Amor a primera vista y amor construido

Recuerdo perfectamente la primera vez que nos vimos. Las sensaciones. Las reacciones.

Vista aérea de Jerez.

Recuerdo perfectamente la primera vez que nos vimos. Las sensaciones. Las reacciones. ¿Acaso nos conocíamos de antes? ¿Quizás de otra vida? Recuerdo sentirme como cuando estás en un lugar que te es familiar. Como cuando llegas a una casa en la que ya has estado antes. Fuiste como una casa que nunca has visitado pero que sin saber por qué, conoces sus habitaciones, su luz y sus olores.

Después de ese primer impacto nos fuimos conociendo poco a poco. Nos fuimos desvelando y descubriendo espacio a espacio. Al principio solo tuvimos contacto muy de vez en cuando. Dejando largos espacios de tiempo entre nuestras visitas. Yo seguía en Barcelona pero tú seguías muy presente en mi mente y en mi corazón. Te sentía incluso a distancia. Y pieza a pieza fuimos construyendo esa confianza. Una relación a distancia pero que no se apagaba. Todo lo contrario. Resurgía con fuerza cada vez que nos veíamos.

La relación ya no pudo seguir a distancia. Cada vez que te veía me enganchaba más a ti. No quería separarme de ti y me costaba cada vez más seguir con mi anterior vida. Porque tú me enseñaste a ver y a sentir la vida de otra manera. Porque contigo yo era diferente. Porque me diste parte de tus valores. Unos valores que me gustan y que hacen de mí mejor persona. Y sobre todo que me hacen feliz.

Por eso decidí irme contigo. Dejé mi vida en Barcelona y vine a vivir aquí. Poco a poco habíamos construido un vínculo y yo aposté por él. Igual que apuestan muchos jugadores en el casino. Apostando a un número sin tener un motivo racional y sin saber muy bien el motivo. Pero confiando en las emociones y en la intuición. Confiando en el corazón. Y hasta ahora nunca me han fallado las decisiones tomadas con el corazón.

Hemos convivido juntos desde hace casi dos años. Dos años en los que como todas las relaciones, hemos tenido altibajos, enfados, y alguna que otra decepción. Y he conocido de ti todo lo bueno y también todo lo menos bueno. Tus debilidades, tus miedos, tus problemas pendientes de solucionar.

En este tiempo, desde que nos conocemos y más desde que convivimos, hemos construido una relación sólida. Porque la hemos construido poco a poco. Y no solo con el corazón, también con la cabeza. Ya no es una relación basada solo en esas sensaciones y esas mariposas de los primeros contactos. También he aprendido a quererte no solo a ti. También he aprendido a querer a tu gente, a tu entorno más cercano y a esta tierra que te rodea. El mar, el campo, tu luz, tu sol, tu lluvia torrencial y tu viento de levante.

Siempre me preguntan por qué estoy en Jerez y por qué decidí venir. Y siempre contesto lo mismo. Porque me enamoré de ti Jerez. Primero a primera vista pero ahora ya puedo decir que somos una relación estable. Que no es ninguna tontería o enamoramiento pasajero. Nuestra relación está construida sobre buenos cimientos. Nos queda recorrer un largo camino, juntos, o eso espero. Vendrán dificultades y desencuentros. Pero los solventaremos, estoy convencida.

Gracias Jerez por quererme y por darme todo tu cariño. Gracias por tu amor. Tú también tienes el mío, para lo bueno y para lo malo. Quizás hasta que la muerte nos separe.

Archivado en: