El problema de los cortes de luz en Sevilla es recurrente. Barrios obreros con instalaciones antiquísimas y una versión oficial: es cosa de las plantaciones de marihuana. Pero no le cuadra a los vecinos ni a la plataforma de Barrios Hartos, la más guerrillera para poner sobre la mesa la situación que vive una buena parte de los vecinos de la capital.
El suministro de electricidad, es para la mayoría de Occidente, una seguridad. Por eso, hay millones de personas que trabajan frente a un ordenador, por ejemplo: necesitan luz y la tienen salvo un incidente puntual. En barrios como Torreblanca o Su Eminencia, del Este al Sur de la capital andaluza, lo raro es que no se vaya. Una, dos, tres veces por semana, en algunos casos. A diario, en muchos otros. Y no solo en verano, época de mayor demanda eléctrica a cuenta de los aires acondicionados, sino todo el año.

Este invierno, otro más, hay casas que no se calientan en esos pocos días de mayor frío, como la reciente ola que dejó Sevilla rondando los cero grados. Pero va más allá. Niños que frecuentemente van al colegio con su colacao mañanero en el estómago pero frío, como si fuera verano. Cenas alrededor de una linterna, de velas, de puros bocadillos o algún entrante frío para quien no se ha comprado ya el hornillo portátil enchufado a una bombona.
Torreblanca, "un barrio olvidado"
Ángel González llegó de crío a Torreblanca, aunque nació en Huelva, en Higuera de la Sierra. Hasta aquí emigraron en busca de un futuro lejos de las dificultades de lo rural de la Sierra de Aracena, en el año 64. "Somos el casco antiguo de Sevilla Este, y quiero que lo pongas porque molesta", ríe. Una casa hecha ladrillo a ladrillo por su padre cuando los suelos eran barro, chicle. Ángel se define como testarudo, así que, hasta que no le dio el quinto infarto, no dejó de fumar. Ha trabajado de todo, pero se define como cortador de jamón profesional, de esos que van a eventos como bodas. Muchos años, ha dirigido el Ampa, y sobre todo, ha sido inquieto en el movimiento vecinal, el de cortar carreteras para que haya escuela. "Yo corrí delante de los grises, siempre rojo".
Al quinto infarto, le operaron, le pusieron muelles, no salió bien de primeras y estuvo dos días en coma. Tenía unos 50 años. Eso ha condicionado su vida, lógicamente. Ahora, tiene tres aparatos que le dan la vida. Uno, un sensor que envía información al área de Cardiología del Virgen del Rocío, para controlar las funciones del desfibrilador, para saber que todo marcha bien. También tiene el sistema de avisos, por si se cae, y desde un botón avisa de que necesita ayuda y no se puede levantar.

Y el tercero es la máquina de apnea, que le insufla aire mientras duerme. Los cortes de energía han provocado que no la utilice. Es peor, dice, que a mitad de la noche se le desenchufe. "Se me seca la boca, me cuesta respirar". Bajo esa máscara, si no funciona, las cosas se pueden complicar. "No tengo miedo a morirme sé que un día me va a llegar cuando me toque". "Si aguanté cinco paradas cardiacas, si Franco no consiguió callarme, Endesa menos".
Para Ángel, Torreblanca es un barrio "olvidado" por los políticos, por las administraciones. En un tiempo en que hay menos asociaciones de vecino, para este sábado había convocado él junto a otros vecinos una reunión de afectados. "El pueblo ha dejado de creer en las asociaciones", pero ahí sigue, en la lucha.

No traga con que el problema de los cortes sean los enganches para plantaciones de marihuana. "A mí, si me roban un jamón, lo denuncio. ¿Por qué no denuncian si tienen un enganche? No se atreven a cortar esa luz". Además, como ha salido en la tele, "han dejado de cortarme la luz siendo yo electrodependiente, qué casualidad".
La solución es "invertir, no parchear", en instalaciones con cinco o seis décadas. Pero, además, duda sobre todo porque la luz no se va de forma general, sino por fases, o incluso por calles. "Mi hija tiene un negocio y no se le va la luz, pero sí a la casa de en frente. Qué casualidad". Porque indemnizar a una familia no es lo mismo que miles de euros en productos perecederos. "El agua, la luz... eso para mí son derechos fundamentales, de la Constitución. Cenamos frío, ponemos linternas. No lo quieren arreglar". Reclama al Ayuntamiento medidas que no llegan. Y que acabe la situación en Torreblanca. "El SAS se ha llevado el ambulatorio justo donde empieza Sevilla Este, el 112, la Policía...". Mientras tanto, seguirá empujando, dice. Fuerzas tiene, y es evidente.
Una caída por las escaleras sin luz: "Si llega a ser la vértebra L4, acabo en una silla de ruedas"
Francisco Fernández es un vecino de una casita de Su Eminencia, entre el Este y el Sur de Sevilla. Otro barrio obrero, otro barrio machacado por los cortes de luz, que se han multiplicado en los últimos cuatro años. En la Navidad de 2023, hace unos 13 meses, dos días antes de las uvas se quedó sin frigorífico. A los meses, sin lavadora. Calcula que han sido más de mil euros, que achaca a los cortes del suministro de luz, y lo reclama, pero sin suerte hasta ahora.

Como de forma forzada tuvo que renovar los dos grandes electrodomésticos de la casa, ahora tiene una precaución: cortar él mismo la luz cuando ve que va y viene. Es frecuente, ha llegado a tener cortes de 12 y 14 horas. La mañana de este 18 de diciembre, aún con la casa a oscuras, bajó por las escaleras a encender el cuadro eléctrico de la casa. Cayó, dándose un fuerte golpe al final de la espalda contra los escalones. Unas horas después, cuando su hijo salió de trabajar, porque quiso esperarle antes de llamar, acudió a Urgencias, donde le acabaron haciendo un tac que detectó una fractura en la vértebra L3.
Francisco ha pasado la Navidad en una cama, en un colchón que puso en la planta baja, donde están el salón y la cocina. Hasta el día 2 no le recomendaron ponerse de pie. Cuñas para hacer sus necesidades, sin salir. Ahora, lleva un fajín sobre la ropa y se mueve en bastón. Tiene muchas dudas sobre si denunciar, porque "me van a decir que me caí en la calle, o que no tiene que ver con los cortes de luz".

"Es vergonzoso". Los pisos cada vez valen menos debido a esta problemática. "Ahora hay cosas raras, se te va la luz pero al vecino de al lado no, cuando están en la misma línea". Veicnos de toda la vida que sufren este problema, mayores muy cerca con alzhéimer, electrodependientes... "Es tercermundista". Enseña el estado del transformador que tiene un poco más abajo en su calle.
Es un lío de cables, enredados entre sí, trenzados, uno sobre otro, muchos cruzando entre bloques, enredados, y con las ventanas de rejilla ennegrecidas de incendios pasados, totalmente abandonado. Con un cartel de Sevillana de Electricidad y no de Endesa, cuya marca fue desapareciendo desde que en 2002 quedó integrada en Endesa. Como el que tiene bolsas y tickets de Pryca como recuerdo, pero que señalan que desde aquí se distribuye la electricidad para estas calles. "Un día habrá una desgracia y entonces a lo mejor lo arreglan".


Una de las propuestas que están haciendo algunas empresas en la zona es instalar placas solares. Lo proponen por las calles de estos barrios, de Su Eminencia a Torreblanca. Especialmente, para propietarios de este tipo de casitas pequeñas de autoconstrucción o de estilo rural en plena ciudad, hechas cuando por aquí había olivos o vacas. "Te cuesta 8.000 ó 9.000 euros. Yo, a mi edad, cómo le voy a meter ese dinero a mi casa, no es rentable". La solución de la modernidad a este problema arcaico de no tener energía es poner placas, con baterías para tener suministro en la noche... y, además, 'revendiendo' luz a la distribuidora, que se hace cargo de lo que el cliente no utiliza. Justo aquí, en los barrios que se quedan sin luz, surtiendo al resto de la ciudad, porque a falta de inversiones, la alternativa es generar su propia luz.
Muy cerca de la casa de Francisco vive Maricarmen. Al igual que Francisco, ha quitado la vitrocerámica y vuelve a cocinar con los hornillos de butano. "Yo no gasto nada, cuando se va no es porque yo consuma". Su padre es dependiente, anciano. También en una casa de dos plantas, pero tiene dos camas. Porque instaló hace un año una silla-ascensor, que recorre la escalera para la subida y la bajada. Si se le va la luz, que a ella le pasa una vez en semana, mucho menos que Francisco, a pesar de vivir tan cerca, pues hay que adaptarse.

Por eso, si se va la luz cuando su padre está arriba y no vuelve el suministro eléctrico, hay que hacer noche arriba. Si se despierta por la mañana y no puede subir, en lugar de echar la jornada en la salita común, lo hace en la parte de abajo. "Ni lavavajillas tengo, por mi culpa no se va la luz", insiste.
Así es vivir en barrios sin luces: depender de una máquina y no atreverse a usarla; sufrir un accidente; o que una persona dependiente adapte su día a las condiciones, perdiendo el derecho a moverse por la mitad de su casa. Por eso estos son Barrios Hartos.
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