El marrón del contenedor: un color, una situación

Una palabra de origen francés que fue sustituyendo a 'castaño' allá por el siglo XIX tiene en vilo a la recogida de basuras de Jerez y a sus ciudadanos, a la espera de ver quién se come 'el idem', el pago del nuevo sistema

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

No estamos en Jerez. Un hombre tira basura en un contenedor marrón.
No estamos en Jerez. Un hombre tira basura en un contenedor marrón.

Llegan los contenedores de color marrón. En realidad deberían haber llegado ya, pero en eso está el Ayuntamiento de Jerez. Se trata de los contenedores en los que hay que depositar todo lo orgánico, que viene a ser el 40% de la basura. Todo para reciclar, todo para compostaje y similares e incluso energía: no sabemos si se llamará energía marrón, que no suena muy comercial.

Ya hay por ahí bromas con el color, con el marrón. Pero bueno, que a ver qué color le iban a poner, ¿rojo Ferrari? En realidad, con marrón empezamos mal, porque marrón es un galicismo introducido en España a mediados del siglo XIX o así, que antes estaban las palabras 'castaño' e incluso 'pardo' para referirse a esa tonalidad. Tirando por lo fino, por lo afrancesado, la gente bien siempre ha disfrutado del marron (aquí, sin acento) glacé, esas castañas confitadas que están francamente ricas. En algún momento, alguien decidió que para qué seguir llamando castaño a las cosas del color de las castañas et voilà: el primer marrón.

Así fue. Que cómo marrón fue luego derivando hacia algo desagradable o embarazoso, es algo completamente desconocido. Dicen que puede ser porque, entre otras cosas, el marrón es un color que no le gusta a casi nadie... De todas formas, en su forma extreme, el lenguale llegó a "comerse un marrón", probablemente otra vez por el color de... hummm, mejor lo dejamos, pero por el glacé no iba a ser, no...

En Jerez, la alcaldesa Pelayo lleva tiempo diciendo, sin decirlo, que quiere evitar "un marrón" a sus vecinos con los contenedores marrones porque valen una pasta (y hay que reponerlos, otro reciclado, etc). Más de un millón de euros. Y en eso estamos. ¿Subirá la tasa de basura? ¿Habrá malabares? Pues sí, marronazo en toda regla...

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