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En este año 2018, un año más miles de familias decidirán en qué centro matriculan a sus hijos e hijas. La red de centros públicos está presente en todos los barrios de nuestra ciudad y todos los rincones de nuestro municipio, dando una respuesta educativa de calidad y en condiciones de equidad independientemente del lugar de Jerez en el que las familias residen. Los centros educativos públicos, sus infraestructuras y ubicación no responden a la lógica mercantilista de la oferta y la demanda, responden a las finalidades de un sistema público de enseñanza que pretende que todo el alumnado de Jerez tenga acceso en condiciones de equidad a una enseñanza de calidad. En este sentido, todos los centros escolares públicos han de responder a los mejores estándares de calidad.

Por eso, reivindico la matriculación en la educación pública como un acto consciente de puesta en valor de este derecho y servicio público fundamental y necesario. Estar en la enseñanza pública es la manera más elemental, sencilla y sincera de defenderla. Frente a un gobierno empeñado en el desmantelamiento de la enseñanza pública y la promoción del sector privado, queremos reivindicar la educación pública como la única capaz de garantizar la gratuidad, la cohesión social, la compensación de la desigualdad social, el éxito escolar de todos y todas sin segregaciones y exclusiones y el laicismo educativo.

Paralelamente es necesario poner en valor la calidad de la red de centros públicos, en la que —pese a las políticas de recortes de los últimos años de los gobiernos del PP y del PSOE— las plantillas docentes, la preparación de estos profesionales y los recursos materiales y las infraestructuras están al servicio de una educación integral y para la vida de los niños y niñas, no para el mercado y desde un enfoque de negocio y obtención de beneficios, como es tan frecuente en los centros privados financiados públicamente.

Por eso, la escuela pública es la escuela de todos y de todas y accesible para todos y para todas porque garantiza el derecho a la educación sin buscar negocio, no excluye ni segrega porque una de sus principales finalidades es generar cohesión social. Es integral, equitativa y solidaria porque educa integralmente no solo buscando resultados académicos, porque garantiza la igualdad de oportunidades y compensa desigualdades de partida; y porque busca el éxito escolar y social de todos y de todas.

La escuela pública es innovadora y global porque cuenta con profesionales con compromiso y en continua preparación, porque no pretende que un centro sea el mejor, sino que todos sean los mejores. Es democrática, laica e inclusiva porque las familias participan y deciden, no son “clientes”, porque educa en libertad y no impone dogmas y creencias particulares, porque considera la diversidad como una oportunidad y una riqueza.

Además, todos los estudios e investigaciones señalan que el coste por alumno y curso en la privada y privada-concertada es similar al de la pública, pero supone un desembolso muy superior al promedio del gasto en la pública en conceptos como material y libros escolares, transporte, salidas, actividades que se recarga en las familias que a ellos acuden; es decir, un auténtico repago educativo. La educación no solo es un derecho humano fundamental sino también un pilar básico de las sociedades, porque favorece la emancipación y la cooperación de los pueblos, y contribuye a formar una ciudadanía más libre, crítica y con menos desigualdades.

Hemos venido defendiendo siempre una educación pública universal, que sea gratuita, laica, equitativa, solidaria, coeducativa, personalizada, participativa, ecológica, integral, intercultural, inclusiva y democrática.  Defendemos una educación pública por ser la única que garantiza la igualdad de derechos y posibilidades para todos y todas; que promueve la participación democrática de los distintos sectores implicados en el proceso educativo, incluido el propio alumnado, también en su propio proceso de enseñanza-aprendizaje; que respeta la libertad de conciencia y de creencias; que atiende a la diversidad del alumnado y se compromete con el interés común y el servicio público, al margen de intereses particulares ligados al adoctrinamiento ideológico o al negocio económico.

La escuela pública debe ser un lugar de encuentro entre las personas que coexisten en una sociedad cada vez más plural y multicultural, como una premisa necesaria del auténtico desarrollo de una educación para la paz, en igualdad de géneros y respetuosa con la diversidad afectivo-sexual. Por eso, hoy más que nunca, es necesaria una Educación Pública gratuita que, desde la primera infancia hasta la universidad, luche contra la lógica del mercado. Una educación que reafirme la prioridad absoluta de los seres humanos sobre la rentabilidad económica. Una Educación Pública que integre los distintos ámbitos del saber. Que ayude a nuestros jóvenes a desarrollar el espíritu crítico y aprovechar los logros científicos, sociales y políticos más brillantes de las pasadas generaciones.

Una educación pública que, desde la primera infancia hasta la universidad, promueva valores de paz, solidaridad y cooperación armoniosa entre los países y las personas. Una educación que tiene como objetivo el desarrollo de la libertad de pensamiento, la creatividad, la emancipación individual y la autorrealización. Una Educación Pública que ofrezca a toda la ciudadanía saberes fundamentales, así como la oportunidad de familiarizarse con las formas más elaboradas de un conocimiento cambiante que les ayude a desarrollarse como personas y construir un mundo más justo y mejor. Por todo esto te invitamos a matricular a tus hijos e hijas en la pública y defender así un derecho esencial para el futuro de las generaciones: la educación pública y de calidad.

Tribuna libre de Isabel Almagro Franco, coordinadora del área de Educación de Izquierda Unida en Jerez.

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