Coronavirus en Daegu, Corea del Sur. FOTO: Reuters
Coronavirus en Daegu, Corea del Sur. FOTO: Reuters

“Resiliencia”, que significa reconstrucción tras un traumatismo es un tiempo propicio para los cuestionamientos. Un tiempo para desear un nuevo mundo -Annie Ernaux- (escritora francesa)

Se abren nuevas incógnitas sobre la libertad, sobre nuestras costumbres, la salud, el medio ambiente, la globalización, la economía. Vivimos el suspense imaginando el futuro. “¿Será distinto del mundo en el que habíamos vivido hasta ahora? ¿Será una restauración de lo que hubo o una realidad completamente distinta?” Se pregunta Siri Hustvedt Ezl (Premio princesa de Asturias de las letras 2018) No sabemos hoy si el futuro será bueno, o malo. Pero sí sabemos que será otro. La expresión «nuevo orden mundial” ya está manida. Ojalá el virus nos haga salir de la caverna, la oscuridad y las sombras”, nos dice Emilio Lledó. Un abanico de incógnitas se abre ante nosotros. Sin embargo, Emanuele Felice (economista italiano) matiza que “esta crisis ya nos está enseñando algo: hay cosas más importantes que la economía”. “Porque cambiar de prioridades es posible. Solo hay que hacerlo” -Victoria Kamps-.  Aunque acertar antes de tiempo equivalga a equivocarse. Sin embargo, no se pronuncia especialmente optimista Adela Cortina, porque “el futuro se prepara cultivando el presente y las actitudes en plena crisis siguen siendo las mismas” No es el fin del mundo. Pero es el fin de un mundo, dicen algunos. Del mundo en el que habíamos vivido hasta ahora. Y no existe el error en su argumento. Porque así lo proclamaba también en septiembre del año 2008, en plena crisis financiera internacional, Nicolas Sarkozy, con un llamamiento a los líderes mundiales para refundar el capitalismo y siguieron con la misma actitud. Nos recuerda Adela Cortina que, como bien decían los viejos anarquistas, en la lucha por la vida no sobreviven los más fuertes, los supremacistas, los que provocan el conflicto y la polarización, sino los que refuerzan ese valor sagrado que es el apoyo mutuo. Y sin vida no hay nada. Tampoco beneficios. Cercano a este dolor y tanta muerte, escucha este silencio de las calles: Escúchate: que hable tu corazón, que exprese su bondad y atrévete a inventar el día de mañana. Nota: los textos entrecomillados son recogidos de entrevistas y declaraciones de los autores mencionados.

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