¿A quién perjudica el dragado?

En este mundo traidor… para serlo necesita traidores, personas físicas, porque el mundo en sí no es más que una esfera en movimiento constante que sólo notamos en el paso del día a la noche

09 de junio de 2022 a las 09:10h
Una imagen del Guadalquivir.
Una imagen del Guadalquivir.

La decisión del actual presidente de la Junta de Andalucía de desviar a su ciudad natal el vuelo a Oriente negociado desde Sevilla, todavía no basta para desmontar el mito del “favoritismo” a esta ciudad por parte de la Junta. El problema es que desde esta ciudad nadie se ha lanzado a reclamar al gobierno andaluz ni ha puesto en marcha el tan socorrido soporte del agravio comparativo. Verdadero problema, el chantaje de la queja infundada, abultado por la Junta al decidir sus inversiones en función del nivel quejumbroso de las autoridades locales en lugar de las necesidades reales, como puede verse con claridad con sólo repasar los presupuestos de la Junta, no sólo insuficientes en criterio proporcional, sino falseados al incluir los gastos de mantenimiento de las consejerías no como inversiones en Andalucía, sino como si fueran en Sevilla. Está claro que este Estado español no es marxista, porque si hubiera en él un pequeño resto recordaría aquello de “a cada cual según su necesidad…”, y abandonaría el patrón de la queja y la llantina, menos aun cuando la llantina sólo pretende esconder la inactividad propia de ciertas administraciones locales.

En este mundo traidor… para serlo necesita traidores, personas físicas, porque el mundo en sí no es más que una esfera en movimiento constante que sólo notamos en el paso del día a la noche. La pregunta es digna de recibir respuesta comprometida, sería interesante responder a la pregunta: “a quien perjudica el dragado del Guadalquivir”. O, todavía más directo: ¿Quién se beneficiará de no permitir que los barcos de cierto calado puedan entrar en el puerto de Sevilla? Los barcos son cada vez más grandes, por tanto precisan más profundidad para poder navegar. ¿Cómo es que se puede remover el fondo marino de la ría de Huelva lo que acabaría con la vida animal en todo el área al remover el fango con metales pesados del fondo y en cambio es “un peligro” devolver al río su profundidad anterior para abrir camino a los barcos más modernos, con el mayor calado? El tercer puerto de Andalucía en tráfico de contenedores y el primero en frigoríficos, según el estudio de Rafael Esteve Secall, continuamente pierde capacidad por el aterramiento constante del fondo. Y nos quieren convencer que devolverle su caudal pueda salinizarlo.

El reflujo no es nuevo. En el Guadalquivir es constante hasta muy pasado Coria, pero nunca se ha salinizado por eso. El posible daño al arrozal es por tanto una patraña urdida para impedir el crecimiento del puerto, por quienes en cambio y sigue la hipocresía, defienden al cangrejo rojo americano, que en su expansión imparable sí es un grave riesgo para el cultivo del arroz por lo que también están engañando a los arroceros. Recuperar la profundidad tradicional del río no puede salinizarlo, si así fuera ya llevaría muchos siglos salinizado.

La oposición al dragado no es exclusiva contra el puerto de Sevilla, es un ataque a la economía de la ciudad. Lo prueba el remate: el hecho de que varias administraciones, bajo dos regímenes políticos distintos —al menos en apariencia— y diferentes partidos, se vienen negando a la construcción de hasta seis puertos deportivos —que no precisan dragado y animan la economía de la zona— entre Sevilla y Coria, con el fútil y cínico pretexto de que “no hay demanda de amarres”. La demanda de amarres es posterior, no anterior como puede ser para los automóviles el garaje¸ es decir, no se compra el barco si no hay amarres,  nadie compra el barco para buscarlo luego busca. El barco no se puede anclar en alta mar, como el coche se puede estacionar en la calle. Quien no tiene seguridad de poder amarrarlo, simplemente no lo compra. Esa es la gran diferencia. Eso prueba que se trata de una sucia maniobra contra Sevilla y su entorno. Una más. Por eso a las administraciones españolas y andaluzas les beneficia la acusación de “preferencia” a esta ciudad. Esa crítica infundada les permite negarle la inversión necesaria, como está ocurriendo con el metro. Pero eso es motivo para otro artículo.

 

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