sue_os
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Escribió Calderón de la Barca en La vida es sueño, que quien no tiene sueños no aspira a nada. Otros dicen que si no los tienes estás muerto. Otros que cuidado con ellos que finalmente se cumplen.  Inside Llewyn Davis es la última película de los hermanos Cohen estrenada en nuestro país. Se trata de una película que cuenta la amarga historia de un cantautor que trata de abrirse camino en New York a principio de los años 60. Llewyn, cuyo imposible nombre galés no se explican sus compatriotas, duerme cada noche en el sofá de la casa de alguno de sus amigos, cambiando de sofá cada vez que se enfada con ellos, es decir, frecuentemente. Acude cada noche al Gaslight Café, unos días para cantar sus desgarradas canciones y otros para insultar a los intérpretes que tocan canciones que le parecen impropias de la música que él defiende, con la que sueña tener éxito. Pero el triunfo se le resiste, en parte por su propio carácter, que le hace indómito pero que también le impide comunicar con éxito todo lo que lleva dentro, todo cuanto sueña. Una y otra vez el cantante intenta encontrar un resquicio que le permita vivir de su música decentemente.

La única concesión jocosa de la película es la historia de un gato de pelo dorado y carácter amistoso que vive en la casa de una pareja de amigos del cantante que habitualmente le ofrecen cobijo. Una mañana al abandonar la casa vacía, pues sus amigos, profesores universitarios, se fueron a trabajar temprano, el gato se escapa por la puerta entreabierta, que se cierra de golpe al salir Llewyn tras él. Lo alcanza e intenta dejar al cuidado del portero del edificio, que declina el trabajo. Decide llevárselo consigo y entregarlo más tarde. Como era de esperar acaba perdiéndolo de vista en un descuido. Sin embargo, en otro momento del día, estando en un café discutiendo con una amiga un asunto trascendente para sus vidas, la deja con la palabra en la boca y corre tras el gato y lo recupera, o eso cree. El desenlace de la historia gatuna es divertido primero y después..., el destino interviene, como suele ocurrir.

La historia de Llewyn Davis es la cara B de la vida. La película termina con Bob Dylan, la cara A en este caso, cantando Farewell en el mismo escenario del Gaslight Café en el que Davis había cantado unos minutos antes. La vida está llena de muchos de nuestros sueños que se quedaron en la cara B. Otros sueños se quedan con nosotros la mayoría de las veces en el sofá, afortunadamente el nuestro, en el que encontramos descanso y también un poco de paz.

 

Más en el blog Ojalá estuvieras aquí

Ramón González de la Peña es arquitecto.

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