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Hace cosa de algunas semanas, los medios de comunicación informaban de una actuación de la Guardia Civil contra el narcotráfico en la Sierra de Cádiz. Al parecer, se trataba de una nave de un polígono industrial en la cual se encontraba una plantación de marihuana. En esa operación fueron detenidas dos personas. Cuando pasan estas cosas, uno se pregunta si no sería ya hora de legalizar el cannabis de una vez por todas. Creo que la solución no está en la represión ni en las multas, la solución pasa por una regulación responsable, por la educación y por el control, en definitiva, por la legalización de esta planta.

Hay muchas personas que padecen una serie de enfermedades en las que está demostrado que el cannabis puede ayudar: cáncer, enfermedades inflamatorias intestinales, enfermedades degenerativas como la esclerosis múltiple, etc. En países en los que el cannabis sigue siendo ilegal, como es el caso de España, estas personas, para poder acceder a la marihuana con fines terapéuticos, tienen que exponerse a una serie de circunstancias que son incluso peligrosas. Desde tener que tratar con gente poco recomendable (llámense, vulgarmente, camellos), hasta arriesgarse a ser multados por la policía por la tenencia de esta sustancia. Existen ciertas asociaciones en nuestro país, la mayoría en Cataluña, que ofrecen marihuana con fines medicinales a personas que la necesitan. Incluso se pueden comprar las semillas en los grow shops. Sembrar una planta en casa es una opción, aunque no todo el mundo tiene la posibilidad de hacerlo.

Si indagamos en la historia, existen drogas que llevan milenios acompañando a la humanidad. El peyote, la marihuana y tantas otras sustancias naturales como hongos, tubérculos, etc. Sus propiedades y sus efectos han ayudado en su caminar por la senda del tiempo a millones de personas, hasta que la hipocresía hecha ley convirtió a estas plantas en ilegales. ¿Cómo puede ser ilegal una planta? Fíjense, bajo el abrigo de la Ley, los gobiernos pueden declarar ilegal hasta a las personas, imagínense a las plantas.

Yo tengo la enfermedad de Crohn, una enfermedad inflamatoria intestinal, y hace muchos años, un médico me recomendó, clandestinamente, consumir cannabis con moderación, pues sus propiedades pueden ser muy beneficiosas. Así que, señoras y señores políticos, despenalicen el cultivo y la tenencia de marihuana, y regulen la producción y distribución. Parece ser que en mayo de este año, hubo un pequeño intento por parte del Parlamento andaluz, ojalá se siga profundizando en ese sentido, ya va siendo hora de acabar con el mercadeo ilegal del cannabis.

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