Para muchos, el barrio sevillano de Bellavista es sólo una zona donde se hace los exámenes para aprobar el carnet de conducir. Para otros, sin embargo, es toda su vida. Presente y pasado, recuerdos y vivencias en unas calles que este 2025 cumplen 100 años. Al abandonar el barrio con dirección Sevilla centro llama la atención las pancartas que cuelgan de uno de sus puentes. Dichas pancartas hacen referencia a un parque de Lipasam que el Ayuntamiento ha anunciado en el barrio. Los vecinos de los Jardines de Hércules no lo quieren y han obligado al gobierno local a frenar el proyecto. Es uno de los muchos agravios que los vecinos de Bellavista han tenido que evitar en el último siglo.
"Los coches y los instrumentos de limpieza no tienen por qué ponerse al lado de esa urbanización. Hay sitios que están más aislados y los vecinos llevan razón". Estas palabras pertenecen a Antonio Andrade, presidente de la asociación de vecinos Unidad de Bellavista. Podría ser un colectivo más que lucha por el barrio, pero dicha asociación, en palabras de su presidente, es la primera asociación de vecinos que se legalizó durante el franquismo en Andalucía y la segunda de toda España. "Esperamos que el Ayuntamiento reflexione y busque un espacio que sea mucho más racional". Andrade apunta que las movilizaciones de hace unos meses fueron fundamentales, aunque se mantiene la tensión.
La movilización de los vecinos hizo que el gobierno de José Luis Sanz tuviera que retroceder en sus intenciones. Meses después del anuncio, el Ayuntamiento tuvo que crear una comisión para estudiar la ubicación donde se construirá el futuro parque auxiliar de limpieza y en la que participan distintas entidades del distrito Bellavista. La Plataforma Vecinal Jardines de Hércules insiste en que el parque es "incompatible con la vida cotidiana de una zona residencial de 7.000 habitantes".
Sin embargo, parece que el barrio más al sur de Sevilla no puede vivir varios meses con tranquilidad. Tras frenar la instalación del parque de limpieza ha surgido otro tema que ocupa las conversaciones de todos los vecinos. Un tema que no es ajeno al resto de la ciudad, pero que puede tener un impacto mucho mayor en Bellavista, al ser un barrio alejado del centro de la ciudad. El nuevo proyecto de la línea 3 del Metro establece que los trenes irán por la superficie al llegar a esta zona de la capital. El Ayuntamiento, hasta ahora, ha defendido este proyecto señalando que con el PSOE "la palabra Bellavista no existía".
La reivindicación del Metro en el barrio no es nueva. La asociación de vecinos Unidad lleva años pidiendo que el trazado de la red no se quedara en los Bermejales, sino que llegara hasta Bellavista para ampliarlo al Hospital de Valme. "Daría un servicio importantísimo a los vecinos y a los propios trabajadores del hospital. Afectaría de forma muy positiva a la movilidad". Aun así, aunque esta parte se ha atendido, los vecinos del barrio han encontrado que la intención es construirlo en superficie. "Es una barbaridad. Aquí había un bulevar donde iba la N-IV hace muchos años y el barrio estaba completamente dividido. Hubo grandes movilizaciones y se consiguió un desvío para evitar que pasaran los camiones. Eso provocó que se pudiera cohesionar el barrio", explica Antonio.
Más de 20 entidades del barrio han creado una plataforma para mostrar su disconformidad con el proyecto. Sus portavoces dejan claro que si hay que movilizarse lo harán. De momento ya están preparando las alegaciones porque no entienden "la actitud del Ayuntamiento". "Aquí pasamos sudor y lágrimas para eliminar la barrera arquitectónica que había antes", dice Antonio en referencia a la carretera. "Y ahora nos quieren meter el metro en la avenida. Es una auténtica barbaridad. Claro que queremos metro, pero que sea soterrado".
La primera asociación de vecinos legalizada en Andalucía y un centenario que no convence
Aunque el tema de fechas siempre es controvertido, la asociación de vecinos Unidad de Bellavista se define como la primera que fue legalizada en Andalucía. Esto ocurrió el 13 de noviembre de 1970, aunque el trabajo venía de antes. Antonio Andrade sólo tiene referencia de una asociación en Madrid legalizada antes.
Hasta los años 60, en el barrio se andaba por fango. "Históricamente, nos hemos sentido muy discriminados. Hasta 1960 se ha vivido de forma totalmente infrahumana", asegura el presidente de la organización. Esta situación provocó que cada uno de los avances se consiguiera a base de reivindicaciones y movilizaciones. "A Bellavista siempre la han tenido al sur del sur". Por ello, situaciones como la que está ocurriendo con el metro provoca un dolor aún más profundo en una zona de Sevilla que nunca se ha sentido tan mimada como otras.
Nadie en sus calles oculta que es un barrio compuesto históricamente por trabajadores. De hecho, sus orígenes están relacionados con el Canal de los Presos, que se encuentra a pocos metros. Cuando acababan la condena, muchos se quedaban a vivir en la zona. "El perfil del barrio ha sido de trabajadores con cultura progresista", reconocen. Los resultados electorales siempre han respaldado este mapa sociológico.
Durante esos años de dictadura, todas estas protestas estaban dentro de la junta colaboradora, el organismo que servía de asociación de vecinos. "Las reivindicaciones se han conseguido a base de movilizaciones", insiste Antonio, que lleva más de una década al frente de la asociación.
Ahora el barrio cumple un año, pero para determinados vecinos la conmemoración de la fecha no está siendo justa. "Queremos que en el centenario se escriba la historia real de Bellavista", cuentan. Esta historia real no es más que poner en valor a las personas y entidades que han llevado a cabo todas las reivindicaciones durante estas décadas. "La historia real de Bellavista la hicieron sus gentes y eso es lo que hay que destacar. En 1960 aquí vivíamos en condiciones tercermundistas. No teníamos ni agua ni luz. Sólo había una candela. En algunas viviendas las necesidades se hacían en un cubo y se tiraban a la calle".
Todo este legado se mantiene en las actas que custodia la asociación en su sede. Una sede por la que han pasado 14 presidentes y 187 personas para dedicar su tiempo y conseguir que Bellavista sea un barrio como otro cualquiera sin recibir nada a cambio. "Aquí lo importante ha sido el sacrificio de los vecinos para conseguir los objetivos de un barrio que siempre ha estado olvidado".
