Nuevo récord de trasplantes en la provincia de Cádiz: explicación sentimental de un milagro crónico

El coordinador de la unidad, la jefa de Nefrología, un intensivista de visita y un trasplantado se acercan desde la experiencia propia a unas cifras asombrosas, con pocos precedentes en España y en el mundo

Los doctores Andrés Bujes (intensivista en estancia), Antonio Gordillo (coordinador de trasplantes) y Auxiliadora Mazuecos (jefa de Nefrología), en el hospital Puerta del Mar.
Los doctores Andrés Bujes (intensivista en estancia), Antonio Gordillo (coordinador de trasplantes) y Auxiliadora Mazuecos (jefa de Nefrología), en el hospital Puerta del Mar. MANU GARCÍA

Los milagros tienen difícil explicación. Si el prodigio se repite, anualmente en este caso, todavía resulta más complejo. Parece que dejan de serlo si se vuelven periódicos.

El hospital universitario Puerta del Mar de Cádiz, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) y el Ministerio de Sanidad publican cada año el balance de trasplantes realizados con éxito en los centros sanitarios provinciales, regionales o estatales.

Las cifras crecen y crecen, sin pausa. Ni la pandemia pudo con ellas. Los milagros se reproducen para que cada vez más personas, simples civiles, puedan seguir disfrutando a diario de aire, panes y peces. Anónimos traspasándose vida y esperanza. Tan grande como parece.

En Cádiz se registran 88 trasplantes renales por cada millón de habitantes, en la mayoría de los países la tasa no llega ni a 40

Como la repetición es enemiga del asombro, la ciudadanía empieza a dar por lógicas unas cifras excepcionales. Ningún país del mundo las alcanza. Las cifras gaditanas, andaluzas, españolas son un ejemplo para estados mucho más desarrollados en lo económico y lo científico.

Esta tendencia local a la generosidad extrema -a menudo entre desconocidos, a veces entre vivos- tiene causas diversas. Bien por peculiaridades culturales o religiosas, por el progresivo avance tecnológico, médico, farmacológico pero también porque "el sistema funciona".

Lo que se hace bien, o muy bien, deja de ser llamativo de forma automática. Ese vicio tan humano, tan común en todos, de dar por algo sentado y descontado incluye un riesgo: olvidar la valoración de lo que llevó hasta ahí, dejar de atender a las partes que funcionan para conservarlas y de mirar a las que precisan mejoras.

El Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz practicó un total de 110 trasplantes de riñón durante el año 2023. La cifra supone un 25% más que en 2022 (cuando se realizaron 88, más que en 2021), y marca un récord histórico ya casi crónico.

El 85% de los familiares de fallecidos en Andalucía se muestra favorable a la donación, es uno de los porcentajes más altos del mundo

Durante este último año se realizó el trasplante renal número 2.000 dentro de una trayectoria que acumula 44 años (el primero se realizó en 1982). El número 1.000 llegó en 2010 y el trasplante 1.500, en 2017. El ritmo se acelera, cada vez pasa menos tiempo entre una cifra redonda y otra. Aunque en este caso cada número es redondo para el paciente que recibe.

La tasa de trasplantes renales en la provincia es ahora de 88 operaciones exitosas por cada millón de habitantes. La más alta de Andalucía y una de las tres primeras de España.

Los hospitales receptores de las donaciones el pasado año fueron Puerta del Mar (23), Jerez (20), Puerto Real (11), Punta Europa de Algeciras (9) y La Línea (4).

Antonio Gordillo, coordinador de la Unidad de Trasplantes del Puerta del Mar.    MANU GARCÍA
Antonio Gordillo, coordinador de la Unidad de Trasplantes del Puerta del Mar.  MANU GARCÍA
 

El 42% de los donantes de órganos estaba en la fase llamada de "asistolia" (primeras horas tras la ausencia de latido del corazón), también es la cifra más elevada desde el inicio de este tipo de donaciones en Andalucía, en 2012.

El resto de donaciones de riñón se producen entre vivos, familiares en su inmensa mayoría. Esta modalidad "más programable, con algo menos de dificultad", detalla la doctora Mazuecos, también crece. Ya supone seis de cada diez casos.

Traducir estos números a experiencias, sentimientos y reflexiones sólo resulta posible para los que conviven a diario con el fenómeno del trasplante, bien como médicos, bien como pacientes. Antonio Gordillo es el coordinador de la Unidad de Trasplantes del Puerta del Mar.

¿Por qué se da tanto esta actitud en la provincia, en la comunidad? ¿Cuál es la diferencia respecto a otras zonas del mundo? Afirma que los motivos principales están fuera de las paredes del hospital.

"Dejar la diálisis es un cambio radical en la calidad de vida del paciente y de su familia" 

"La clave es el donante. Es la única puerta de entrada. Evidentemente, el sistema sanitario tiene que poner los medios, tiene que estar preparado pero está más que demostrado que lo está, que el sistema funciona. El resto depende de la donación", asegura el coordinador.

"Hace muchos años teníamos un número más bajo de donaciones, como el que hay ahora, todavía, en muchos países", recuerda Gordillo, pero todo empezó a cambiar progresivamente desde los años 90, sin pausa.

La doctora Auxiliadora Mazuecos, responsable del área de Nefrología, confirma cómo este incremento impulsa la cantidad, calidad y variedad de transplantes renales: "Si tenemos más donación podemos ampliar a más pacientes. Si tienes muy poca donación tienes que reservarla a casos más concretos, a muy poca gente. En muchos casos, el de riñón no es un trasplante de vida o muerte pero sí permite que el paciente deje la diálisis".

"Dejar de estar conectado a una máquina", a riñones artificiales, durante muchas horas cada dos días, "es un cambio radical en su calidad de vida y en la de su familia pero también en la supervivencia. Está muy estudiado que a igualdad de situación clínica, el trasplantado tiene una supervivencia mayor que el paciente que sigue en diálisis", asegura la especialista.

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Auxiliadora Mazuecos, jefa de Nefrología del Puerta del Mar.   MANU GARCÍA

Nunca antes como en 2023 tantas personas experimentaron en la provincia ese "cambio radical", dejar la diálisis. Hasta 110 vidas nuevas. "Aunque los métodos van mejorando y ya no es lo que era hace unos años, cuando estaban conectados casi un día entero de cada dos, aún influye mucho en su vida y en su entorno más cercano".

Su compasión profesional le permite ahorrar detalles: "No sólo son las horas conectado, luego hay otras en las que existe cierto malestar físico, las restricciones en la dieta son extremas, en algunos casos no pueden consumir ningún líquido... Los pacientes y sus familias saben de qué estoy hablando. Es duro".

"La clave es el donante, es la puerta de entrada a todo el sistema. Luego, el sistema tiene que estar preparado y hemos demostrado que lo está"

La aceptación y la solidaridad de las familias andaluzas, gaditanas, que pierden a un ser querido es incomparablemente alta. El SAS fija en el 85% de los ciudadanos los que son "muy receptivos o favorables" a la donación de órganos de un pariente recién fallecido. En más de medio mundo no llega ni al 30%.

Si la donación es la puerta de entrada, esa actitud es la llave. Difícil conocer su origen. "Ese porcentaje ha aumentado mucho en los últimos años. Hace unos 30 años era bastante más bajo. Una de las causas puede ser el éxito del programa de trasplantes. La sociedad percibe, a través de los medios de comunicación, que el sistema funciona, que mejora o salva vidas", defiende Gordillo.

"El mensaje de que esto sirve, de que funciona, va calando en la población. Afortunadamente son frecuentes las noticias sobre donación y trasplantes en España"

"La gente va escuchando ese mensaje, se le va quedando. Afortunadamente, en España hay noticias en los medios sobre donación y trasplantes. Es frecuente en televisión, en radio y prensa. Reportajes, entrevistas, datos, esa idea de que España es otra vez líder, que esto sirve. Eso va calando en la población".

El obstáculo religioso es menor del que pudiera determinar algún prejuicio. "En el apartado religioso, o en el de la edad, quizás queda algún pequeño rechazo. En algunas personas puede quedar esa idea de irse a la tumba con todo puesto, con todos sus órganos. Es respetable, claro, sólo faltaría, pero va a menos con los años. Es más generacional que religioso porque no hay ninguna creencia en el mundo que se oponga a los trasplantes, ninguna".

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Andrés Bujes, intensivista que realiza una estancia en el Puerta del Mar para conocer el sistema de trasplantes.  MANU GARCÍA

Preguntados por los testigos de Jehová, todos los facultativos recuerdan que se oponen "sólo a las transfusiones de sangre" pero con los órganos no tienen ninguna reticencia. Como los musulmanes, los cristianos sean católicos o protestantes diversos, mormones, budistas, nadie se niega.

Bien al contrario, destaca Antonio Gordillo, los últimos papas "desde Juan Pablo II hasta Francisco" han lanzado mensajes de fomento de la donación. La labor de muchas hermandades y cofradías de la provincia, y en otras, es de divulgación constante, de captación permanente de donantes, con los que empieza todo.

Ninguna religión se opone al trasplante de órganos, al contrario, las cofradías hacen una enorme y desconocida labor de divulgación en la provincia

Hay una peculiar y lejana excepción: "Bueno, hay una religión bastante minoritaria en Japón que no cree en la muerte cerebral y vela a sus difuntos muchos días, intactos, lo que impide cualquier proceso de trasplante. Pero ninguna otra se niega. Hemos tenido donantes musulmanes, claro, por la parte del mundo en la que estamos, protestantes, judíos y ningún problema".

Una vez se produce el paso esencial, la donación, el resto del plan debe funcionar. La estructura, sencillamente, es ejemplar. La doctora Mazuecos atribuye buena parte de este triunfo a Rafael Matesanz, Premio Príncipe de Asturias por la creación del llamado "modelo español" que no ha dejado de exportarse a Europa y América. Cada hospital tiene su coordinador de trasplante, y otro provincial.

"En otros países, por ejemplo, en Alemania, no existe esa estructura, además de que el nivel de donación es bajísimo". El rigor y la transparencia en la elaboración de listas de espera son absolutos, con "criterios exclusivamente médicos".

Así la situación de cada paciente le hace potencial receptor de un riñón de un donante determinado. Hay que establecer esa conexión atendiendo a muchos niveles distintos: situación inmunitaria, patologías previas y asociadas, sobre todo cardíacas, daño a la calidad de vida, riesgo de muerte.

"Cada donación es un caso incomparable con los demás, que presenta dificultades nuevas. Siempre nos encontramos con un problema que no conocíamos", admiten a dos voces Gordillo y Mazuecos. El anecdotario da para varios libros.

Sólo hay cinco horas entre la muerte del donante y el inicio del trasplante, así el órgano llegue de León o Castellón. A veces hay que tirar de taxis, Guardia Civil o Policía para acelerar el proceso

Un incendio en el hospital paralizó los trasplantes sólo durante unas horas. Hay que buscar a los receptores, a veces, con la Policía y a toda leche para no superar el plazo máximo de espera entre muerte y operación, nunca mayor a cinco horas aunque el riñón proceda de Castellón o de León.

Ha sido necesario tirar de taxis, de motocicletas, pedir a la Guardia Civil que abra paso a una ambulancia con un órgano en un gigantesco atasco en la autopista Cádiz-Sevilla... El catálogo es largo.

Inmunes a la crisis sanitaria en Andalucía

Cádiz, Andalucía y España han perfeccionado tanto los protocolos que incluso se mantienen al margen de la llamada "crisis sanitaria" que amplía de forma alarmante las listas de espera regionales para especialistas y operaciones, incluso el periodo para la atención primaria. La propia Junta de Andalucía admite la gravedad de la situación pero la coordinación de trasplantes, milagro sobre milagro, no se ve afectada.

"Quizás somos la joya de la corona, nuestro sistema funciona de forma independiente porque se pone en marcha con la donación, los avisos son inmediatos y no depende tanto de que haya quirófanos libres o no, si aparece el órgano, los abrimos a la hora que sea".

Esta peculiaridad no les hace ser insensibles a la difícil realidad: "También debemos cuidar el resto de la sanidad, tampoco se puede tensionar mucho el resto del sistema", advierte el coordinador del Puerta del Mar.

El sistema está tan perfeccionado que sortea la grave crisis sanitaria actual: "Si aparece el órgano abrimos quirófano a la hora que sea"

El sistema legal español también es garantía de agilidad. Cualquier fallecido con órganos en buenas condiciones es susceptible de ser donante si su familia acepta. En otros países la burocracia es gigantesca. 

En Andalucía, en Cádiz, participan "un montón de profesionales que se implican desde el primer momento. Desde el primer diagnóstico en un centro de salud de un potencial trasplantado hasta el que aborda el fallecimiento de un posible donante, que ya valora las opciones de que no vaya a transmitir ninguna enfermedad o tenga unos órganos óptimos. Y no sólo en este hospital, en otros de la provincia, o en Madrid, o en Santiago de Compostela".

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Acceso a la Unidad de Trasplantes, en la primera planta del hospital Puerta del Mar.   MANU GARCÍA

Por ejemplo, los gaditanos que están pendientes de un trasplante de corazón están coordinados por el Reina Sofía de Córdoba y el órgano puede llegar de otra comunidad, según muchos niveles de compatibilidad de donante y receptor. Es una de las telas de araña más limpia y brillante que haya visto la humanidad.

Con el paso de los años, la evolución tecnológica "mucho más avanzada" ha hecho el resto. "La técnica quirúrgica que corresponde al urólogo también va aumentando. Cuando se hicieron los primeros trasplantes en los años 80, ni se habían descubierto los inmunodepresores y los rechazos eran constantes. Llegaron años después y todo mejoró".

"Luego, ya en los años 90, hubo un fármaco para cada paso del proceso tan delicado. Ahora hay un arsenal de variantes y la media de rechazo es inferior al 10%". La ciencia, ahí escondida en edificios y laboratorios, siempre al rescate.

El resultado final es que "el 60% de los trasplantados en España está ahora por la calle, con mucha calidad de vida, en otros países no llega al 40%". El seguimiento posterior es fundamental. "En España, la atención al trasplantado durante los años siguientes la hace el personal que atendió el trasplante, ya sea nefrólogo, cardiólogo. Eso en otros países no es así. En Estados Unidos al paciente se le sigue un mes y lo hace un profesional de medicina general. Los resultados, aquí, obviamente son mejores".

La ciencia colabora en silencio: en los años 80 y 90 los rechazos eran constantes, ahora no llegan al 10% de los trasplantes

En casi todos los casos, el receptor tiene que seguir una medicación toda su vida y un riguroso cuidado dietético. En cualquier caso, los niveles de calidad de vida son incomparablemente mejores que en el punto de partida: diálisis o riesgo de muerte.

El índice más importante, el número más valioso para traducir a sentimientos, es la esperanza de vida. El primer trasplantado de riñón en Cádiz, en 1983, murió en 2023 y por causas ajenas a la enfermedad renal. Poco más que añadir sobre la efectividad y la mejora en el paciente.

Mazuecos y Gordillo tampoco quieren caer en la autocomplacencia. "Es un trabajo duro, de muchos profesionales y de los pacientes. Hay que mantenerlo. Hay que aumentar la tasa del 85% de aceptación de las familias para donar hasta acercarse al ideal, al 100%, hay que mantener las líneas de investigación en los procesos, en los fármacos, en las máquinas, ahora aparece todo el sector de los tejidos sintéticos, de animales, por no hablar de la inteligencia artificial...".

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Los tres médicos, en la octava planta del Puerta del Mar, la que acoge la Unidad de Nefrología.   MANU GARCÍA

Andrés Bujes es un médico intensivista chileno con poco más de 30 años. Hace dos días que ha empezado el proceso de estancia en el Puerta del Mar. Las visitas de facultativos de América del Sur y América Central son habituales desde hace años. Su mirada tiene perspectiva y distancia, dos factores esenciales para un análisis riguroso. Después de escuchar durante tantos minutos a los doctores Mazuecos y Gordillo, sin abrir la boca una sola vez, se le solicita opinión del milagro andaluz.

"Queremos aprender del modelo español. Es un modelo que está... [resopla] por las nubes. Nos lleva años luz a otros sistemas sanitarios. Nosotros, en otros países, queremos combinar varias cosas de las que vemos en España. Entre ellas, implantar este sistema de alianzas entre los hospitales, entre los territorios".

La pelea es difícil, admite: "En Suramérica llevamos 20 años de trabajo para poder aumentar el nivel de trasplantes. Nosotros, además de la barrera socioeconómica, tenemos la cultural. El tema cultural es muy potente para la aceptación de la familia, para la donación. En Chile, por ejemplo, el porcentaje es muy bajo".

Asegura que procede de una zona rural y montañosa donde los habitantes asimilan con mucha dificultad la extracción de órganos de sus seres queridos.

Las barreras, en un proceso tan complejo como el trasplante, son múltiples. Por ejemplo, el doctor Bujes cita la geográfica. "La región de la que yo procedo tiene las mismas distancias que toda España, sólo mi región. Con montañas, nieve... El traslado del órgano en esas cinco horas de margen es muy costoso, muy dificultoso".

Con todos los retos, con todos los frenos, aspira a la mejora porque comprueba cómo mejora vidas. "Si ahora tenemos diez donantes, o diez trasplantes, por millón de habitantes en Chile, el objetivo es llegar a 30 en poco tiempo. No vamos a llegar en poco tiempo a los 88 de Andalucía o de Cádiz pero sí podemos mejorar, subir. Es una carrera de largo aliento, algo a lo que vamos a llegar con un trabajo progresivo. Acá he escuchado muchas cosas muy importantes, muy potentes, y hay que tratar de aplicarlas".

Ha escuchado la explicación de un milagro basado en la involuntaria actitud de una sociedad extraordinariamente compasiva combinada con el excelso trabajo de un enorme grupo de profesionales sanitarios. Si es que los prodigios pueden argumentarse.

"No conozco el nombre de mi mejor amiga, la que me dio el riñón, pero vive conmigo y morirá conmigo"

"Era el 7 de enero de 2022. Me encontré muy, muy mal. Fuimos al centro de salud de aquí, de El Puerto de Santa María, donde vivimos mi mujer y yo. Ahí apareció el primero que me salvó la vida, de muchos. El médico de cabecera, Valentín Rial, me dijo que tenía los pulmones encharcados y me mandó urgente para el hospital de Puerto Real. En el camino me encontraba cada vez peor".

Es el comienzo del relato personal de Leopoldo Rivas, Poli para todos, de 57 años. A los 55 vivió el peor momento de su vida hasta el punto de celebrar un nuevo cumpleaños cada 8 de octubre por todo lo que sucedió después. "Al llegar comenzaron las pruebas, los análisis. Directamente a la UCI. Enseguida un médico me dijo que mis riñones funcionaban al 3% y que eso no me daba para estar vivo".

Llegó el primer catéter de muchos. El golpe físico y psicológico. El hospital se convirtió en su entorno diario. Después, la diálisis. Poli apenas entendía lo que le pasaba, "no había tenido una vida de excesos, me gustaba divertirme de vez en cuando, podía beber como cualquier persona, en fin de semana, hacía deporte, es verdad que comía mucho y tenía bastante sobrepeso pero nunca me habían diagnosticado nada de nada".

Por tratar de buscar alguna explicación, recuerda un episodio anterior: "Tuve un Covid bastante fuerte, muy al principio de la pandemia, pero lo pasé y nada más. Fue de repente que los riñones dejaron de funcionar". Más tarde, no tener ninguna enfermedad añadida sería una bendición más que un motivo de confusión.

Tuvo que vivir diez meses en diálisis, "en el centro que está en Chiclana. Allí conocí a un personal exquisito, a Juani, a Blanca, a personas que me han ayudado como nunca imaginé. Es asombrosa la cantidad de gente buena que te ayuda cuando estás en esa situación, en el sistema sanitario".

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Poli Rivas, en uno de los momentos de su intensa vida cofrade tras ser trasplantado el 8 de octubre de 2022.

Entró en lista de espera para un trasplante en los últimos días de septiembre, su crisis fue en enero, y sólo nueve días después le llamaron. "Fue la conversación telefónica más corta de mi vida. Alguien dijo: le llamo del hospital Puerta del Mar. Y yo dije: ya salgo. Ni una palabra más".

Llegó al hospital "sufriendo por la familia, por mi compañera, mi guerrera, por los que se quedan fuera del quirófano esperando, tú entras, te duermen y no te enteras". Le dijeron que había dos riñones compatibles con él "porque afortunadamente superé muy bien todas las pruebas que te hacen, no tenía ningún problema cardíaco, otras enfermedades, ni problemas de inmunidad" que dificultan otros trasplantes.

"Quería que uno fuera para mí y, ojalá, otro para Ana, hermana de riñón y compañera de diálisis. También esperaba que recibiera uno una chica marroquí que estaba conmigo en el centro de Chiclana y estaba muy mal pero justo en esos días tenía Covid y tuvo que esperar. Ellas dos también han sido ya trasplantadas". 

Entró en quirófano a las 3 de la madrugada del 8 de octubre y salió a las 7. Vinieron tiempos difíciles. Cuatro días en aislamiento absoluto "con una enfermera, siempre la misma persona, que no deja de mirarte un minuto. No sabemos los ángeles que tenemos ahí, tantos hombres y mujeres dispuestos a cuidarnos cuando tienen sus vidas, sus problemas, sus días malos, es increíble", recuerda al borde de la emoción.

Luego llegaron varios días en planta, "una montaña rusa", con mejoras y bajones, puntos que se abrieron, dificultades, pequeñas crisis, siempre pendientes, sanitarios, familia y paciente, del nivel de creatina. Una semana tras otra, un suspiro tras otro, la evolución llegó.

"Empieza el seguimiento, los médicos te dicen con razón que tienes que estar preparado para salir un día con una sonrisa gigante de la consulta y, otros, para salir llorando". La resistencia del organismo a "un elemento extraño contra el que tu cuerpo lucha", es complicada. Hay que conseguir que los anticuerpos "no ataquen demasiado" para evitar la palabra más temida, "el rechazo".

De ese tiempo recuerda a la doctora Carmen Mínguez, su médico de planta, y al doctor Florentino Villaluengo, a las enfermeras Ana y Nuria, "que son tan buenos psicólogos como nefrólogos porque están a tu lado, te animan, se preocupan, te dan herramientas para que puedas luchar un día detrás de otro, cuando hay bajones, cuando te asustas, te deprimes".

Poco a poco, la situación mejoró. "A los seis meses del trasplante puede decirse que empecé a tener lo que llamaríamos normalidad, a ganar una calidad de vida muy grande, la que tengo ahora, la que no se tiene con diálisis".

Este funcionario, obviamente retirado, está obligado a medicación diaria y a un seguimiento regular pero todo le compensa: "No sabemos lo que tenemos con la sanidad pública, cómo te cuidan, cómo te tratan. En otro país, en Estados Unidos, me hubiese muerto. Me han dicho que sólo la operación me habría costado 68.000 euros".

De los 92 kilos que pesaba ha pasado a los 59 actuales. Su dieta es muy estricta, las grasas, los excesos en la mesa o el alcohol son impensables: "Aún hago el doble hervido de todo lo que como. Al que me ofrece cerveza o vino le digo que no es mi amigo". Año y medio después aún no tiene el alta completa, sigue controlado de forma regular por un urólogo y un hematólogo.

"Yo soy muy feliz con mi ensalada y mi botella de agua en cualquier sitio, lo que se come o se bebe no tiene importancia, es un adorno, lo único que importa es vivir, la compañía, la conversación, poder vernos, poder mirar a mi mujer, sonreír y viajar. Celebro cada 8 de octubre, el día de la operación, con Ana, otra trasplantada que conocí en diálisis, con profesionales que me atendieron, son también mi familia".

Entre todos los agradecimientos, el mayor es para la mujer que le donó el riñón. "Por legislación no puedo conocer su identidad. En otros países sí lo permiten. Sólo pude ver en el expediente médico que era una mujer de 69 años que falleció por un ictus. Pero aunque no tenga nombre ni sepa de dónde era yo la considero mi mejor amiga, va conmigo a todas partes, sigue viviendo en mí y morirá conmigo".

La situación por la que ha pasado le hace ser un divulgador incansable de la donación. "No sabemos lo importante que es. Hablamos con la familia de fútbol, de política, de sexo, de dinero pero nunca nos acordamos de hablar de la donación, de la cantidad de vidas que salva. Cada persona puede llegar a salvar seis, siete, ocho vidas con sus órganos".

Católico practicante y cofrade fervoroso, es "diputado de piedad de vida" en la hermandad de la Misericordia de El Puerto, trata de trasladar este mensaje sin cansarse. "Yo voy a todos lados con mis carnés de donante, con mis dípticos, estoy todo el día diciéndoselo a todo el que puedo, a los chavales, a la gente más mayor. A mí me han salvado la vida y sólo pretendo que se la puedan salvar a muchos más. Ser donante es un título que se lleva en el corazón, define a una persona, habla de ella".

Para reforzar su campaña personal, "una de las cosas que le da sentido a mi vida", pide a las administraciones que refuercen las campañas informativas "en los ambulatorios, por ejemplo, en los centros de salud y también recordando la función del testamento vital, que poca gente conoce y fija por adelantado la voluntad de donar los órganos. Por favor, no cuesta nada hacerlo y es muy importante. Muchas personas pueden tener la suerte que tuve yo".

 

Sobre el autor:

Afot

José Landi

Nacido en Cádiz, en 1968. Inicia su trayectoria en 1990. Columnista, editorialista, redactor, colaborador, corresponsal o jefe de área en 'El Periódico de la Bahía de Cádiz', 'Cádiz Información', 'Marca', 'El Mundo' y 'La Voz de Cádiz'. Ha colaborado en magacines o integrado tertulias de Canal Sur Radio, Cadena SER, Canal Sur Televisión, Onda Cero y COPE. Premio Paco Navarro de la Asociación de la Prensa de Cádiz en 1997 y 2012 (a título colectivo). Premio Andalucía 2008 a la mejor labor en internet (colectivo). Ganador del I Premio de Relatos Café de Levante. Autor de la obra de autoficción ("no sabía que existiera ese género", dice) 'Ya vendrán tiempos peores' (Editorial Cazador, 2016). Puso en marcha el proyecto de periodismo gastronómico 'Gurmé Cádiz' y mantuvo durante diez años blog como 'El Obélix de San Félix' y 'L'Obeli'. Forma parte del equipo que realiza el 'podcast' de divagación cinematográfica 'A mitad de sala'.

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