismo es la lucha por la igualdad, por la democracia y por la libertad. Conviene que no nos engloben en otros territorios, en los cuales corremos el riesgo de quedar diluidas.

Gracias a nuestra lucha y a la de nuestras antecesoras, hoy podemos salir a la calle, escribir, hacer cursos, expresarnos con un grado de libertad impensable hasta hace muy poco. Queda mucho camino, no nos engañemos. A veces, da miedo mirar alrededor, donde tantas mujeres están en contra del movimiento feminista. Había que recordar lo que dice la gran Mary Beard: “Toda mujer debe ser feminista”. Pero debemos seguir luchando por algo esencial: el feminismo. Y que el futuro nos sirva para definir qué somos y para qué estamos aquí. Porque el feminismo es sólo una cosa: FEMINISMO.

Larga vida al movimiento feminista.

Loli Corral, Marea Violeta Jerez

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído