foto_entrada_domecq.jpg
foto_entrada_domecq.jpg

Es hora de cambiar de mentalidad, de dejar atrás la actitud asistencialista y las dádivas interesadas para ponerse el mono de trabajo y empezar a sembrar. 

Sinceramente admiro a los chinos. A esos empresarios de micro-pymes asentados en nuestras ciudades capaces de buscar el filón de cualquier producto o idea con atisbo de éxito, ávidos de responder a la más mínima demanda en sectores donde otros incomprensiblemente dejan libres posibles nichos de negocio.

El carácter emprendedor no es precisamente nuestro fuerte. Acostumbrados a un servilismo preocupante de las administraciones públicas, tristemente lamento como jerezana esa pasividad e indiferencia que roza lo esperéntico mientras las cifras del desempleo nos convierten en una de las regiones más pobres de Europa. Con nuestros recursos y materias primas otros se harían de oro, mientras en nuestra campiña esperamos a que los foráneos descubran nuestra riqueza cultural y hagan caja con ella. Y ahí está el ejemplo de los nuevos dueños de las grandes firmas bodegueras de la ciudad; aquellas mismas empresas que veían entrar por sus puertas cada día a miles de trabajadores décadas atrás dibujando una estampa casi imposible en la actualidad.

Es hora de cambiar de mentalidad, de dejar atrás la actitud asistencialista y las dádivas interesadas para ponerse el mono de trabajo y empezar a sembrar. Las semillas ya existen en esta tierra colmada de fertilidad, sólo es cuestión de abono y labranza. Sólo así seremos dueños de nuestro presente y de nuestro futuro, sin esperar el manido dicho popular de "ahí me las den todas".

Cuando escucho hablar del esplendor de nuestra ciudad de hace décadas y reviso el testimonio de quienes hicieron de la lucha obrera y de la reivindicación social los verdaderos emblemas de esta ciudad, más me lastima comprobar que nos hemos acostumbrado a ser el farolillo rojo y a dar por buena la imagen de un pueblo adormecido y mancillado.

Es evidente que la receta del éxito, de la regeneración industrial, no tiene patente de corso pero aún así cada uno y cada una, en nuestros respectivos ámbitos personales, somos capaces de emprender y generar sinergias empresariales de las más variadas cuestiones. Ese olfato empresarial sumado a la valentía y arrojo necesarios para llevar a buen término nuestro proyecto constituyen la mejor herencia que nos podemos fraguar, a nosotros y a las generaciones venideras. El camino no es fácil pero ya lo recorrimos una vez. Sólo hay que volver sobre nuestros pasos...

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído