Estarán contentos

A nuestros gobernantes hispánicos o europeos no les preocupan los desajustes provocados a mucha gente por el cambio horario, en especial en ancianos y niños pequeños

¿Por qué se sigue aplicando el cambio de hora, con el mismo equívoco y falso argumentario?
¿Por qué se sigue aplicando el cambio de hora, con el mismo equívoco y falso argumentario? MANU GARCÍA

Ya deben estar satisfechos nuestros dirigentes, tan poco diligentes para cuanto no sea el intento de lucimiento personal. Porque creerán haber hecho los deberes. Sus deberes, que solamente es el gobierno justo y equitativo para todos los gobernados, pero en cuanto a la simulación es más bien el engañabobos de quienes nos siguen creyendo bobos. Y esto, lamentablemente, es común a todos los gobiernos de todos los partidos. No suscribimos la cómoda huida del compromiso, porque no es cierto que todos sean iguales: los hay malos y peores y eso dada la distancia a que pueden llegar entre sí, es una diferencia notable. Sí coinciden casual y tristemente en aquellos puntos de aparente importancia menor en los que buscan un elemento para hacernos creer que trabajan por el bien de la ciudadanía.

Se lo podrían ahorrar, pero por desgracia son muchos en creerlos de buena fe, porque cuando el error es más bien un horror, a la mayoría cuesta trabajo pensar en una mala acción intencionada, se fuerza la confianza en la buena fe del legislador y si acaso, todo lo más sería un error humano, y todo el mundo tiene derecho a equivocarse. Pero esto no puede ser un error, pues el cambio de hora se está practicando hace muchos años. Franco retrasó dos horas, dicen que para no tener diferencia con Alemania y poder hablar con el Führer sin necesidad de hacer cálculos horarios para no interrumpir su siesta. Algún tiempo después, cuando se había hecho imposible cualquier intento de conversación con Hitler, las dos horas se redujeron a una, la cual todavía subsiste; así que cuando llega el cambio "para asimilarnos a Europa", volvemos a "ganarnos" dos horas de desfase.

Esa ha sido la excusa más frecuente para intentar justificar el cambio: es una norma europea de obligado cumplimiento. También se argumentó aumentar las horas de sol a los países escandinavos, "tonterías de la tía Carlota" tanto que esa razón-sin-razón carece de peso, pues si los países escandinavos necesitan más horas de sol, se haría el cambio en ellos sin tocar a los demás. La inconsistencia de este pretexto ha motivado que no haya vuelto a ser utilizada. Pero subsiste el de la 'unidad horaria' europea, monumental mentira, porque si el cambio se hace en toda Europa, seguimos teniendo las diferencias propias de los husos horarios en cada zona.

Queda otra excusa, la más importante y antigua y a la que continúan asidos como lapas: el ahorro en consumo eléctrico. Es la razón supuesta y publicitada para justificar lo que pudo ser algo verosímil hace ya muchos años, pero hoy no. Porque en los cuarenta y cincuenta del siglo XX el consumo minorista podía tener un peso específico alto en relación a la totalidad del consumo, pero a final del siglo XX y en el XXI, el humano ha sido desplazado y muy superado por los consumos públicos y los industriales o comerciales.

En una palabra: esa mentira ya no se sostiene. El alumbrado público no se atiene a las horas 'oficiales', por el contrario se encienden al oscurecer y se apagan con el amanecer; las empresas con horarios de trabajo por turnos de ocho horas y los escaparates de las tiendas en zonas comerciales, tienen sus frigoríficos y maquinaria en funcionamiento veinticuatro horas; y sus luces casi otro tanto. Al lado de todo este consumo, el de particulares es una minucia. Es un gasto incapaz de condicionar, ni siquiera de hacer una pequeña mella en el consumo total.

Entonces ¿por qué se sigue aplicando el cambio de hora, incluso después de llevar varios años anunciando "este es el último" y con el mismo equívoco y falso argumentario? Sin duda carecen de razón, obligan a pensar por tanto en una motivación oculta, que bien podría ser el farol para convencer a la ciudadanía de su 'preocupación por el ahorro', mientras siguen permitiendo a las eléctricas cobrar un porcentaje, casualmente alto, por un supuesto 'déficit de tarifa', una carga ya con visos de eternidad. A nuestros gobernantes hispánicos o europeos no les preocupan los desajustes provocados a mucha gente por el cambio horario, en especial en ancianos y niños pequeños. Pero eso no les aporta notoriedad.

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