El Gusanito Lector, la librería de la calle Feria de Sevilla que salvaron amigos y vecinos

La jubilación de su dueña original la puso en peligro, pero el milagro de la literatura ocurrió en este céntrico barrio sevillano. Ahora se enfrenta a la inmediatez de las grandes superficies con cercanía y actividades que la hacen diferente

El Gusanito Lector es una mítica librería de la calle Feria.

Cuando uno pasea por la calle Feria en Sevilla tiene complicado encontrar las palabras o la expresión que la defina de la mejor manera. Algunos dicen que es la calle más sevillana de todas. Otros critican que se haya convertido en uno nido de apartamentos turísticos. Difícilmente encontraremos dos definiciones igual, pero cuando uno pasea por ella, sabe que no va a encontrar una calle igual en ninguna otra ciudad. Desde Resolana hasta San Juan de la Palma, haya o no haya 'El Jueves'.

Más cerca del extremo de Resolana que del opuesto, a pocos metros de la calle Relator y próxima al mercado de Feria encontramos una librería que, aunque está en el centro de una ciudad turística como Sevilla, no pierde el encanto de ser una librería de barrio. Y, además, ellos lo lucen con orgullo. Nada más entrar un ejemplo de la Sevilla más diversa: un libro del Santísimo Cristo de las Penas (Triana) se sitúa al lado de un libro que luce 'Orgullo' con la bandera LGTBI+, "aquí cabe todo, nos gustan esos guiños", nos dice la encargada reconociendo que es algo hecho a propósito. No hay demasiada temática cofrade, pero en estas fechas las distribuidoras mandan los títulos sin siquiera pedirlos. Lo que no falta es el feminismo y la Memoria Histórica.

Es una librería que aboga por la diversidad.   MANU GARCÍA
Paca es la actual encargada de la libería, lleva ocho años.   MANU GARCÍA

Se trata de El Gusanito Lector. Es víspera de Semana Santa en la ciudad y nos atiende Paca, la encargada de esta pequeña librería donde lleva ya más de ocho años trabajando. El establecimiento, por su parte, tiene 26. Comenzó en la acera de enfrente, aunque al poco tiempo cambió de local. Hace unos años estuvo a punto de echar el cierre porque su dueña, Esperanza, se jubilaba y no encontró a nadie al que poder traspasar el negocio. Sin embargo, el milagro que ocurre en estos lugares terminó sucediendo. Se convirtió en Sociedad Limitada gracias a vecinos, amigos y gente de la cultura que no querían que la librería muriese, según explica Paca. Esperanza sigue vinculada a través de esas participaciones. Y es que, lo importante y la responsabilidad es "cumplir las expectativas de un barrio".

En estos 26 años, el oficio de librero ha cambiado mucho. "No sólo te tiene que gustar, sino que tienes que saber de libros", dice Paca. Esto seguramente siga igual que siempre, pero ahora este tipo de comercio tienen dos rivales: las grandes superficies y los libros electrónicos. Estos últimos parecen que no ha terminado de calar y "cada vez se escucha menos". A diferencia de lo que ocurre con la música o con el cine, el olor a libro físico sigue teniendo un gran peso en el lector a la hora de elegir el formato. Como no podía ser de otra forma, esta librera hace referencia a un libro para explicarlo. En concreto a El Infinito en un Junco, de Irene Vallejo, "es un utensilio que no ha desaparecido a pesar de los tiempos y de las modas. El amor al libro en papel no ha bajado".

La librería estuvo a punto de cerrar, pero vecios y amigos la salvaron.   MANU GARCÍA
La variedad de libros es infinita.   MANU GARCÍA

A los grandes almacenes parece más complicado vencerlos, "hay clientes que te atacan con la palabra Amazon", cuenta Paca sobre la necesidad de algunos clientes de tener el libro que quieren al día siguiente. Esto para muchas librerías pequeñas es imposible, pero hay otros aspectos que hacen que merezcan la pena, "potenciamos la cercanía, esto es un punto de encuentro, siempre puedes tener una conversación con otro lector. Lo llamas por su nombre, sabes lo que le gusta al niño o lo que está leyendo su madre. Es diferente a estar con una pantalla y seleccionar el libro que quieres".

Pero claro, Amazon no deja de ser una web con sus algoritmos, que pueden hacer sus recomendaciones, pero sin capacidad de interpretar las emociones humanas. Aunque de eso se libran, porque, aunque es bonito interactuar, Paca también reconoce que "recomendar es un deporte de riesgo". En El Gusanito Lector funcionan preguntando lo último que el cliente ha leído, a veces se opta por algo que siga la misma línea, aunque en otras muchas recomiendan "todo lo contrario porque nos acomodamos".

Detalles de El Gusanito Lector.   MANU GARCÍA

De cualquier forma, esta librería está abierta a las devoluciones en caso de fallar en la recomendación, "no es plan de hacer enemigos". Y como aquí no gustan los enemigos, en ocasiones se indica otra librería de barrio en la que tengan lo que el lector mucho. Esto puede significar perder una venta, "pero hago un amigo. Lo importante es que leas lo que quieres leer".

Por si fuera poco y no hubiera los suficientes lazos, esta librería de la calle Feria también organiza sus propios clubes de lectoras en el que clientes habituales quedan para comentar un libro que han leído previamente. Normalmente, hasta cuentan con el autor del libro, "es enriquecedor porque lo que no has visto tú lo ha visto alguien", expresa Paca. No es lo único que se hace en este pequeño local para profundizar en la literatura. También hay talleres de escritura creativa donde el escritor y poeta Paco Ramos da herramientas para escribir. Ahora, además, también se desarrollan talleres de clásicos de la literatura "para perderles el miedo", en la actualidad, el grupo de El Gusanito Lector trabaja en el libro Ulises junto al profesor de literatura Tomás del Rey. No es el primero ni el último al que se enfrentan.

La variedad de clásicos de la literatura es una de las cosas más especiales.   MANU GARCÍA

Otra de las peculiaridades de esta librería es que abre los siete días de la semana. Abrir los fines de semana tiene sus razones: venden prensa. Los propios trabajadores reconocen que cada vez venden menos pero que es una costumbre de la anterior propietaria. "El domingo tenemos un tipo de cliente muy especial, con muchas inquietudes culturales", concreta Paca, antes de añadir que normalmente con el periódico también se llevan un libro.

Con la pandemia ya prácticamente superada, El Gusanito Lector mira aquella etapa con cierto cariño dentro de la crueldad de los momentos vividos, "en los primeros meses la gente se refugió en los libros y en el comercio de cercanía". Que esta frase no sirva sólo para las pandemias y los libros, con sus librerías de barrios, sean un refugio para siempre.

El objetivo de la librería es "cumplir las expectativas de un barrio".   MANU GARCÍA

 

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