Inmigrantes muertos en Melilla.
Inmigrantes muertos en Melilla. AMDH Nador

37. Treinta y siete. Como en los recibos, en número y en letra; como en los cheques al portador, sin nombre y sin control. Treinta y siete son los grados centígrados que tiene el cuerpo humano cuando está sano. 37 es la temperatura de una sociedad enferma, al menos enferma de la vista, y no ve lo que está ocurriendo.

Las personas que saltan la valla son las mismas personas que se subían a los trenes con maletas de cartón o de madera y se venían a Alemania, a Suiza, a Francia o donde fuera para salir de la pobreza y de la tristeza. España tiene un largo pasado de emigrantes, largo de siglos, durante los cuales han ido saltando vallas, los españoles, vallas ilegales por todas partes. Lo ocurrido el viernes en la valla de Melilla es lo que no les ocurrió a los miles de españoles que fueron a trabajar ilegalmente al extranjero o se quedaron ilegalmente en aquellos países o se llevaron con ellos a sus familias ilegalmente.

Todo el mundo parece abrumado con tantos problemas y muertes como traen los periódicos a la mesa del desayuno o a la hora del almuerzo. En lugar de dejarnos llevar por todos esos casos aislados deberíamos comprender que todos esos casos aislados tienen un mismo origen: el sistema de capitalismo-despiadado que sostenemos entre todøs. Impuestos es la palabra mágica, sí, impuestos. Con los impuestos se redistribuye la riqueza y lo dice la Constitución de la Transición de 1978, en el Título VII; no es una cita del Manifiesto Comunista, no.

Los que tienen suerte y se hacen ricos, se hacen ricos porque tienen suerte y porque se sirven de la sociedad en la que viven y utilizan recursos que pertenecen a todøs. Esas personas, todas, viven en sociedad y fuera de la sociedad no podrían vivir ni tendría sentido hacerlo. Somos seres sociales, decía Aristóteles, y los que no lo son: bestias o dioses. Sabemos que dioses no hay o que, como máximo, habría uno. Los que viven de espaldas a la sociedad y a todos sus padecimientos son, entonces, bestias.

Hay riqueza para todos, volver ahora a las teorías de Malthus es, una vez más, ideología y no lógica. Hay personas que pasan hambre porque la Bolsa especula con los alimentos desde la desregulación de los mercados bursátiles de Bill Clinton, el socialdemócrata, aunque la culpa de todo la tengan Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Tenemos que volver a regular los mercados bursátiles para que termine la especulación sobre las vidas humanas. Tenemos que votar a políticøs que cambien las Leyes para que todo el mundo pueda vivir. Mucha gente querrá quedarse en su pueblo, o cerca de su pueblo, aunque siempre quedemos Willy Fogs en todas partes, que a ver dónde está el problema de que las personas seamos curiosas y queramos ver cómo es la vida fuera de la plaza de la iglesia.

Es perverso decir que quienes han matado a las 37 personas de la valla de Melilla no han sido quienes directamente las han matado. En un Estado de Derecho, y Democrático, comete un delito quien lo comete: mata quien mata, quien aprieta el gatillo, quién hace caer a alguien al vacío, quien apaliza hasta la muerte. Quien provoca una estampida, también. Todo esto lo dice el Código Penal español, no lo dice el Manifiesto Comunista.

Seguimos olvidando lo importante, a las personas en sus necesidades como personas, en su derecho a vivir como personas, en su legítimo derecho a ser protegidas, a ser ayudadas, a tener oportunidades para levantarse cada vez que se caigan. Nadie necesita un Estado paternalista, necesitamos una sociedad respetuosa. Para ser respetuosos tenemos que respetarnos, en primer lugar, a nosotros mismos. Necesitamos educación igual para todos, y no una educación exclusiva para los hijos de los ricos o sus allegados económicos. Ahí es donde se vería la verdadera igualdad de oportunidades.

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