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Lejos del habitual llenazo de los fines de semana, San Pablo presentaba eso que en la prensa se da en llamar aspecto desolador.

Estuve el viernes por la noche —vale, ya era madrugada del sábado— en la calle San Pablo. A ver, que yo ya estaba por allí, la verdad, que no es que acudiera presto a la noticia que supone la presencia de ocho o diez policías obligando a que los bares de la calle levantaran los veladores sobre las doce. Lejos del habitual llenazo de los fines de semana, San Pablo presentaba eso que en la prensa se da en llamar aspecto desolador, consecuencia directa de que San Pablo se haya convertido, al igual que la plaza Vargas y la plaza del Clavo, en ZAS, palabra onomatopéyica que no hay que traducir por el previsible impacto de dicha declaración en la cuenta de resultados de los negocios de estas tres zonas, sino como el acrónimo de Zona Acústicamente Saturada. 

Hay una expresión que utilizaba mi padre que era “aquí o calvos o con dos pelucas” y creo que así puede calificarse la actuación del Ayuntamiento el pasado fin de semana en San Pablo si se compara con la actividad habitual —y hasta ahora permitida— en esta calle. Ahora toca lo de las llamadas al consenso y tal, pero el gobierno municipal lo tiene muy complicado para tomar una decisión que pueda ser aceptable para todas las partes, porque eso de “compatibilizar el derecho de los vecinos al descanso con el de la gente a divertirse (y, por añadidura, el de los hosteleros a sacar adelante un negocio)” queda muy lejano en el tiempo. Ya no cuela. Como todo en la vida, tiene que haber jerarquías. El fin de semana hubo una: a las doce, fuera veladores; antes era a las dos… Lo que no tiene sentido es que esa misma madrugada, yendo hacia casa —haciendo involuntariamente lo que se llama trabajo de campo— me crucé en la plaza del Arenal con una terraza a rebosar cerca de las dos, terraza perteneciente a un bar (pero lo que se dice un bar bar)… es decir ZAS (en toda la boca) en las zona de salir de copas del centro con el novedoso impacto que es para San Pablo, mientras justo al lado siguen "creciendo los enanos". 

ZAS arriba o ZAS abajo, parece que se trata más que nada de establecer un criterio estable por parte de las autoridades municipales y si los hosteleros y vecinos lo comparten, pues mejor, pero al menos que sepan a qué atenerse con unas reglas claras…

Coda: Por cierto, nada de esto tiene sentido si el gobierno municipal no presta atención al incipiente botellón en algunos puntos del centro histórico. Ahí hace más falta un despliegue policial como el que se vio el fin de semana pasado respecto a los bares. El botellón de la madrugada del viernes en la Alameda Vieja (donde no hace falta recordar que están algunas de las ‘piedras’ de mayor valor patrimonial de Jerez) fue especialmente notable, sobre todo, a la vista de las fotos que circulan por internet, cuando algunos decidieron que arrancar señales de tráfico es divertido… En esta cuestión sí que no hay debate ni matices.

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