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El objetivo de la banca es el de la oligarquía mundial: reducir el número de los poderosos para hacer más poderosos a los poderosos supervivientes

25 de septiembre de 2025 a las 10:26h
Una mujer, realiza sus operaciones en una sucursal del banco Sabadell.
Una mujer, realiza sus operaciones en una sucursal del banco Sabadell.

Una verdad a medias es la peor de las mentiras. Un cuarto de verdad, mejor no hablar. Todavía no ha conseguido su objetivo de superar al Santander, ser más grande y aumentar las dificultades a los obligados y, por tanto, sufridos clientes de los bancos. De ahí tanto interés en disminuir, todavía más, el número de entidades, ¿para qué? Hasta ahora solo ha servido para empeorar, para empobrecer el servicio.

De la colección de carteles lanzados por el Banco vasco con sede central en Madrid, el más realista es el del lema “la suma de los dos da…” Eso es: la suma de los dos convertidos en uno, bajo el nombre y el estilo del opador, el absorbente. Y tan absorbente, porque el resultado, si triunfara, no sería 1 + 1 = 2. Eso es falso. El absorbido desaparece, como han desaparecido todos los bancos y cajas engullidos por la voracidad de los grandes y el favoritismo del gobierno hacia ellos. Ya lo intentó cuando solo era el quinto de siete y quiso comerse al primero de un bocado. Una operación más política que económica, igual que ahora, aunque ahora sea de signo distinto, porque en el conglomerado actual ya no queda ni recuerdo del Banco de Bilbao. El objetivo de la banca es el de la oligarquía mundial: reducir el número de los poderosos para hacer más poderosos a los poderosos supervivientes. Concentrar el dinero en cada vez menos manos para asegurarse el poder; que según la programación deben quedar pocos y los directivos del tándem Vizcaya-Argentaria quisieran ser los primeros.

Y lo que se pueden ahorrar. Solamente con los despidos, una pasta. Otra con el cobro de lo que con tanta gratuidad llaman “servicios”, el primero de ellos prestarles tu dinero para que agranden su negocio, es decir, la facilidad para ganar más con el dinero de los demás. Y siempre crecer, crecer, crecer (y la historia no es un bolero ni ellos son Vicente Fernández). Pero ¿crecer para mejorar? La última concentración solamente han servido para empeorar el servicio, no hay motivo para creer que ahora haya intención de mejorarlo, por el contrario, cerrarán más oficinas, despedirán más trabajadores para ahorrar. Eso es ahorro, en efecto, pero para el banco absorbente, el que crece a base de cerrar otros, por su propia incapacidad para crecer atrayendo clientes debido a su mal servicio y enterrar el esfuerzo de muchos otros. Pues hacer crecer una empresa siempre es un esfuerzo y el esfuerzo no merece castigo.

El cartel, aquel de “contaremos con 50.000 millones más para créditos a empresas y familias", por ejemplo, es eso, un cartel, publicidad demagógica, publicidad engañosa: esos millones son la suma del disponible de los dos bancos. Sin fusión cada banco contaría con algo menos, pero los dos siguen sumando lo mismo. ¿A quién quieren engañar? Su agencia de publicidad será muy buena, pero aquí han fallado con estrépito.

¿Por qué no cuentan otro cuento? Por ejemplo, que cuantas menos entidades queden más poder acumulan. Que un banco normal puede ser absorbido por otro más grande. O cerrar sin crear demasiado grave problema. Pero cuanto más grande, más difícil dejarlo caer. El principio del tamaño: el banco pequeño es rentable o sucumbe. El grande no tiene por qué molestarse en ser rentable. Al contrario, el golpe de su caída sería tan grande que ahí estamos los demás para rescatarlos, si llegara el caso.

O ¿por qué no nos cuentan para qué quieren tanto dinero? Porque para invertir en familias o en PIMEs no es. Es evidente. ¿Cuánto han invertido en préstamos a familias en los dos últimos años? ¿Cuánto en PIMEs? Lo quieren para seguir destruyendo el servicio. Y Gaza. Porque de sus actividades no éticas destaca la inversión en armamento, gran parte de él vendido a Israel para completar la destrucción de Gaza, bombardear hospitales, escuelas, mercados, incluso campos de refugiados, para ametrallar a quienes esperan coger un plato de comida, para eliminar a los enviados de la ONU o a los periodistas, porque “lo peor que puede haber en el mundo es una buena información…” Cuidado, los bancos no han bombardeado a nadie, no han ametrallado a nadie, no han atacado a personal de la ONU ni a periodistas. Evidente. “Solamente se han limitado” a financiar esas armas, a fomentar el comercio criminal de armas con Israel, a facilitar las armas con que llevan dos años cometiendo esas atrocidades.

No para eso no querrán tanto dinero, ¿verdad?

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