Sale Fofana decidió cambiar el rumbo de su vida una noche en la que, en lugar de dormir, llenó una maleta de ropa, apagó su teléfono móvil y salió de casa de madrugada rumbo a la frontera con Argelia. Él es de Mali, donde dejó a sus padres. “No es nada fácil, las primeras semanas lo pasas fatal”, rememora.
Fofana tomó esta decisión cuando tenía 15 años y estaba estudiando, consciente de que poco futuro le esperaba en un país inmerso en una guerra desde hace una década. “En Mali por mucho que estudies, cuando acabes no tienes trabajo y acabas en la calle”, confiesa el joven, que viste jersey blanco y pantalones vaqueros rasgados cuando atiende a lavozdelsur.es.
Hace cinco años que Sale Fofana llegó a Jerez. Primero estuvo en un centro de menores, hasta que cumplió la mayoría de edad, luego ingresó en el IES Coloma para estudiar la ESO, ha terminado un FP de Auxiliar de Enfermería. Ahora mismo trabaja como mediador intercultural en Tharsis Betel y quiere estudiar Integración social para ayudar a quienes, como él, se ven perdidos al llegar a un país extraño. Para llegar hasta aquí ha tenido que sufrir mucho, primero vagando por el desierto de Argelia durante dos días, aguardando su turno en Marruecos para saltar la valla de Melilla y luego navegando a la deriva por el Estrecho de Gibraltar en una barca de madera junto a otras seis personas.
“Cuando estás subiendo —la valla, la peor parte de su viaje hasta España— no te puedes defender, así que normalmente te pegan mientras trepas. Lo peor es cuando después de varios meses consigues saltar y te coge el guardia y tranquilamente abre la puerta de la valla para echarte fuera de nuevo. En un momento todo lo que has conseguido vuelve a cero. Yo lo logré al tercer intento”, relata Sale Fofana.
Su testimonio es uno de los doce que componen la exposición Irrepetibles, en la que la periodista Yolanda Rosado, responsable de comunicación de CEAin, cuenta a través de textos y fotografías las peripecias de inmigrantes llegados desde todos los continentes, y con la que la ONG conmemora sus 30 años de vida.
“La exposición se llama Irrepetibles porque estoy convencida de que cada persona tiene una historia única e irrepetible que contar”, aporta Rosado. “Quería transmitir peculiaridades, detalles, y salir de los discursos estereotipados o de las imágenes cerradas que tenemos de las personas migrantes para ofrecer un retrato más personal”, sigue contando la periodista.
Después de realizar entrevistas de más de una hora de duración, Rosado destaca lo más importante de unas personas migrantes que, en muchos casos, es la primera vez que tienen la oportunidad de ser escuchadas.
"Algunos han expresado recuerdos de infancia, otros se han centrando en hechos que han impactado en su vida, hay quien ha contado historias que tienen que ver con la búsqueda de libertad… Cada historia es única”, insiste la autora de la exposición, que conoce a los protagonistas de la muestra por su trabajo en CEAin. “Son gente con las que nos cruzamos cada día, no ha habido casting”, dice entre risas.
Sale Fofana es de Mali, pero también hay personas de Siria, Afganistán, Venezuela, Bosnia, Palestina, Marruecos, Costa de Marfil, Ucrania, España y Túnez. O de Irán, de donde es originaria Nazanin, una intérprete que lleva unos años colaborando con CEAin. “Es la primera vez que conté mi historia. Al leerla después era como si fuera una tercera persona que lee la historia de alguien ajeno. Me sentí muy contenta y satisfecha”, cuenta.
“Nadie comprendía el perfume / de la oscura magnolia de tu vientre. / Nadie sabía que martirizabas / un colibrí de amor entre los dientes./ Mil caballitos persas se dormían / en la plaza con luna de tu frente, / mientras que yo enlazaba cuatro noches / tu cintura, enemiga de la nieve”, se puede leer en una libreta de Nazanin. Son unos versos de Federico García Lorca, del que ha estudiado qué influencia recibe de la poesía persa, para su trabajo de final del máster en Interpretación y Comunicación Internacional que ha estudiado. Pero su formación es muy amplia.
Nacida en Teherán, Nazanin salió de su país con 23 años, tras licenciarse en Literatura, Lengua y Traducción española. A Madrid llegó para cursar el máster de Filosofía y Ciencias Sociales de la Universidad Complutense de Madrid. Regresó a Irán, estuvo dos años en el país, durante las movilizaciones por la Primavera Árabe para estar con su familia, pero regresó para buscar trabajo en España, donde llegó por primera vez en 2006.
Desde la distancia, Nazanin vive con “tristeza, enfado y angustia” la situación de su país, inmerso en protestas contra el régimen desde que ejecutó a la joven kurda Mahsa Amini por llevar mal puesto el hiyab. “Me siento orgullosa por las chicas que están liderando las protestas. Estamos hablando de derechos humanos y libertad. Ya basta de tanta injusticia”, expresa Nazanin en el texto recogido en la exposición de CEAin.
A Jerez, Nazanin llegó después de interesarse por el flamenco, y de conocer la ciudad poco a poco. "Estoy aquí porque me gustó el estilo de vida”, aclara. Ahora trabaja como intérprete en un país en el que nunca se ha sentido “excluida”. “Todo el mundo es hospitalario en España”, asegura.
Uno de los objetivos de la exposición Irrepetibles, abunda Yolanda Rosado, es que sirva de “antídoto” contra los discursos de odio hacia los migrantes, que cada vez están más extendidos. “Es importante conocer a las personas. Cuando las conoces, las etiquetas ya no te sirven. Cada relato es diferente y cada persona vive las cosas desde un prisma distinto. Aquí prácticamente puedes recorrer el planeta sin moverte del sitio”, dice, animando a la ciudadanía a que “conozca historias y se deje llevar”.
Las historias de Nazanin o Sale Fofana acompañan a la periodista en su día a día. “Se van a quedar siempre conmigo”, confiesa, una realidad con la que convive desde que hace cinco años empezó a trabajar en CEAin. “Estoy implicada en la entidad, que al final se convierte en tu segunda casa”, asegura. "Te llevas las historias a casa, hay que hacer un importante trabajo de gestión emocional", agrega.
Rosado ha querido “mostrar la esperanza, la felicidad, la valentía y la persecución de sueños. Esa energía que te hace moverte, cruzar fronteras y superar adversidades para alcanzar una vida mejor”. Como la que sintió Avgusta, una ucraniana que, tras años sin conducir, se montó en su coche con su amiga Galina, tres niños y una gata, con los que recorrió 4.000 kilómetros hasta llegar a España, huyendo del peligro por la invasión rusa. A ellos se unió su marido, Sergiy, tres meses después.
“Si tengo que vivir en otro país, iré a un lugar que me dé alegría al corazón: nos vamos España”, se dijo Avgusta en un momento dado, una vez salió de su país. A Málaga llegaron exhaustos. Allí los paró la policía y les preguntó si tenían adonde ir. Les dijeron que eran dos amigas, tres niños, un gato y un coche sin gasolina. Ahora viven en Jerez y solo quieren "encontrar trabajo, ser independientes, reconstruir nuestra vida y empezar de nuevo”.
Todos ellos han sido ayudados, de alguna manera, por CEAin, una entidad que cumple 30 años este 2022 y cuya trayectoria conoce muy bien Francisco Morales, su director, que está implicado casi desde sus inicios. “Empecé como voluntario, dando clases de español a refugiados”, rememora. “Esto era una mesa camilla, dábamos clases y ayudábamos a conseguir los papeles”, expresa gráficamente. “Que podamos celebrar estos 30 años no es poca cosa, porque muchas entidades se quedaron por el camino”, asegura.
CEAIn nació en 1992, cuando unas pocas personas fueron conscientes de que el fenómeno de la inmigración —“tan solo se veía a cuatro marroquíes y subsaharianos por la calle”, rememora Morales— era estructural, y no coyuntural, como pensaban muchos entonces. Los casos de países como Francia, Bélgica o Alemania les hizo pensar a los fundadores de la ONG que España seguiría el mismo camino tarde o temprano.
“Hoy en día, se sigue sin tener una visión estratégica para construir un país con la inmigración que llega de manera inclusiva”, se queja Morales, quien asegura que la población migrante puede ayudar a paliar “el problema demográfico tan enorme que tenemos”. Durante la presentación de la exposición, Jesús García Grijalbo, presidente de CEAin y director general de Andalucía Acoge, aseguró: “Seguimos haciendo lo mismo que hace 30 años, atender a personas y darles un trato de acogida digno y un proceso de inclusión social”. Que no es poco.
La exposición Irrepetibles se puede visitar, hasta el 13 de enero de 9:00 a 13:30 horas en la Sala Paúl de Jerez.
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