"Yo estoy muy orgullosa de mi barrio. Fue pionero en ese cambio tan grande que hubo cuando nació esa clase media trabajadora". Carmen ha sido la última en 'aterrizar' en la conversación, pero a sus 92 años es capaz de resumir con una frase el sentir general de una zona de Sevilla que tiene casi un siglo de historia y, quizás, para muchos sea poco conocida y para sus vecinos es poco reconocida.
El Retiro Obrero, situado junto a la Avenida Miraflores, celebra este fin de semana su tradicional 'Velá' y lo hace con el objetivo de reconocer a sus 'heroínas'. Las mujeres que desde que se instalaran las primeras viviendas en la zona, allá por 1928, han ayudado a levantar el barrio. Una mención que no busca personalizar en nadie, sino más bien, al contrario. Preservar ese carácter colectivo y de comunidad que se respira por las calles y darle valor a todas las generaciones que han participado para que se mantenga esta esencia.
"Las mujeres siempre han estado ahí. Por eso me gusta hacerles este reconocimiento. Además han pasado 20 años desde que se fundó la asociación y no hay que olvidar a las personas que siempre han estado", cuenta Basilio, el presidente de la Asociación Histórica Retiro Obrero, una organización que busca que, precisamente, la historia del barrio no se olvide y los nuevos vecinos se empapen de ese espíritu de comunidad que siempre ha existido. Basilio, además, no nació allí, aunque lo parece.
Junto a Basilio están Pilar, Angelines, Rosa y la ya mencionada Carmen. Cuatro mujeres de cuatro generaciones distintas que mantienen el mismo discurso sobre estas calles que rodean la Avenida Miraflores. Carmen, que durante esa mañana ha ido al médico, apunta que hacía años que no pasaba por allí.
La peculiaridad de la zona es que nace en los años 20, una época donde la mujer principalmente se dedicaba al hogar. "Aquí se implicaron mucho. Algunas viudas, otras por la enfermedad del marido, otras porque el marido no tenía esa voluntad... pero ellas siempre han estado ahí", señala Angelines, actual secretaria de AHRO, tras 30 años viviendo en el barrio. Como no podía ser de otra manera, una de las mujeres reconocidas en este homenaje. Esta vecina señala especialmente a las señoras mayores. "A lo mejor están en sus casas y creen que nadie se acuerda de ellas".
Pilar acumula más de 40 años viviendo en lo que se conoce como Retiro Obrero y replica ese discurso colectivo. "Aquí ha habido muchas señoras y que han trabajado, han llevado a sus hijos al colegio, han estado en esos colegios, se han criado aquí y ahora que son mayores siguen viviendo aquí. Eso hay que reconocerlo". Precisamente, Pilar defiende esa vida que, quizás es de otra época, donde se saluda a todo el que pasa por la calle o se deja la puerta abierta. "El reconocimiento es una satisfacción".
Una de esas mujeres que están siempre en el recuerdo del barrio es Paquita. Desde hace años, no puede salir de casa por una enfermedad, pero los veteranos del lugar la recuerdan con megáfono en mano y reivindicando en la puerta del Ayuntamiento. "Se ha peleado mucho con los políticos, no se creía nada. Buscaba que no le prometieran algo para coger votos. Ella nació en el barrio". Una lucha que el distrito Macarena reconoció de forma oficial hace algunos años.
"Mi hermana ha luchado mucho. Era la guerrera de la familia. Mi madre decía 'claro, como nació un dos de mayo'", añade Carmen, quien mejor la conoce. "Era una persona que no toleraba las injusticias. La tripa se le retorcía. Y tenía la capacidad de saber expresarse. No tenía miedo de decírselo a nadie", comenta Basilio para completar el perfil.
Por las características del barrio, había mujeres muy formadas para dicha época. Carmen le da mucho mérito a su abuelo, pero también a la mezcla que sufrió el propio barrio. Esta vecina lo explica con la llegada a una zona del barrio de una clase media que incluía a sanitarios, trabajadores ferroviarios y personal del Ayuntamiento. "Esa clase 'de monos y alpargatas' se fue refinándose por el contacto con otros señores y acabó mandando a sus hijos a la universidad cuando antes decían que eso no hacía falta. Por eso digo que este barrio ha sido pionero en Sevilla en la creación de la clase media que nace más tarde en otros lugares".
Precisamente, Carmen se incorporó al mercado laboral en el año 51 en una oficina, "eso era un lujo". Luego pasó a ser un ama de casa, aunque ella dice que "eso no fue ser una heroína". Su hija Rosa, no obstante, la discute. "Tenía un buen trabajo...".
Pese al orgullo que existe entre los vecinos, el barrio también ha pasado por momentos complicados. Durante la dictadura, los techos de varias casas se derrumbaron. Carmen y el resto de afectados acudieron a la Caja Nacional, pero el presupuesto del organismo estaba completamente agotado. La situación acabó con una carta a Franco que redactó la propia Carmen. Y, además, lo hizo con éxito.
Ese espíritu de lucha y solidario se mantuvo hasta en los años más complicados del siglo. Carmen cuenta que en el barrio vivía gente con ideologías muy diversas, pero eso no evitó que casas de familias de derechas sirvieran de refugio para obreros e izquierdistas buscados por la dictadura, pese al riesgo que suponía para todos.
La historia del Retiro Obrero y el nacimiento de la asociación
Para entender todo lo que narran estas mujeres hay que conocer el origen de un barrio que ya nace fuera del Casco Histórico de Sevilla. "No es una barriada antigua ni con una arquitectura especial. Lo que tiene es que se diseña y se crea en un momento en el que hay una necesidad de vivienda tremenda", cuenta Basilio, autor de un libro que recoge todos los datos.
Fue entonces la institución del Retiro Obrero la que se implica directamente en un barrio que termina calificándolo como "ejemplar" porque el diseño era muy funcional y adaptado a lo que se veía en Europa. "Lo más fundamental de la barriada es que se dota de los mejores servicios sociales del mundo. Se construye con economato para suministros de alimentación, abastecimiento, un almacén de mantenimiento, una administración, un dispensario médico, colegios, bibliotecas donde se estudiaba y se reunían los vecinos, una guardería para que las mujeres trabajadoras dejaran a los niños y piscinas y zonas de baño... Estamos hablando de 1928, era algo inaudito", recalca Basilio.
Todo ello porque la Avenida Miraflores era uno de los grandes polígonos industriales de Sevilla. "Lo que se buscaba es que esta masa trabajadora tuviera la posibilidad de tener su vivienda. La avenida estaba llena de industria y por detrás las huertas", prosigue. Como no podía ser de otra forma, en todo este diseño entró el de una parroquia, pero con la peculiaridad de que no está dedicada a ningún santo, sino a la Sagrada Familia como símbolo colectivo. Detrás de todo ello había personas muy formadas pero con gran conciencia social como José Gómez Millán o Amante Laffón.
La asociación que ahora pone en valor todo eso, no obstante, nace hace apenas dos décadas y lo hace, de nuevo, por la solidaridad intervecinal. El Ayuntamiento quería derrumbar varias viviendas en 2004 por el nuevo PGOU para hacer una carretera. El barrio, sin embargo, lo impidió. Tanto los vecinos afectados como los que no dijeron que eso no se iba a hacer y el gobierno municipal tuvo que rectificar. Aquello fue el germen de AHRO, la organización que ha facilitado las reclamaciones al Ayuntamiento ya que debido a su creación no es necesario que un vecino de forma individual acuda a protestar a la Plaza Nueva.
El último triunfo tiene que ver, precisamente, con los vestigios de aquellas fábricas. Especialmente una nave que se encuentra al inicio de Miraflores y que se va a restaurar para crear una sala de exposiciones y un centro cívico. Además, se va a adecuar el muro para no impedir la visión desde la calle, como ocurre actualmente. El fin de semana, como cada año, el barrio deja durante un rato la reivindicación para celebrar su 'Velá'. "La hacemos para recordar que el barrio se mantiene entero y que seguimos peleando por algunos valores".