Votos polivalentes

Feijóo pide que la posibilidad de conceder amnistía se vote en referéndum. ¿En qué quedamos? ¿Está votado o hay que votarlo?

Alberto Núñez Feijóo acude a la jura de la Constitución por parte de la Princesa de Asturias, el pasado martes.
Alberto Núñez Feijóo acude a la jura de la Constitución por parte de la Princesa de Asturias, el pasado martes.

Debe ser eso, si no, no se explica. Pinocho-Feijóo acaba de decir ante miembros y simpatizantes de su partido reunidos expresamente —no han aclarado si con o sin bocadillo incluido en el desplazamiento—, “los españoles ya han votado en contra de la amnistía”. Pues debe haber sido una votación tan secreta y oculta como las victorias de Mortadelo y Filemón.

O está dando por hecho —peor aún— que quien vota un diputado para el Congreso está votando todo lo que luego quieran defender quienes mandan en esos diputados, en cuyo caso les sería obligado admitir que los españoles han votado verdadero derecho a la vivienda, derogación de la ley mordaza, igualdad —real— ante la Ley, libertad de expresión, preceptos constitucionales a los que, entre otros, se oponen Feijóo y los suyos, por eso Andalucía sigue siendo discriminada, y ya hay miles de familias viviendo en una habitación, porque no tienen posibilidad de acceder a algo tan elemental como una vivienda.

La elección de diputados no presupone aprobar todo lo que a esos diputados se les ocurra luego y a la vista está, que el propio partido no lo tiene en cuenta cuando no perciben, o no quieren percibir, la necesidad real de toda la ciudadanía en la que se incluyen sus votantes. Peor aún lo dicho, porque los preceptos relacionados en el primer párrafo, son constitucionales, mientras que sobre la concesión o no de amnistía, la Carta Magna no dice absolutamente nada.

Por lo tanto, le viene bien el apodo, porque cada vez que habla de constitucionalismo respecto a la amnistía, Feijóo está mintiendo miserablemente. Y aunque esa previsión fuera posible, no hay un solo artículo de la Constitución que siquiera mencione la palabra amnistía. Feijóo en sus constantes pérdidas de memoria, ha olvidado que ya los votantes rechazaron a sus antecesores de AP, sin embargo continuaron y han llegado a ganar elecciones.

Varias razones pueden conducir a un cambio de opinión en el electorado: por ejemplo castigar una gestión, como ha venido ocurriendo, o por maniobrabilidad del partido que mejor utilice su discurso y engañe al votante, como él mismo está intentando en estos momentos. O porque comprendan el cambio de condiciones o reconozcan su error anterior. De todo hay en la viña del Señor.

Sin embargo, de forma simultánea, Feijóo pide que la posibilidad de conceder amnistía se vote en referéndum. ¿En qué quedamos? ¿Está votado o hay que votarlo? Eso está mejor, de acuerdo con los referéndum, acerquémonos así a la democracia real. Pero Los, en plural, no sólo el, en singular. Así que plantéese referéndum también para aquellos asuntos que no interesan al PP y aunque el partido haya votado en contra, como los ya referidos, derecho a la vivienda, derogación de la ley mordaza, libertad de expresión o garantizar la independencia de la Justicia en vez de impedir la renovación de los órganos judiciales, para mantener a los que le son favorables, entre otros asuntos de máximo interés para una absoluta mayoría de los habitantes del reino de España.

Lo que ocurre es que el presidente del PP, con su “mala memoria”, ya no sólo afirma haber apoyado propuestas a las que se opuso, también “olvida” que aquellas propuestas que afecten especialmente a un lugar, ciudad o comunidad concreta, sólo tiene que ser votada por los electores de ese lugar, ciudad o comunidad. Y que paralelamente se reclame la ampliación de la Amnistía a todos los andaluces encarcelados por cuestiones de opinión, y a los encausados por reclamar mejores condiciones de vida para los trabajadores del campo, que eso sí que sería practicar igualdad. Eso sí está en la Constitución: es el artículo 14. Pero aquí, parece que muy interesados en mostrar su dureza facial, cada cual tiene memoria y aduce la Constitución para lo que le parece.

Así que miren hacia dentro antes de llamar “sinvergüenza” a los “otros”, que la dinámica de los Pinocho-Feijóo y Cía. es ver la paja en ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Por tanto, ya de camino sean serios y ni utilicen la Constitución para lo que no está hecha, que eso es prostituirla, ni quieran eternizarla oponiéndose a su renovación y actualización. Abandonen el cinismo de llamar “golpismo” a desear la independencia, no confundan a la gente, que un golpe de Estado sólo es deponer al gobierno legítimamente electo y sin haber sido elegidos tomar el poder por la fuerza, de forma violenta; y empiecen a pensar de una vez en una nueva Constitución que después de cuarenta y cinco años merece la pena, para posibilitar un mejor desarrollo de la justicia, siempre que luego la cumplan, digan siempre la verdad, no le atribuyan opciones de las que carece ni se opongan a los artículos que posibilitan mejoras.

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