Trepar por un muro de casi cuatro metros en los alrededores de La Catedral, saltar de lado a lado de la fuente de la Plaza Belén, recorrer una fina barra de hierro manteniendo el equilibrio o descender desde paredes bien altas. A todo eso y mucho más está acostumbrado Toni Cabrera Richarte, un auténtico Spiderman que lleva media vida practicando parkour, una disciplina deportiva de origen francés que cada vez tiene más adeptos.
Para adentrarnos más en este emocionante mundo de los saltos, este joven jerezano de 28 años ofrece una pequeña exhibición para lavozdelsur.es. El resultado es espectacular, aunque confieso que en el primer repecho que hizo de un muro pensé que se partía la crisma. Después fuimos acostumbrando el cuerpo a esa adrenalina de un riesgo muy controlado. "Hay vídeos, películas y noticias que confunden el parkour con otras disciplinas y vertientes más peligrosas, pero los movimientos del parkour son eficientes y seguros. Se trata de hacer las cosas con cabeza".
Las etiquetas asociaban a esta disciplina con vandalismo callejero, con gente que va destrozando con sus saltos el mobiliario urbano, y nada más lejos de la realidad. El respeto al entorno es tremendo. "Afortunadamente, ha cambiado mucho la visión en los últimos años. Antes la gente no conocía al parkour y pensaba que era algo peligroso, que se podían romper las cosas. Pero el respeto por los edificios históricos y monumentos es máximo. Buscamos sitios en los que no haya ningún problema. Usamos el mobiliario de manera adecuada para poder seguir practicando".
Y, en este punto, también hay que diferenciar parkour de acrobacias, que no tienen nada que ver. "El parkour son movimientos eficaces, seguros y requieren poca energía. Acrobacia es otra disciplina. También las practico, pero las separo. Hacer un mortal no es parkour".
Una escuela de parkour
Toni es el fundador del proyecto Muévete, una escuela que nació hace dos años con el fin de enseñar a las personas qué es el movimiento de parkour y todo lo que se puede transmitir y sentir con esta modalidad deportiva. La acogida ha sido buena y actualmente son casi 40 los alumnos que tiene. Las clases se celebran al aire libre, en calles, parques y lugares públicos.
No hay edad para el parkour. Entre sus alumnos ha llegado a tener a un pequeñín de dos años y, por arriba, a adultos de más de 50 años. Toni ha impartido talleres a nivel nacional y ha entrenado con algunos de los fundadores del parkour, los llamados Yamakasi.
Si espectaculares son los saltos, giros y movimientos, más incluso lo es la filosofía del traceur, nombre que recibe el practicante de parkour. "La parte mental es la más fuerte de este deporte. Es lo que te hace superarte en la calle y te mejora para tu vida diaria. Si puedes superar una barrera o un muro, ¿por qué no vas a poder superar un examen o un problema? El parkour te lo llevas a la vida diaria y te ayuda a tener un mayor autoconocimiento de ti mismo. Además, tiene unos vínculos sociales muy importantes de inclusión".
"Si puedes superar una barrera o un muro, ¿por qué no vas a poder superar un examen o un problema?
En el mundo real nos damos golpes de todo tipo. Nos chocamos una y otra vez contra muros imposibles. ¿Duelen las caídas en el parkour? "La verdad es que en todo el tiempo que llevo en esto no me he lesionado nunca. Hago las cosas siempre con seguridad, mirando mi capacidad. Así, el riesgo de lesión se minimiza. Para mí es seguro lo que hago y si veo que no lo es, lo dejo para otro día", cuenta Toni.
Las manos, puntos de apoyo en subidas y bajadas, sufren muchísimo. "Pero con el tiempo se acaban adaptando, se hacen a los obstáculos. Se ponen dura y la piel soporta los movimientos en muros y barras. Con el tiempo, te acostumbras", señala.
Diversión antes que competición
Desde hace unos años, el parkour está sonando como futuro deporte olímpico, algo que abre el debate y divide a los practicantes de esta especialidad. Toni no compite y respeta a aquellos que lo hacen, pero entiende que con la rivalidad deportiva se pierde una gran parte de la esencia. "El parkour nace en sus orígenes sin competición. Al querer institucionarlo, la forma de sacarle partido es mediante la competición. Pero su filosofía no tienen ningún componente de competición por el riesgo que puede suponer. Si empiezas a competir, le quitas el valor cooperativo y fomentas más el ego. El parkour te hace ganar en creatividad, amistades y te lleva a conocer tu entorno de una forma distinta", destaca este joven jerezano.
"El parkour te hace ganar en creatividad, amistades y te lleva a conocer tu entorno de una forma distinta"
Toni lo ve más como una aventura diaria. "Juego con la ciudad, con la arquitectura y entiendo la ciudad de una forma diferente. El parkour se sale de las normas de entrenamiento cerradas. Eres libre de hacer lo que tu cuerpo te pida. Tiene posibilidades infinitas y además es divertido. Las texturas de los muros son diferentes y el clima te hace adaptarte a las condiciones. Con el parkour puedes viajar por las ciudades. Cada ciudad es diferente y te encuentras con arquitecturas y muros distintos, algo que te crea nuevos estímulos y te nutre de alguna forma".
"Juego con la ciudad, con la arquitectura y entiendo la ciudad de una forma diferente"
Tras más de una hora de saltos, equilibrios y descensos, nos sigue sorprendiendo la facilidad con la que Toni se mueve por el mobiliario urbano. "Es algo que ya tengo automatizado. No tengo que pensar en lo que voy a hacer. Me sale solo en conexión con el medio. Es como caminar. Veo un muro y voy imaginando resultados y saltos. Es algo instintivo", destaca.
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