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Quiero pensar que esa sensación de indefensión, unido a la impotencia que genera un atentado como el vivido en Las Ramblas y en Cambrils, ha sacado lo mejor y lo peor de nuestro país. 

Toca comentar el tipo de noticias que nadie quiere comentar, pero se hace complicado abstraerse de todo lo que ha envuelto lo que se ha convertido en una nueva Semana Trágica en Barcelona, esta vez con el terrorismo yihadista como culpable.

Tocaría también analizar cómo hemos llegado a esta situación, después de habérnoslas prometido felices durante trece años, pensando que no estábamos en el punto de mira de estos desalmados. Aplaudíamos con las orejas cuando veíamos, casi mes a mes, operaciones antiterroristas en todo el territorio nacional. Lo teníamos perfectamente controlados.

Y de repente, te despiertas en mitad un sueño que se torna pesadilla. De repente te das cuenta que eres frágil, débil… que en realidad siempre lo has sido pero no has querido asumir esa realidad cuando te plantabas frente al espejo. Eres mortal, eres finito. Tienes caducidad.

Quiero pensar que esa sensación de indefensión, unido a la impotencia que genera un atentado como el vivido en Las Ramblas y en Cambrils, ha sacado lo mejor y lo peor de nuestro país. Lo mejor, en forma de solidaridad, sensatez, unión de la ciudadanía ante la barbarie, etc.

Lo peor, reflejado en separatistas y radicales de extrema derecha, que utilizan los cadáveres (aún caliente) como munición para sus discursos excluyentes, tratando de hacer proselitismo con algo tan infame como un ataque terrorista al corazón de la ciudad, precisamente, más heterogénea, integradora y cosmopolita de España.

Ese tipo de alimañas, han aprovechado redes sociales y medios de comunicación de manera espuria y vomitiva, utilizándolos como altavoz de sus preceptos, como improvisado púlpito desde el cual arengan al odio, a la supremacía racial, y llaman a una nueva guerra. Para unos de independencia, para otros “santa”.

No tienen cabida en nuestra sociedad… son ratas que deben ser silenciadas cuanto antes de nuestras vidas porque no vienen a sumar, sino a dividir. Y basta con quitarles las alcachofas de la boca para que dejen de proclamar sus interesadas barbaridades. Basta con no dejarse manipular en internet con sus maliciosos mensajes de falsa “protección patria”.

Ni los unos ni los otros buscan lo mejor para su país. Unos se lo llevan calentito a Andorra… y los otros lo hicieron a los “pazos”, sirviéndose para ello de la ignorancia, o de una indignación mal encaminada.

No traen nunca nada nuevo, y la basura es su sitio favorito… son alimañas.

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