Y Andalucía, pa' cuando

Las cosas cambiaron hace años y por fin, en la campaña electoral andaluza, ya se habla de los problemas de nuestra tierra, (que va, es broma, ahora es mucho peor)

Emilio Castro

Fotoperiodista.

Bandera de Andalucía y España combinadas.
Bandera de Andalucía y España combinadas.

Durante muchos años, el PSOE-A, hizo coincidir las elecciones autonómicas con las  legislativas. Manuel Chaves sabía que (por alguna extraña razón) el pueblo andaluz, las consideraba de segunda categoría, mientras que se tomaba muy en serio los comicios generales. La gente al llegar al colegio electoral, se encontraba con las papeletas blancas y salmón, y además con las verdes. Que coincidan las elecciones es legal y más barato que, no lo hagan. Chaves utilizó el impulso nacional para ganar elección tras elección. Nada que objetar, salvo que nunca se hablaba de los problemas que nos afectan a los andaluces. La cuestión española pasaba por encima de todo, haciendo que la discusión sobre lo que nos atañe en lo esencial y en lo cotidiano se diluyera cual terrón de azúcar en agua de borrajas. Los andaluces y nuestras tribulaciones nos desleíamos ante la elección de un nuevo Congreso y en consecuencia un nuevo gobierno de España.

Las cosas cambiaron hace años y por fin, en la campaña electoral andaluza, ya se habla de los problemas de nuestra tierra, (que va, es broma, ahora es mucho peor). El próximo 19 de junio, encontraremos una urna verde completamente sola en la mesa electoral. Pero nada cambia, seguimos sin hablar del déficit de inversiones públicas que esta tierra sufre y ha sufrido desde siempre. No se escucha una palabra sobre qué hacer con el paro endémico.  Tampoco se habla de la privatizable sanidad, cogida con alambres. Ni de la educación de esos niños andaluces que antes de la llegada del P.P. y C´S, “eran prácticamente analfabetos” como decía Ana Mato, (ella lo veía muy claro, pese a no ver el Jaguar en el garaje de su casa). Supongo que a estas alturas nuestros hijos son un ejemplo de erudición, para todo el mundo. Ya puestos podríamos hablar de la deuda histórica, esa de la que ya no se habla por culpa del impago.

En lugar de ello, los políticos, los medios de comunicación y por extensión la ciudadanía, solo hablan de España. “Pedro Sánchez se juega el gobierno en Andalucía”, leo en un titular. Yo creí que no se presentaba. Feijó consolidará su poder en el P.P. de la calle Génova, dependiendo de los resultados en el parlamento andaluz. Arrimadas firmará la defunción de Ciudadanos en nuestra tierra. Podemos, venido a menos, se lo juega del todo, difuminado en una coalición de izquierdas (no sé por qué me recuerda tanto a IUCA-LV). Deberían ser más coherentes y cambiarle el nombre a su formación y llamarse “Pudimos”. Yolanda Díaz, pondrá la primera piedra de su edificio político en Andalucía.

Por cierto, ¿Cuándo vuelve Ayuso? Necesitamos que nos explique su brillante gestión que ha llevado a Madrid a ser España dentro de España. O cómo se convierte la capital de un país en paraíso fiscal. Quizá lo que necesitamos es dejar de estar fuera de España. Enséñanos presidenta Ayuso a ser libres, o mejor aún, preséntate tú y nos metes en España. Llevamos demasiado tiempo fuera.

La, ahora ya sí salobreñera, andaluza por los cuatro costados, Macarena Olona, podrá seguir sonriendo mientras habla, o hablando mientras sonríe, (me parece extremadamente complicado hacer las dos cosas al mismo tiempo, sin que se le caiga la cara de vergüenza). Entre risa y risa, no habla, no parece importante, de sus intenciones de devolver competencias a Madrid, o de cerrar Canal Sur, o del pin parental, o de tratar de amortiguar todas las leyes estatales en materia de derechos. Por supuesto su jefe de filas, Santiago Abascal, va a venir mucho por aquí a desfilar, perdón, a pasear por calles y plazas, esputando su bilis “antitodo”.

Somos la clave del éxito o del fracaso, somos el tribunal que pondrá las cosas en su sitio, somos la sal de la tierra, pero nadie habla de nosotros. No se oyen propuestas para cambiar nada. Quien sabe, igual los programas electorales están plagados de buenos proyectos de futuro, pero no hay debate sobre ellos. Hay cientos de artículos, de tertulias, “made in Madrid”, en las que florecen expertos en Andalucía, que conocen al dedillo todo lo que aquí pasa. Yo de mayor quiero ser experto de profesión. Estos saben lo que queremos mucho mejor que nosotros mismos, para algo son expertos.   

 España, España y nada más que España. No somos algo, no somos nada, si acaso un trozo. Somos el sur, usable como tópico, como trampolín, como parapeto, como excusa, como arma arrojadiza. ¿Por qué siempre se le niega a Andalucía el debate?

 Ningún político, ni periodista, ni cura, ni representante de cosméticos, o sexador de pollos, se atrevería nunca de hablar solo de España en Euskadi, en Catalunya, en Canarias o La Rioja, pero nosotros no merecemos que se hable de nuestros problemas, ni siquiera tenemos nombre, somos abajo

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