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Señor Mayor Oreja, en Jerez le conocemos muy bien. Usted fue ministro del Interior en la vergonzosa etapa de Jose María Aznar como presidente del Gobierno, una época que será recordada para siempre por ser la época del ladrillazo, de la corrupción de Rodrigo Rato y de la Guerra de Irak, esa guerra en la cual nos involucrasteis a pesar de tener a toda la sociedad española en contra. Se le conoce a usted por ser uno de los grandes defensores (junto a Pedro J. Ramírez) de la teoría de la conspiración, por negarse reiteradamente a condenar el franquismo, “una época de extraordinaria placidez“, que llegó usted a decir, y por ser un fundamentalista religioso que se saltó una y otra vez la aconfesionalidad del Estado.

Usted ha dicho barbaridades que no ayudaron ni ayudan a la convivencia en una sociedad plural, democrática, libre y diversa como es la nuestra. Dijo que “interrumpir un embarazo era peor que violar niños". Dijo que Francisco Camps era “el señor más honorable de todos los valencianos y de todos los españoles“. Afirmó que era un disparate que se televisen los problemas de orden público porque “incitaba a manifestarse“. Usted dijo que “el matrimonio igualitario es una de las causas de la debilidad de occidente frente al yihadismo“. Usted ha dicho tantas teorías de la extrema derecha que se ha convertido en un personaje peligroso justamente en este momento.

Mire usted, señor Oreja, vivimos una situación delicadísima con el pueblo catalán. Ahora más que nunca es necesario tender puentes, dialogar, ser empáticos, tener altura de miras y si tenemos que ceder en alguna cuestión, ser generosos. De la calidad de nuestras acciones políticas dependerá si salimos o no de esta crisis de Estado. Sus declaraciones equiparando el proceso independentista con ETA no ayudan, entorpecen, alimentan el odio y amplia las diferencias.

Ayer usted estuvo en Jerez, en la plaza del Arroyo, pregonando sus teorías de la ultraderecha, echando raíces en nuestra ciudad para intentar vender a los jerezanos y jerezanas sus mensajes de odio. Dijo que tras Catalunya se independizará el País Vasco y Galicia. Que el diálogo es imposible. Que solo cabe la suspensión de la autonomía catalana. Que la Policía y la Guardia Civil tendrán que actuar. Que los independentistas son ETA. Alentó a la movilización de los conservadores y los ultras religiosos. Y yo le digo a usted que se equivoca. Que hay margen para el diálogo. Que podemos construir una nación juntos. Sin odios ni rencores. Dialogando, aceptando nuestras diferencias y negociando soluciones políticas. Para muchos de nosotros, el pueblo catalán es un pueblo hermano y no queremos que se vaya ni nos odien para siempre. No les insulte.

Usted viene a nuestra tierra a dividirnos en un momento de máxima tensión en los que necesitamos talante, tranquilidad y mensajes constructivos. Si su intención es lobotomizar a nuestra gente, transmitir miedo y odio para que solo piensen en los colores de una bandera y en intervenciones militares, lárguese. Lárguese y no vuelva. No queremos mensajes de ultraderecha en una ciudad alegre, solidaria y diversa como es Jerez. Coja su bandera, sus teorías reaccionarias y su mochila cargada de inquina y vuelva por donde ha venido. Y no regrese.

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