El Carnaval de Montevideo

Uruguay, un país laico, donde la separación del Estado y las religiones es desde hace muchas décadas una realidad, celebra su Carnaval ajena al calendario litúrgico

Murguistas de Gente Grande en el Pedregullo, Montevideo. PabloMtnezCalleja, 2023
Murguistas de Gente Grande en el Pedregullo, Montevideo. PabloMtnezCalleja, 2023

El Carnaval de Montevideo comenzó  el 19 de enero, seguramente para que el concurso pudiera comenzar el 23, lunes. Cabe decir que todo el Carnaval, y a diferencia de Cádiz, se desarrolla alrededor del concurso que se celebra en el conocido como Teatro de Verano. No es solo el Carnaval más largo del mundo, pudiera ser que lo fuera porque nadie sabe cuándo termina: busquen, no encontrará la fecha.

La pandemia suspendió Carnavales en todo el mundo, sobre todo concursos de Carnaval; la guerra, en realidad solo una de las aproximadamente veinticinco guerras que hay en el mundo, no parece que vaya a suspender nada excepto la vida de varios millones de personas. Este año se celebrarán todos los Carnavales previstos. La guerra en territorio ucranio ha quedado naturalizada en su actual dimensión, como ya quedaron naturalizadas las de Siria, Yemen o Palestina.

Uruguay, un país laico, donde la separación del Estado y las religiones es desde hace muchas décadas una realidad, celebra su Carnaval ajena al calendario litúrgico. Dentro de su calendario de Carnaval, Montevideo celebra dos días de Las llamadas, este próximo fin de semana, con la salida por la calle Isla de Flores de un gran número de cuerdas de tambores integradas en comparsas de Candombe. Las llamadas de San Baltasar, el 6 de enero, sobre las que volveremos, son ya prácticamente el prólogo de los desfiles de Las llamadas integradas en el Carnaval montevideano, en cuyo concurso teatral también están presentes.

El Carnaval de Montevideo quedó suspendido de facto un día, el 2 de febrero, el día de Lemanjá, una deidad de origen africano relacionada con el mar y arraigada en una gran parte de América con renacidos ímpetus. Las playas de Montevideo, especialmente la de Ramírez, se llenaron de creyentes para entregar al mar sus ofrendas y sacrificios.

Vuelta al concurso, que se retransmite por radio y televisión, que llena la vida montevideana, y en el decir popular empieza el año cuando termina el Carnaval. Un presentador, con una voz engolada que recuerda un partido de fútbol o un combate de boxeo, presenta a cada una de las agrupaciones antes de que se abra el telón intercalando publicidades de heladeras o del Banco República. Esa noche, la primera de la segunda ronda, salió la murga Gente Grande por primera vez en el concurso y comenzó con una parodia de la presentación oficial: “El puerto no se vende”, en relación con la venta del Puerto de Montevideo por el Gobierno de Uruguay.

La industria cultural que es el Carnaval de Montevideo es ineludible en este modelo de Carnaval, aunque hay muchas iniciativas barriales que resultan apoyadas por la Intendencia de la ciudad y que llevan las murgas de Carnaval a los lugares más alejados del centro con unos precios moderados: las entradas del Teatro de Verano no están al alcance de todas las familias en una ciudad que según se escucha a algunas murgas serían 361 las ollas populares que alimentan a personas que no llegan.

Los tablados llevan de forma itinerante ese Carnaval que es recibido con verdadero entusiasmo por les vecines, especialmente por los niñes que se acercan a las escaleras del escenario para, al final de la actuación, recibir a los murguistas y hacer con ellos un pasacalles por entre el resto del público. Algunes murguistas, como Gente Grande, incluso permiten que les chiques se pongan sus gorros, que van de cabeza en cabeza hasta que, al final del pasacalles, terminan en el ómnibus que los llevará hasta el siguiente tablado.

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