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Si Gran Bretaña ha votado para salir de la UE ha sido debido al peso ejercido por los sectores más veteranos de la sociedad británica.

Si Gran Bretaña ha votado para salir de la UE ha sido debido al peso ejercido por los sectores más veteranos de la sociedad británica. La coyuntura demográfica ha hecho que asuntos como la hostilidad a la inmigración, la percepción de inseguridad o las políticas de rescate hayan condicionado el voto de un sector que, a pesar de su experiencia, tiende a la paranoia y la frugalidad. Para ellos, la UE no significa progreso ni oportunidades, incluso después de haber producido durante 40 años la riqueza que hoy los sostienen -tanto dentro del Reino Unido, como fuera de sus fronteras-. Las primeras cifras publicadas -bajo el actual gobierno conservador- estimaron que la migración neta fue de récord -330.000 en junio de 2015-. La opinión pública en el Reino Unido también era clara antes del referéndum: Una gran mayoría (76%) del público quería ver la inmigración reducida a pesar de factores como que, solo en España, viven más de un millón de ciudadanos británicos.

La politización y los esfuerzos de la centro derecha británica -especialista en “asustar viejas”- por utilizar la migración como arma política, ha distorsionado las percepciones hasta desconectarlas de la realidad. De hecho, los datos dicen que los inmigrantes de la UE son contribuyentes netos a las finanzas públicas en el Reino Unido y no deberían haber sido culpabilizados por la financiación insuficiente de los servicios públicos. Como promedio, los inmigrantes han contribuido un 34% más en términos fiscales al Reino Unido del gasto que han causado –en total 22.100 millones de libras en términos de 2011-.

La causa del mal funcionamiento y lentitud de respuesta de los servicios públicos -especialmente el sistema nacional de salud británico- se podría achacar de forma más real a los recortes en los presupuestos de dichos servicios. Sin embargo, al vincular la inmigración con las presiones sobre las instituciones públicas, la escasez de vivienda, o las largas listas de espera, la clase política ha asegurado de que algunos de los que podrían haber culpado al gobierno culpen en su lugar al inmigrante llevando al país y a Europa a un retroceso histórico a cambio de rédito politico.

¿Qué se espera en Reino Unido a partir de ahora?

David Cameron, en una espléndida maniobra para asegurar su supervivencia política, había asegurado un acuerdo con otros líderes de la Unión Europea que estarían dispuestos a aceptar concesiones para acomodar al Reino Unido en una Europa a la carta. En caso de que los británicos hubieran elegido quedarse en la UE se garantizaba un estatus especial para la permanencia de Gran Bretaña. Sin embargo el órdago se le fue de las manos a Cameron trasladando el futuro de los británicos a escenarios muy distintos:

La integridad territorial de Reino Unido: Escocía o Gibraltar ya habían anunciado su intención de permanecer en Europa si el Brexit se producía. Se prevén referendos a nivel interno para dirimir esta cuestión.

Golpe a los mercados financieros: La bolsa ya esta cayendo a niveles históricos. La confianza de los inversores se verá gravemente dañada a ambos lados del Canal de la Mancha. La gran industria de servicios financieros de Gran Bretaña quedará excluida en el medio plazo de los mercados europeos y esto provocará una caída en la competitividad de las empresas. Posiblemente una gran parte de la 'City' se trasladará a Frankfurt.

Depreciación de la libra: Ante la más que probable perdida de competitividad de las empresas británicas, se tendrá que ajustar el precio de de la moneda para poder competir a nivel internacional. A nivel comercial, las negociaciones para el TTIP posiblemente se vean afectadas, puedan estancarse y queden en vía muerta.

De vuelta a la edad media de los mercados de trabajo: El impacto que tendrá el Brexit en el mercado laboral británico y europeo será mucho más profundo, ya que los trabajadores extranjeros entrantes tendrás más difícil contribuir a la economía británica. De igual manera, los jubilados británicos -que han votado en su mayoría para salir de la UE- verán como el sistema de seguridad social británica cuenta con menos contribuciones además de tener más difícil acceder a los sistemas de salud exteriores como el español, dificultando la movilidad geográfica en su conjunto.

La previsión para la Unión Europea

Como anunciaba el primer ministro de Francia, Manuel Valls, las consecuencias serán "difíciles de imaginar". Habrá que repensar la vida económica, social y política, diplomática y cultural de la UE, porque el Brexit dejará un hueco difícil de compensar en la UE a todos los niveles. Sin voluntad política para desatascar la situación y refundar la UE afrontaría probablemente su desaparición.

Tal vez el mayor riesgo a corto plazo para la UE sería el contagio en otros países al haber optado por salir de la UE, se opta por obstaculizar la libre circulación de personas, bienes y servicios y se favorece el aumento de la hostilidad hacia la inmigración -tanto a causa de la inmigración desviada desde el Reino Unido como a causa del impacto de las políticas que se impondrán en el Reino Unido a partir de ahora-. En esta linea, la inmigración y la seguridad serán factores en las elecciones presidenciales de Francia en 2017, donde sin duda la migración y la seguridad seran temas clave durante la campaña.

En cualquier caso, el miedo, la xenofobia y la percepción de inseguridad que los “asusta viejas” británicos han generado, ha provocado una dirección solo a medida para ese tipo de tercera edad que vigilan detrás de la puerta y sospechan del vecino, tomando una decisión hasta cierto punto cobarde y egoísta. Si los lideres europeos no ponen remedio, Europa afronta un panorama de creciente desconfianza y sin duda más odio al extraño. De seguir por la vía marcada por el referéndum británico, el país se estancará a nivel económico, social y cultural.

La Unión Europea, por su parte, llevaba demasiado tiempo jugando con políticas peligrosas agitando escenarios de desigualdad. Finalmente, la austeridad, la ausencia de una solución común para la crisis migratoria, los recortes en servicios públicos y la solución griega han pasado factura. Los lideres europeos no tiene otro camino que dar un giro de 180º diseñando un nuevo modelo económico sostenible, reforzando el modelo social y de solidaridad, y mejorando la calidad de la democracia. De lo contrario, afrontará su desaparición en un plazo aún más corto de lo esperado.

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