Niños refrescándose contra una asfixiante ola de calor que deja un aviso naranja por temperaturas de hasta 40 grados en cuatro provincias andaluzas.
Niños refrescándose contra una asfixiante ola de calor que deja un aviso naranja por temperaturas de hasta 40 grados en cuatro provincias andaluzas.

Cuando hace 40 grados nunca parece que haya gran cosa que decir, que escribir… 

A mí el calor me parece horroroso, sus noticias, no. Siempre me han gustado mucho las noticias sobre el calor. Lo digo porque el domingo y el lunes está previsto que se alcancen los 40 grados en Jerez, según he leído en varios medios. En Jerez ahora mismo no hay noticias, aunque hay bastante gente que está pendiente de que se produzcan, pero cuando la canícula impone definitivamente su ley, la ley de los 40 grados, las noticias, como si fueran agua, parece que se evaporan. Digo que las noticias sobre el calor me gustan… pero las de prensa escrita, no las de la tele, tan de repertorio, a veces con una señora en la Malvarrosa (Valencia) diciendo qué tiempo va a hacer también en Huelva o La Coruña. No, esas noticias, no; las escritas, sí, siempre las leo con atención, ya digo, e incluso, si mis fetichismos no fueran por otro lado, me vería tentado de coleccionarlas.

Recuerdo una vez, por estas fechas, en pleno julio pero a comienzos de los 90, que yo formaba parte de un grupo de periodistas que un sábado por la tarde tenía que hacer el periódico del domingo después del aperitivo en La Moderna y haber comido en el San Pedro, como por entonces estaba mandado. Bien… era plena ola de calor y no había tampoco gran cosa de la que hablar, ya digo que cuando hace 40 grados nunca parece que haya gran cosa que decir, que escribir… Ahí seguíamos, tras el café, dando vueltas con qué abrir el periódico cuando un tal Pedro Ingelmo planteó abiertamente que debíamos pensar cual era de verdad la noticia del día. Y la noticia no era ninguno de los enlatados con los que los periodistas de turno suelen afrontar los fines de semana en que están de guardia (terminología, por cierto, más de los políticos hacia los horarios de los periodistas que de los periodistas hacia sí mismos), la noticia, claro, era que en Jerez hacía en ese momento de ese sábado 40 grados o más y lo que ello conlleva: una ciudad vacía, achicharrada, paralizada… incluso la noticia era el mero hecho de poder contarlo. Una metanoticia, en definitiva. Ciento y pico líneas sobre nada. La nada solo aparente, la nada repleta de contenidos de esa ciudad que por unas horas parece dejar de existir…

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